Independencia de Reino Unido

Los británicos podrán echar a los diputados corruptos condenados

La reina Isabel entra, ayer, en Westminster, donde leyó los proyectos de ley del Gobierno, como es tradición
La reina Isabel entra, ayer, en Westminster, donde leyó los proyectos de ley del Gobierno, como es tradiciónlarazon

Los británicos, por primera vez, podrán obligar a dimitir a los diputados que sean corruptos. La medida se acordó en el pacto firmado en 2010 por David Cameron y Nick Clegg para formar un Gobierno de coalición, pero no fue hasta ayer cuando se presentó formalmente en Westminster a través del llamado Discurso de la Reina. Como marca la tradición, la soberana leyó las propuestas para el próximo curso legislativo. Es cierto que la pompa real adquiere siempre su propio protagonismo: Isabel II, vestida de blanco, es llevada desde el Palacio de Buckingham hasta el Parlamento en carroza. Igual que el año pasado, la monarca pronunció el discurso acompañada de su hijo, el eterno sucesor al trono, el príncipe Carlos. El reciente anuncio de abdicación de Don Juan Carlos ha puesto en el punto de mira a Inglaterra, que, por el momento, no parece que vaya a seguir los mismos pasos. Más allá de las cuestiones de realeza, la cita no deja de tener contenido político. La propuesta para evitar más escándalos por diputados que han abusado de su poder era esperada desde hace tiempo. Pero fue criticada por las propias filas conservadoras y liberal demócratas al venir con letra pequeña. El electorado sólo podrá quitar de su puesto a un parlamentario que esté condenado a 12 meses de cárcel, pero en el resto de casos de mal comportamiento, la decisión final la tendrá un comité de los Comunes.

Fue la única medida que mereció una mención especial entre las once propuestas legislativas que componían el discurso. Había gran expectación, ya que se trataba del último plan del Gobierno de coalición antes de las elecciones generales del año que viene. Sin embargo, no tuvo el impacto que se le presupone a un primer ministro que aspira a conseguir mayoría absoluta. La reforma de las pensiones, considerada la pieza central del programa, había sido ya anunciada hace meses, por lo que la oposición laborista rápidamente acusó al líder «tory» de haberse quedado sin ideas. El resto de formaciones también criticaron que no había propuestas exigidas por el electorado en los recientes comicios europeos, como las relacionadas con el control de la inmigración o un proyecto que garantizase por ley la convocatoria de un referéndum sobre Europa. Cameron se ha comprometido a celebrar un plebiscito sobre la permanencia o salida del país de la UE en 2017, siempre que los conservadores ganen las elecciones, pero el ala más euroescéptica de sus propias filas considera que la promesa es insuficiente a juzgar por el avance en las europeas del Partido de la Independencia de Reino Unido (UKIP), de Nigel Farage, que en mayo hizo historia al romper, por primera vez en el país, el monopolio del bipartidismo.

Con respecto a Escocia, la reina dijo que el Gobierno se comprometía a facilitar más autonomía en materia financiera y a trabajar para mantener a la región dentro de Reino Unido. Un mensaje con el que el «tory» espera convencer al 12% del electorado aún indeciso ante el referéndum de independencia del 18 de septiembre. Las últimas encuestas muestran un incremento en el apoyo a la unión. El 51% quiere seguir en Reino Unido, frente al 37% que aboga por la separación.

En materia de asuntos sociales, se incluyó un proyecto de ley que ampliará la definición de crueldad hacia los menores al incorporar el daño emocional de los niños que no reciben afecto de sus padres. Y también un proyecto que obligará por ley a denunciar casos de tráfico de personas con fines de prostitución o esclavitud.