Política

Trípoli

Los combates en Trípoli provocan una ola de desplazados

Varias milicias rivales se disputan encarnizadamente el barrio de Salahaddin, al sureste de la capital

Varias personas comprueban los daños ocasionados por un cohete que impactó ayer en un campo de refugiados de Trípoli
Varias personas comprueban los daños ocasionados por un cohete que impactó ayer en un campo de refugiados de Trípolilarazon

Varias milicias rivales se disputan encarnizadamente el barrio de Salahaddin, al sureste de la capital.

En un episodio que muchos veían venir desde lejos, una nueva serie de enfrentamientos entre milicias rivales ha hundido Trípoli en la peor ola de violencia que se ha registrado en la ciudad durante los últimos años, y que ha puesto punto y final de forma abrupta a la frágil estabilidad que había caracterizado la capital de Libia desde el año pasado.

Los choques entre los grupos locales, concentrados en el sur de la ciudad, empezaron el lunes de la semana pasada cuando la Séptima Brigada, una milicia de la localidad de Salahaddin, al sureste de Trípoli, lanzó una fuerte ofensiva contra dos de las milicias más poderosas de la capital, las Brigadas de los Revolucionarios y el Batallón Nawasi.

Por el momento, al menos 41 personas han perdido la vida en los choques y más de 128 han resultado heridas, según el recuento efectuado por los hospitales de la ciudad, en lo que algunos medios consideran la semana más mortífera que ha vivido Trípoli desde 2011. Además, al menos 1.825 personas han tenido que abandonar sus casas a causa de la violencia, de acuerdo con el Departamento de Primeros Auxilios y Servicios de Emergencia.

«Básicamente estamos viviendo día a día y solo salimos de nuestras casas si es necesario», explica a LA RAZÓN una vecina de Trípoli. «La mayoría de la gente dice que la situación actual es como ninguna otra antes», asegura.

Como consecuencia de los combates, las autoridades libias se vieron obligadas a cerrar el aeropuerto de Trípoli el pasado viernes tras el lanzamiento de diversos cohetes en su dirección, y el domingo unos 400 prisioneros escaparon de una cárcel del sur de la ciudad al aprovechar el caos desatado por los choques que se producían en sus aledaños.

«Estos intentos de debilitar a las autoridades legítimas de Libia y obstaculizar el proceso político en curso no son aceptables», aseveraron Washington, París, Roma y Londres en un comunicado conjunto emitido el sábado, un día antes de que el Gobierno de Acuerdo Nacional (GNA) apoyado por Naciones Unidas declarara el estado de emergencia. Hasta ahora, sin embargo, los intentos de mediación para intentar contener la situación han sido en vano y de nada han servido las llamadas a la calma de la comunidad internacional. A su turno, Matteo Salvini, ministro del Interior de Italia, cuya embajada fue el blanco de un ataque fallido con cohetes el lunes, también ha anticipado que su país no piensa intervenir directamente.

La nueva oleada de enfrentamientos en Trípoli pone de relieve la debilidad del GNA establecido en la ciudad, puesto que al no disponer de fuerza militar propia depende de una frágil alianza de milicias que, supuestamente, debe garantizarle la estabilidad. En este sentido, Trípoli se encuentra actualmente bajo el control de cuatro grandes milicias que se lucran directamente de los beneficios del Estado y de la economía informal y las redes de delincuencia de la capital. Una situación muy suculenta que solo ha contribuido a desgastar a los locales.

«La gente sufre mucho debido a que las milicias se apoderan de todo», explica un vecina de Trípoli contactada por este diario, que no exime de culpa a ninguna parte: «Las milicias son el resultado del caos en el que se hallaba el país, [por lo que] también se debe señalar al Gobierno».