Internacional
Los kurdos temen el aislamiento internacional tras el referéndum
Irak y Turquía amenazan con una respuesta militar si mantienen su órdago
Irak y Turquía amenazan con una respuesta militar si mantienen su órdago.
A la espera de los resultados oficiales, con una participación del 78%, el Kurdistán iraquí regresa a la normalidad. Los kurdos despertaron ayer de su sueño de independencia y se impuso la realidad diaria. El caótico tráfico volvió a las calles de Erbil y a las otras capitales de provincia, mientras funcionarios y resto de empleados regresaban a sus puestos de trabajo tras cinco días de vacaciones extra. No obstante, más que normalidad, se respira tensa calma. El temor a que las milicias chiíes de Bagdad, conocidas como las Unidades de Movilización Popular (UMP), vayan a irrumpir dentro del Kurdistán iraquí los ha puesto en alerta. Mohamed Naem trabaja como voluntario humanitario en Mosul y su organización le ha advertido del peligro de ir a Mosul con un vehículo con matrícula de Erbil. «A otro compañero le han roto la luna del coche cuando estaba esperando en el puesto de control para entrar en Mosul. Me dijo que incluso le amenazaron con cortarle el cuello si regresaba por ahí. Las cosas se están poniendo muy tensas con los árabes», relata con preocupación a LA RAZÓN.
Las milicias chiíes también han amenazado con entrar en Kirkuk, una de las quince zonas que se disputan árabes y kurdos. En esta rica ciudad petrolera se ha impuesto el toque de queda a partir de las seis de la tarde ante la escalada de tensión. En otros territorios en disputa, como las comarcas de Bartalá, Al Hamadaniya y Tel Kief, en la provincia de Nínive, los kurdos no votaron porque las milicias de las UMP impidieron la llegada de las urnas. «Estoy contento de que el Kurdistán haya celebrado el referéndum de independencia, pero ahora tengo miedo de las consecuencias. Espero que podamos arreglar las cosas con Bagdad con diálogo y no con las armas», confiesa Ahmad Abdel Aziz, director de una compañía de telefonía que opera en el norte de Irak.
Si bien el plebiscito separatista no es vinculante y el presidente kurdo Masud Barzani ha dicho que está abierto a todo tipo de negociaciones, los vecinos de la región y el Gobierno de Bagdad ya han tomado la decisión de boicotear el proceso. Tanto Ankara como Teherán y Bagdad, así como la comunidad internacional, ven la consulta como un nuevo foco de inestabilidad para la ya convulsa región de Oriente Medio.
El Parlamento iraquí, que no reconocerá los resultados del referéndum de secesión, ha exigido el despliegue de Fuerzas de Seguridad en las zonas disputadas con el Kurdistán, así como el cierre de todos los pasos fronterizos terrestres. Ayer, el jefe del Estado Mayor iraquí, Ozman al Ganmi, anunció el inicio de unas «amplias» maniobras militares con Turquía en la frontera conjunta. En el comunicado, el mando castrense no dio más detalles sobre el número de soldados que participarán en los ejercicios, el objetivo o la duración de los mismos. Por su parte, el presidente turco, Recep Tayip Erdogan, elevó el tono contra las aspiraciones independentistas de los kurdos iraquíes y amenazó con una intervención militar si los resultados del referéndum afectan a la seguridad de Turquía, que tiene 15 millones de kurdos en el sur del país. «Podríamos llegar de repente por la noche. Lo hicimos con la Operación Escudo del Éufrates (en Siria). Allí limpiamos 2.000 kilómetros cuadrados del Estado Islámico y daremos más pasos con ese objetivo. Si hiciera falta, tampoco vacilaríamos en hacer lo mismo en Irak», advirtió Erdogan.
A la espera de los resultados oficiales, con una participación del 78%, el Kurdistán iraquí regresa a la normalidad. Los kurdos despertaron ayer de su sueño de independencia y se impuso la realidad diaria. El caótico tráfico volvió a las calles de Erbil y a las otras capitales de provincia, mientras funcionarios y resto de empleados regresaban a sus puestos de trabajo tras cinco días de vacaciones extra. No obstante, más que normalidad, se respira tensa calma. El temor a que las milicias chiíes de Bagdad, conocidas como las Unidades de Movilización Popular (UMP), vayan a irrumpir dentro del Kurdistán iraquí los ha puesto en alerta. Mohamed Naem trabaja como voluntario humanitario en Mosul y su organización le ha advertido del peligro de ir a Mosul con un vehículo con matrícula de Erbil. «A otro compañero le han roto la luna del coche cuando estaba esperando en el puesto de control para entrar en Mosul. Me dijo que incluso le amenazaron con cortarle el cuello si regresaba por ahí. Las cosas se están poniendo muy tensas con los árabes», relata con preocupación a LA RAZÓN.
Las milicias chiíes también han amenazado con entrar en Kirkuk, una de las quince zonas que se disputan árabes y kurdos. En esta rica ciudad petrolera se ha impuesto el toque de queda a partir de las seis de la tarde ante la escalada de tensión. En otros territorios en disputa, como las comarcas de Bartalá, Al Hamadaniya y Tel Kief, en la provincia de Nínive, los kurdos no votaron porque las milicias de las UMP impidieron la llegada de las urnas. «Estoy contento de que el Kurdistán haya celebrado el referéndum de independencia, pero ahora tengo miedo de las consecuencias. Espero que podamos arreglar las cosas con Bagdad con diálogo y no con las armas», confiesa Ahmad Abdel Aziz, director de una compañía de telefonía que opera en el norte de Irak.
Si bien el plebiscito separatista no es vinculante y el presidente kurdo Masud Barzani ha dicho que está abierto a todo tipo de negociaciones, los vecinos de la región y el Gobierno de Bagdad ya han tomado la decisión de boicotear el proceso. Tanto Ankara como Teherán y Bagdad, así como la comunidad internacional, ven la consulta como un nuevo foco de inestabilidad para la ya convulsa región de Oriente Medio.
El Parlamento iraquí, que no reconocerá los resultados del referéndum de secesión, ha exigido el despliegue de Fuerzas de Seguridad en las zonas disputadas con el Kurdistán, así como el cierre de todos los pasos fronterizos terrestres. Ayer, el jefe del Estado Mayor iraquí, Ozman al Ganmi, anunció el inicio de unas «amplias» maniobras militares con Turquía en la frontera conjunta. En el comunicado, el mando castrense no dio más detalles sobre el número de soldados que participarán en los ejercicios, el objetivo o la duración de los mismos. Por su parte, el presidente turco, Recep Tayip Erdogan, elevó el tono contra las aspiraciones independentistas de los kurdos iraquíes y amenazó con una intervención militar si los resultados del referéndum afectan a la seguridad de Turquía, que tiene 15 millones de kurdos en el sur del país. «Podríamos llegar de repente por la noche. Lo hicimos con la Operación Escudo del Éufrates (en Siria). Allí limpiamos 2.000 kilómetros cuadrados del Estado Islámico y daremos más pasos con ese objetivo. Si hiciera falta, tampoco vacilaríamos en hacer lo mismo en Irak», advirtió Erdogan.
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