Política

Brexit

Reino Unido, más cerca de un segundo referéndum

La oposición vota masivamente a favor de un plebiscito sobre el Brexit, mientras Corbyn no se moja.

El líder del Partido Laborista, Jeremy Corbyn, durante la Conferencia Anual del Partido Laborista en Liverpool/Foto: Efe
El líder del Partido Laborista, Jeremy Corbyn, durante la Conferencia Anual del Partido Laborista en Liverpool/Foto: Efelarazon

La oposición vota masivamente a favor de un plebiscito sobre el Brexit, mientras Corbyn no se moja.

Las bases laboristas aprobaron ayer, por una abrumadora mayoría, la celebración de un segundo referéndum sobre el Brexit, si las conversaciones con la UE fracasan o si el acuerdo de salida que el Gobierno de Theresa May pacte con Bruselas es rechazado en Westminster. Los de Jeremy Corbyn ya han adelantado que votarán en contra si no se cumple con sus requisitos –que pasan por la permanencia en la unión aduanera– por lo que no es descabellado pensar que antes de que termine el año podrían convocarse elecciones anticipadas, opción que busca la oposición. La moción se votó en el congreso anual que la formación celebra en Liverpool, que concluirá hoy con el discurso de un líder que nunca se ha mostrado especialmente cómodo tratando la cuestión europea. Los que le conocen aseguran que es más euroescéptico que eurófilo por lo que no es de extrañar que, en la entrevista concedida ayer a la BBC, se negara a especificar si haría campaña por la permanencia o la salida en un caso de una eventual consulta. «No sabemos cuál va a ser la pregunta en el referéndum, por lo que es una pregunta hipotética. No puedo responder a esa pregunta porque no sabemos qué pregunta será», señaló Corbyn.

El problema, una vez más, está en la ambigüedad. ¿Deja esto de nuevo la puerta abierta a la permanencia en el bloque? Explícitamente, la moción que se presentó ayer a las bases señala que «en caso de no lograr unas elecciones generales, los laboristas deben apoyar todas las opciones que sigan en la mesa, incluido hacer campaña por un voto público». Los 100 delegados que cuidadosamente redactaron el texto el domingo tras una intensa reunión de más de cinco horas aseguran, «off the record», que, de manera implícita, sí se está planteando la posibilidad de quedarse en el club. Pero esto supone un gran conflicto para la cúpula, que teme les pueda afectar ante los comicios que tanto demandan, al interpretarse que no respetan el deseo que manifestaron los británicos en la histórica consulta de 2016. Según los últimos sondeos, los laboristas van por detrás de los conservadores –36% frente 40%– y la proporción de votantes que piensa que Corbyn sería mejor «premier» ha caído del 39% en su punto más alto en junio del año pasado al 23% actual. Len McCluskey, líder de Unite –el mayor sindicato de Reino Unido con gran influencia en el partido– ya realizó una clara advertencia: «Hay una cantidad significativa de personas que han apoyado tradicionalmente al Partido Laborista que están diciendo que votarán a los conservadores porque no confían en el laborismo para sacarnos de la UE».

Pese al mensaje de unidad que intentan aparentar desde la cúpula, las intervenciones de los distintos dirigentes han demostrado estos días claras diferencias. El lunes, John McDonnell, mano derecha de Corbyn y portavoz de economía laborista, recalcó que un hipotético segundo referéndum no debía incluir la posibilidad de permanecer en la UE, sino que sólo se ceñiría a los términos del acuerdo de salida con Bruselas. Ante tanta confusión, Corbyn señaló ayer que cumplirá el deseo de las bases, pero al mismo tiempo recalcó que «el laborismo no romperá la promesa» realizada a los votantes que apostaron por la salida.