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Los frutos de la diplomacia deportiva

La Razón
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¿Qué peso ha tenido en el actual clima de apertura de Corea del Norte la participación del equipo de Pyongyang en los Juegos Olímpicos de Pyeonchang? ¿Ha funcionado la diplomacia del deporte?

La diplomacia del deporte puede acompañar a diferentes aspectos con diversos grados de impacto. Pero el uso de los Juegos Olímpicos de Invierno para conseguir un cambio en Corea del Norte debe tratarse con cautela. El Comité Olímpico Internacional y Corea del Sur pasaron años negociando con Corea del Norte antes de los juegos de verano de 1988 en Seúl y sólo consiguieron demandas poco realistas que se retirara finalmente de las conversaciones y boicoteara las Olimpiadas desde verano. En esta ocasión, ambas Coreas se unieron para conformar un equipo común y fue un avance significativo. Sin duda fue un buen comienzo, pero por sí sólo no dará lugar a ningún cambio en el sistema internacional.

Él éxito de Mandela con la diplomacia del deporte siempre ha sido inspirador. ¿Están volcados los Gobiernos en las vías diplomáticas hoy en día o existe una menor predisposición?

Cada vez están más interesados en estas vías y de hecho utilizar a deportistas y acoger megaeventos deportivos como modo de exhibir sus objetivos diplomáticos está en alza. De hecho, por ejemplo, Estados Unidos tiene un programa específico de diplomacia deportiva dentro de la Secretaría de Estado. Uno de los ejemplos más notorios de éxito fue el de la diplomacia del «ping pong», que ayudo a un acercamiento entre Estados Unidos y China en los años setenta cuando un atleta estadounidense se subió a un autobús lleno de atletas chinos.