Política exterior
Los «adultos» siguen al mando en EE UU
El 25 de mayo del año pasado, Donald Trump se abrió paso a empujones en la foto de familia de la cumbre de la OTAN en Bruselas. Quería estar en primera fila en su debut como presidente de EE UU y apartó de un codazo al primer ministro de Montenegro, que reaccionó con elegancia y cara de circunstancias. Pero no fue el único que sufrió los pésimos modales del republicano. Trump dedicó su primer discurso ante la Alianza Atlántica a criticar al resto de países por no pagar su parte y les acusó de deber “cantidades masivas de dinero” al contribuyente estadounidense. En realidad, el presidente de EE UU no dijo nuevo; durante la campaña había amenazado a los aliados que no aumentaran su gasto en Defensa al 2% del PIB con dejarlos solos en caso de ataque. También declaró que la OTAN, “esa organización extranjera”, estaba “obsoleta”.
Un año después de su llegada a la Casa Blanca y nueve meses después del empujón de Bruselas, todo indica que la OTAN sobrevivirá a Trump. El artículo 5, el que invoca la defensa colectiva, tampoco está en discusión. Y al menos ocho de los 29 países miembros han superado el 2% de la discordia y seis están muy cerca. Por cierto, el compromiso fue fijado para 2024 y se alcanzó en 2014, mucho antes de que el mandatario entrara en escena. En un encuentro con periodistas europeos en Washington DC, el que fuera vicesecretario general de la Alianza entre 2012 y 2016, Alexander Vershbow, considera que hay motivos para creer que la continuidad está asegurada pese al pánico inicial, que él mismo compara con “una visita de dos horas al dentista”. "Pronto se vio que había adultos en la habitación”, continúa este diplomático. Es decir, que tuitear es una cosa y gobernar es otra bien diferente. Parafraseando al actual secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, Vershbow recuerda que “las acciones hablan más alto que las palabras” y que “EE UU ha mantenido el compromiso de reforzar el flanco aliado por el este adquirido tras la invasión rusa de Crimea en 2014 con un incremento de 1,4 billones de dólares en 2017 y 1,7 en 2018” en la Iniciativa para la Defensa de Europa (EDI en sus siglas en inglés). Más allá de sus declaraciones, Trump suscribe la política que ha llevado a cabo su Administración en el último año y la Estrategia Nacional de Defensa, que hace hincapié en la importancia da la OTAN. “Ha llegado a decir últimamente que él es más duro con Rusia que Obama”, señala con una media sonrisa este embajador estadounidense que sirvió en Rusia entre 2001 y 2005.
El realismo se habría impuesto a las aspiraciones iniciales del inquilino de la Casa Blanca en la cooperación transatlántica. A Hans Binnendijk, analista de la RAND Corporation, le gusta ver la Administración Trump con la mirada de Clint Eastwood: “Su estilo es feo, algunas de sus políticas son malas pero sus acciones sobre la OTAN entrarían en la categoría de buenas”. “El grupo de adultos del que se ha rodeado Trump está teniendo efecto positivos”, asegura Binnendijk, a quien le preocupa especialmente que en Europa sólo nos estemos fijando en lo “feo y lo malo”. “Hay que recordar que este periodo es temporal y que pasará. No dejemos que algunos elementos nos dividan y mantengamos una visión global”, sugiere.
No cabe duda de que hace doce meses la cosa pintaba mucho peor en términos de la defensa de Europa. El hecho de que hayan sido los países del este, los que están en primera línea de fuego, los primeros en apuntarse al, por otra parte, justo 2% hace pensar que el “mérito” en realidad es atribuible al presidente ruso, Vladimir Putin. Aunque es posible que haya alguien en la Casa Blanca que tuitee lo contrario.
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