Inmigración ilegal
Los inmigrantes del último naufragio murieron tras inhalar los gases del motor del barco
Los 49 inmigrantes que murieron el pasado fin de semana a bordo de un barco que naufragó frente a las costas de Libia perecieron tras inhalar los gases tóxicos del motor, según han confirmado a la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) algunos supervivientes. Este sábado, un buque de la Marina italiana rescató a 313 inmigrantes y refugiados, incluidas 45 mujeres y tres menores, de un pesquero medio sumergido a 21 millas de la costa de Libia. En la bodega, los marinos italianos se encontraron los cuerpos sin vida de otros 49.
"La embarcación comenzó a tener problemas unas horas después de partir de Libia e iba muy lenta", ha explicado el portavoz de la OIM Italia, Flavio Di Giacomo, después de que personal de la organización en Catania haya hablado con algunos de los supervivientes a su llegada a tierra.
"El calor en la bodega era insoportable, especialmente en la zona próxima al motor, que estaba soltando humo y combustible", ha añadido, precisando que "algunos inmigrantes consiguieron llegar a la cubierta".
"Nos han dicho que ni siquiera tenían agua para beber", ha afirmado, explicando que "los que estaban cerca del motor no podían moverse y comenzaron a morir uno a uno". "Cuando los equipos de rescate llegaron, se encontraron una situación horrible", ha reconocido.
Según los testigos, los traficantes obligaron a los subsaharianos a sentarse en la bodega, junto con algunos inmigrantes de Pakistán y Bangladesh, mientras que a otros se les permitió quedarse en la cubierta.
"Desgraciadamente esto es bastante común", ha lamentado Di Giacomo. "Los subsaharianos son obligados a permanecer en la bodega, ya que los traficantes les consideran menos valiosos"puesto que "normalmente pagan menos por su pasaje y a menudo ni siquiera consiguen comprar un chaleco salvavidas, su mejor opción para sobrevivir al viaje", ha añadido, en un comunicado.
El portavoz ha destacado que la bodega es la parte más peligrosa del barco puesto que no hay ventanas y solo hay una o dos pequeñas salidas. Los gases que emanan del motor son tóxicos y a menudo provocan la muerte de los que son obligados a viajar bajo cubierta.
"Lo que ocurrió no puede considerarse exclusivamente un accidente. Es un delito. Estos traficantes sin escrúpulos están enviando a miles de personas a su muerte", ha lamentado el director general de la OIM, William Lacy Swing.
"Esta es una emergencia humanitaria pero no es una invasión", ha sostenido, subrayando que no se trata de "una crisis de demasiados migrantes llegando a Europa y sobrecargando el continente". "La emergencia yace en el número de migrantes que necesita ayuda y canales seguros para emigrar", ha defendido el responsable de la OIM.
"El deterioro de las condiciones en los países de origen y tránsito --incluidos los conflictos en Libia, Siria, Irak y Nigeria, y en otros países que sufren inseguridad económica o colapso-- son el principal factor que empuja (a emigrar) y no es probable que se resuelvan a corto plazo", ha advertido Swing.
En este sentido, se ha mostrado "convencido de que respondiendo de forma colectiva a los flujos migratorios, que pueden ser problemáticos para algunos países de forma individual, es absolutamente manejable para la UE en su conjunto".
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