Turquía
Los islamistas están obligados a pactar para sortear el caos turco
El espectro de la ingobernabilidad provoca el desplome de la Bolsa de Estambul
Turquía se enfrenta a un periodo de inestabilidad después de que el Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP) haya perdido la mayoría absoluta en las elecciones celebradas el pasado domingo. El AKP no sólo perdió una quinta parte de su porcentaje de votos, sino más de 70 escaños en el Parlamento, lo que la convierte en la mayor derrota electoral en la historia del Gobierno islamista. El duro revés sufrido por el partido del presidente Recep Tayyip Erdogan ha abierto una nueva etapa en la que por primera vez en trece años dejará de llevar las riendas del país en solitario y deberá modificar su política para encontrar alianzas que le permitan formar un Gobierno de coalición o un Ejecutivo en minoría.
La irrupción del Partido Democrático del Pueblo (HDP), prokurdo, con poco más del 12% de los votos, complica la formación de alianzas gubernamentales. El factor clave que explica la sangría de escaños del AKP, que ha bajado nueve puntos porcentuales, ha sido el éxito del partido izquierdista prokurdo, que por primera vez entra en el Parlamento como partido con lista única. También las otras dos formaciones con representación parlamentaria, el Partido Republicano del Pueblo, CHP ( 25% de los votos) y el Partido del Movimiento Nacionalista, MHP, (17%), prometieron durante la campaña, al igual que el partido kurdo, no pactar con el AKP tras la agresiva campaña electoral que el partido gobernante ha protagonizado durante estos últimos meses. Aun así, la posibilidad de pactar no está descartada si el HDP consigue su principal objetivo a cambio de aceptar la reforma de la Constitución que propone Erdogan. Éste sería la concesión de la autonomía del sureste del país de mayoría kurda. Por su parte, las otras dos formaciones exigirían una fuerte presencia en el poder para romper promesas que en política suelen ser bastante endebles.
Con todas estas posibilidades, parece ser que en Turquía se ha forjado un puzle político difícil de encajar. En el caso de que las negociaciones no den resultados en los próximos 45 días, Erdogan podría disolver el Parlamento y convocar nuevas elecciones. Tras reconocer su derrota, el presidente turco instó a los partidos políticos a actuar con «responsabilidad» para preservar la «estabilidad». «En este nuevo proceso, es de una importancia crucial para todos los partidos políticos actuar con la sensibilidad necesaria y adoptar una actitud responsable para preservar el clima de estabilidad y de confianza, así como nuestros logros democráticos», aseveró. «La opinión de nuestra nación está por encima de todo lo demás», declaró resignado el mandatario turco. «Creo que los resultados, que no dan oportunidad a ningún partido de formar un Gobierno con un partido único, serán analizados de forma sana y realista por cada partido», estimó Erdogan, consciente del turbulento periodo que se avecina.
En la misma línea, el viceprimer ministro del país, Numan Kurtulmush, declaró que el AKP intentará formar un Gobierno de coalición. «En la etapa actual, no vemos premisas para celebrar unos comicios anticipados. Intentaremos formar un Gobierno de coalición, inconcebible sin el AKP», señaló. Además, Kurtulmush insistió en la necesidad urgente de dar forma a una nueva Constitución. «Al respetar la voluntad de nuestro pueblo, que ha enviado un mensaje a cada partido, debemos acometer la reorganización del país y concluir las reformas democráticas iniciadas», recalcó.
La incertidumbre política se dejó notar inmediatamente en la bolsa, una situación inédita desde 2002, que trajo a la memoria los recuerdos de cortos Gobiernos de coalición que dañaron la economía en los años 90 y provocaron una serie de golpes militares en la segunda mitad del siglo XX. A su apertura, el principal índice de la Bolsa de Estambul cayó un 8%, antes de remontar ligeramente. A media mañana, cedía todavía cerca del 6%, alrededor de los 77.000 puntos. Simultáneamente, la moneda nacional se cambiaba a 2,76 liras turcas por un dólar y 3,08 liras turcas por un euro. El Banco Central turco respondió inmediatamente anunciando una bajada de sus tasas aplicadas a los depósitos de divisas a corto plazo, sin causar ningún efecto inmediato.
Fortaleza democrática
El resultado electoral también inquieta a Occidente, que ve a este país miembro de la OTAN como una importante zona de estabilidad política en la frontera con Siria, Irak e Irán. Cerca de dos millones de refugiados sirios viven en campamentos turcos, los militantes del Estado Islámico rondan las fronteras del país y EE UU mantiene una base aérea en Incirlik, en el sureste de Turquía. La jefa de la diplomacia europea, Federica Mogherini, y el comisario europeo de Política de Vecindad y Ampliación, Johannes Hahn, indicaron que la participación del 86% en las elecciones generales turcas ha sido «una clara señal de la fortaleza de la democracia» del país. Ambos consideraron importante que los principales partidos políticos de Turquía hayan obtenido representación parlamentaria.
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