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López Obrador se convierte en el primer presidente de izquierdas de la democracia mexicana

El candidato de Morena arrasa con una victoria del 53% en las presidenciales. El PRI se hunde y pierde gran parte del poder territorial. El ganador lanza un mensaje de tranquilidad a los mercados y promete trabajar para los pobres

Andrés Manuel López Obrador, junto a su mujer Beatriz Gutiérrez Muller, ofrece un discurso a sus seguidores en el Hotel Hilton Hilton tras conocer su victoria / Ap
Andrés Manuel López Obrador, junto a su mujer Beatriz Gutiérrez Muller, ofrece un discurso a sus seguidores en el Hotel Hilton Hilton tras conocer su victoria / Aplarazon

El candidato de Morena arrasa con una victoria de más del 50% en las presidenciales. El PRI se hunde y pierde gran parte del poder territorial. El ganador ha prometido un cambio de régimen

Andrés Manuel López Obrador (AMLO) se convertirá a partir del 1 de diciembre en el primer presidente de izquierdas de la reciente democracia mexicana. El candidato de Morena, de 64 años, perdió las elecciones presidenciales en 2006 y en 2012, pero en esta ocasión ha logrado convencer a los mexicanos con su mensaje de cambio y regeneración.

AMLO obtuvo una victoria rotunda con el 53% de los votos, por encima de lo que le daban los sondeos, sumando 24 millones de votos, con el 93,56% escrutado y una participación del 63,4%. Su apoyo ha sido el mayor en la historia reciente del país, superior al 48% que recibió el priísta Ernesto Zedillo.

En su discurso como ganador, Obrador ofreció reconciliación, se presentó como el presidente de los pobres y lanzó un mensaje claro de moderación y tranquilidad a los mercados.José Antonio Meade, candidato del PRI, fue el primero en reconocer el triunfo de su rival. Pocos minutos después compareció Ricardo Anaya, candidato del conservador PAN, para desearle «los mayores éxitos» al futuro presidente. La rapidez con la que los otros candidatos reconocieron el triunfo de Obrador marca un hito en la joven democracia mexicana y cortó de raíz cualquier debate en torno a un posible fraude electoral tantas veces denunciado por el propio Obrador.

El presidente electo ha conseguido ganar las elecciones sin tener apenas poder territorial. Su partido no manda en ninguna de las 32 gobernaciones del país. Sin embargo, en las elecciones del domingo, Morena logró el triunfo en cinco de los nueve estados en los que se celebraron votaciones, entre ellos Ciudad de México, donde también por primera vez una mujer (Claudia Sheinbaum, del partido de Obrador) ganó una elección.

Asimismo, arrasó en las dos cámaras del Congreso. Con más del 60% del voto escrutado, la coalición de partidos que le acompaña, Juntos Haremos Historia, obtuvo mayoría holgada entre diputados y senadores. De confirmarse, el nuevo presidente tendrá gran margen de maniobra para aprobar leyes e incluso revertir alguna de las reformas estructurales que aprobó el saliente Gobierno de Enrique Peña Nieto, como la educativa.La campaña que ha llevado a Obrador al poder ha mantenido un perfil bajo, evitando cualquier debate polémico y ofreciendo su cara más amable, al contrario del discurso radical de 2006, cuando arremetía contra el capitalismo.

En esta ocasión, ha prometido cambiar de régimen, atajar la corrupción y disminuir las desigualdades y la violencia. Su gabinete está formado por ex miembros del PRI y del PAN, pero también por activistas sociales.Las elecciones dejan al PRI (15,9% en las presidenciales) en una posición delicada, con un poder disminuido a nivel regional y con gran parte de la población enojada por las políticas de Peña Nieto. El conservador Anaya (22%) tampoco ha logrado convencer al electorado y capitalizar el voto útil que se disputaba con el PRI. El partido tradicional de izquierdas mexicano, el PRD, que se alió con la derecha, suma también un mal resultado que pone en cuestión su futuro.Obrador ofreció dos discursos tras la victoria, uno más institucional y otro en la plaza del Zócalo, más en clave electoralista, ante miles de seguidores que celebraron un momento histórico.

En el primero proclamó que quiere pasar a la historia «como un buen presidente» y anunció que con su victoria comienza la cuarta transformación de la vida política de México, como Hidalgo lo hizo en la Independencia, Juárez en la Reforma o Madero en la Revolución.«El nuevo proyecto de nación buscar establecer una auténtica democracia, no apostamos por construir una dictadura encubierta. Los cambios serán profundos, pero se darán con apego al orden legal establecido», dijo el ganador. También quiso desmentir a los que piensan que es un político iliberal al afirmar: «Habrá libertad empresarial, libertad de expresión, de asociación y de creencias. Se respetará la autonomía del Banco de México.

El Gobierno mantendrá la disciplina financiera y fiscal y se reconocerán los compromisos contraídos con bancos y empresas extranjeras». Obrador advirtió de que se revisarán los contratos energéticos con empresas y que «ante cualquier anomalía se acudirán a los tribunales nacionales e internacionales, siempre por la vía legal. No actuaremos de manera arbitraria ni habrá confiscaciones de bienes».El presidente electo añadió que erradicar la corrupción y la impunidad será la principal misión del Gobierno. «La corrupción no es un fenómeno cultural, sino el resultado de un régimen político en decadencia.

Este mal es la causa principal de la desigualdad». Prometió ser implacable con la corrupción «de los compañeros de lucha, con los amigos y los familiares. Un buen juez por la casa empieza». Si se combate la corrupción, dijo, «no habrá necesidad de aumentar impuestos en términos reales ni endeudar al país. Bajaré el gasto corriente y aumentará la inversión pública para impulsar la actividad productiva y crear nuevos empleos».