Política

Brexit

Los dos escenarios del Brexit: de la incertidumbre económica al segundo referéndum

Un manifestante pro Brexit ondea la bandera de Reino Unido en el exterior del Parlamento de Londres
Un manifestante pro Brexit ondea la bandera de Reino Unido en el exterior del Parlamento de Londreslarazon

El 12 de abril se ha convertido en el nuevo horizonte de los británicos. Si el Parlamento rechaza pedir una prórroga larga para salir de la UE, ese día Reino Unido se tendría que ir del club comunitario por las bravas.

Escenario 1: Salida caótica en dos semanas

La posibilidad de un divorcio sin acuerdo se ha aplazado hasta el 12 de abril, último día del que dispone Reino Unido para aclarar si concurre a las elecciones europeas. En un principio, el plazo terminaba ayer pero las cancillerías decidieron activar esta mini prórroga ante la debilidad de May que hacía presagiar un nuevo fracaso en Wetsminster. Fechas aparte, las consecuencias siguen siendo las mismas. Bruselas ha presentado 19 medidas, de las que 17 ya han sido aprobadas (una de las pendientes es la exención de visados que permanece bloqueada por la mención al Peñón de Gibraltar como colonia). Todas estas medidas son temporales y sujetas a la reciprocidad (la única excepción a esto último es el programa Erasmus, sólo durante este curso lectivo). Fuentes diplomáticas recuerdan que no se trata de establecer minitratados y que el Brexit caótico no puede sustituir la permanencia en la UE. El 13 de abril la legislación europea dejará de aplicarse de manera automática en Reino Unido y cualquier disputa comercial deberá resolverse de acuerdo a las normas de la Organización Mundial del Comercio. Volverán los aranceles y las colas a las aduanas ya que deberán ponerse en marcha controles fitosanitarios.

Derechos ciudadanos

Bruselas invita a las capitales a un comportamiento «generoso» siempre que haya reciprocidad por parte de Londres. Concretamente, se muestra a favor de la conservación del derecho de residencia y promueve mecanismos de coordinación sobre el acceso a la seguridad social, asimismo también se contabilizará el periodo trabajado para el computo de las pensiones. Bruselas también pretende dejar exentas de visado a las estancias de corta duración (90 días) si Londres hace lo mismo, lo que incluye a los ciudadanos de Gibraltar. A pesar de esto, los pasaportes de los británicos deberán ser sellados para comprobar la duración de su estancia.

Transporte

Se trata de asegurar una «conectividad básica» sin mantener las ventajas del Cielo Único Europeo. Se garantizará durante doce meses la prestación de determinados servicios aéreos. Iberia tendrá seis meses para adaptar su accionariado, ahora bajo control británico como modo de no perder la licencia. Los viajes en autobús y en tren podrán continuar siguiendo las normas internacionales.

Mercancías

Se permitirá el acceso de los bienes británicos en transporte por carretera siempre y cuando el Gobierno de Londres haga lo mismo con los camiones procedentes de los Veintisiete y se aplicará la legislación sobre exportaciones e importaciones.

Servicios financieros

Bruselas propone una equivalencia de un año para las cámaras de compensación que trabajan con derivados. Los bancos y aseguradoras británicas no podrán operar en el territorio comunitario si no se establecen en alguno de los países europeos, cosa que ya han hecho muchos de ellos.

Escenario 2: Una prórroga prolongada

Si lo peor no sucede y el Brexit caótico queda conjurado, Reino Unido amanecerá el 13 de abril como un país todavía miembro de la Unión Europea, aunque la gran incógnita es por cuánto tiempo ya que aún se desconoce la duración de una prórroga larga, cuya extensión debe ser aprobada por todas las capitales europeas.

Segundo referéndum

Es la hipótesis favorita de algunos líderes como el presidente permanente del Consejo, Donal Tusk, que confían en un resultado positivo a favor de la permanencia en una segunda votación.

Elecciones a la Eurocámara

Como primera muesca en el calendario, Reino Unido deberá participar en los comicios europeos (23-26 de mayo) y enviar a Bruselas una nueva hornada de eurodiputados británicos. El número de escaños permanecería inalterable respecto a la actual legislatura (751) y algunos países, entre ellos España, no verían aumentado su número de representantes. Habría que esperar a la consumación del Brexit en plena legislatura para que el abandono de los eurodiputados británicos se convirtiera en una realidad. Hasta entonces, participarían en la elección del presidente de la Comisión Europea y tendrían poder de veto sobre asuntos tan sensibles como el nuevo marco financiero plurianual.

Comicios generales

La debilidad de la primera ministra inquieta cada vez más a las capitales europeas. La oferta de dimisión de Theresa May estaba tan sólo circunscrita a la aprobación del acuerdo de divorcio, pero uno de los interrogantes sigue siendo si seguirá siendo la inquilina de Downing Street en los próximos meses o incluso días. Parece incluso poco probable que consiga llegar en plena forma a la cumbre del 10 de abril. Pero con May nunca se sabe. La llegada de un nuevo liderazgo a Reino Unido también permitiría otro plan de negociación y que incluso Downing Street rompa sus líneas rojas y apostara por la Unión Aduanera como relación futura. Esta posibilidad resolvería el nudo gordiano de la frontera dura en el Ulster que ha dado al traste con el plan acuerdo de divorcio.

Retirada unilateral

La sentencia del Tribunal de Justicia de la UE permite una revocación unilateral por parte de Reino Unido del artículo 50 sin contar con la opinión de los socios europeos. Este veredicto del Alto Tribunal europeo es visto con esperanza y preocupación a partes iguales. Las reticencias vienen de aquellos que temen un constante chantaje por parte de Londres, si decide pulsar el botón una y otra vez en los dos sentidos. La revocación no excluye una posible nueva activación y que en el plazo de los dos años vuelva a correr para desesperación de las capitales. Fuentes europeas reconocen que el procedimiento para esta segunda hipótesis no está claro. La Comisión Europea siempre ha defendido que la revocación para quedarse en la UE debía realizarse por consenso entre Londres y las capitales europeas, pero el Tribunal de Justicia de la UE no es de la misma opinión.