Guerra en Ucrania

Los prorrusos, al asalto de Mariupol

Civiles ucranianos se reúnen en un refugio subterráneo de la ciudad portuaria durante un ensayo de evacuación ante un eventual ataque militar
Civiles ucranianos se reúnen en un refugio subterráneo de la ciudad portuaria durante un ensayo de evacuación ante un eventual ataque militarlarazon

Ucrania denuncia la entrada de tanques rusos en su territorio, mientras los separatistas avanzan hacia la ciudad portuaria.

Mientras Kiev recordaba en una multitudinaria concentración el primer aniversario de la matanza en Maidán, pocos cientos de kilómetros al este el conflicto en Donbás seguía su curso, con incumplimientos más o menos regulares del alto el fuego en vigor. El Ejército informó de 49 violaciones de la tregua por los separatistas en las 24 horas previas, mientras que estos denunciaron que las tropas gubernamentales tratan de resarcirse de la derrota en Debaltsevo y han intensificado sus ataques de artillería, principalmente sobre Donetsk, que habría sufrido 51 bombardeos.

Por otra parte, Kiev informó ayer que más de 20 carros de combate y 10 sistemas de misiles cruzaron la frontera desde Rusia dirección a la localidad de Novoazovsk, bajo control separatista y a 30 kilómetros de Mariupol, segunda ciudad más importante de la región de Donetsk y que actualmente hace las veces de capital provincial de la zona bajo control ucraniano. Tanto milicianos a pie de frente, crecidos tras la reciente victoria, como su líder, Alexander Zajarchenko, han señalado en los últimos días precisamente esa ciudad como posible objetivo «en caso de fracasar la tregua». Mariupol representaría un botín valioso por su puerto al mar Negro, si bien se trata de un objetivo militar ambicioso dado su tamaño (medio millón de habitantes) y que la Guardia Nacional que la defiende ha sembrado de minas las afueras, según denuncian los rebeldes. La ONU publicó un nuevo informe sobre Ucrania, en el que eleva hasta 5.692 las vícimas mortales del conflicto, si bien advierte de que la cifra real puede ser significativamente superior, pues no contabiliza los caídos en Debaltsevo, donde el Ejército habría sufrido importantes bajas durante el asedio y cerco de las milicias y a donde no han podido acceder todavía los observadores. Los rebeldes hablan de hasta 3.000 soldados ucranianos muertos y 300 prisioneros, número que Kiev rebaja a tan sólo seis muertos, 100 heridos y 90 prisioneros. «Estamos preocupados por los continuos enfrentamientos en áreas pobladas, en particular en las ciudades de Donetsk y Mariupol», comenta Rupert Colville, del Alto Comisionado de la ONU para derechos humanos. A las pérdidas humanas se suman las pérdidas económicas. Los meses de combates han destruido gran parte de las fábricas y minas de Donetsk, región que hasta el comienzo de la contienda fue uno de los motores del país y cuya industria se ha contraído un 90%, según informaron las autoridades de la república autoproclamada. Hoy sábado está previsto el primer intercambio de prisioneros desde la firma del protocolo de Minsk II, aunque no en el formato que especifica el documento, todos por todos, advirtió Daria Morózova, portavoz de la autorpoclamada república de Donetsk. Los rebeldes critican que en intercambios previos Kiev no entregó a milicianos, sino en muchos casos a individuos ajenos a la guerra, «maleantes que no han empuñado un rifle en su vida», por eso exigen intercambios en base a listas acordadas previamente, para comprobar la identidad de todos los prisioneros. En el plano diplomático, Merkel y Hollande trataron el conflicto en Ucrania en su encuentro de ayer. «Toda nuestra atención y acción se centra ahora en que se respete de forma integral el alto el fuego y se retire el armamento pesado. Las partes dieron su palabra, y se atienen a sanciones en caso de incumplirla», amenazó el presidente francés, que sin embargo sorprendió al afirmar que no cuenta con ninguna prueba de la presencia de equipos militares rusos en Ucrania.

presidente Barack Obama se sirvió de la democracia y la libertad como parte de la solución en la lucha contra el terrorismo yihadista, ideas que utilizó en su discurso de la toma de posesión de su segunda legislatura su predecesor el republicano George W. Bush. Como hizo el presidente conservador en 2005, Obama argumentó en la Cumbre de la Casa Blanca contra el extremismo violento que la opresión, la corrupción y la injusticia abren puertas para que los extremistas se sirvan de la gente joven. El mandatario estadounidense también señaló la intolerancia religiosa en su discurso en la cumbre que estos días ha reunido en Washington a más de 60 delegaciones de diferentes países.

Ayer, Obama apuntó a nuevas naciones para la cooperación como Emiratos Árabes Unidos, con los que quiere trabajar en la interceptación de la propaganda yihadista orientada a los jóvenes en las redes sociales. «Cuando la gente escupe odio hacia nosotros por su fe o por ser inmigrantes, se alimenta la narrativa de los terroristas. Se alimenta un ciclo de miedo y resentimiento y sentido de injusticia que utilizan los extremistas. No podemos permitir que los círculos de la sospecha rasguen los tejidos de nuestros países», añadió ayer en su intervención desde el edificio del departamento de Estado.

El discurso del presidente sobre cómo abordar la amenaza terrorista se produjo después de una reunión ministerial con representantes de diferentes países, entre ellos Japón y Jordania, cuyos políticos y población todavía intentan digerir las ejecuciones de sus nacionales por parte de los terroristas del Estado Islámico. Asimismo, Francia y Dinamarca, que han sufrido ataques terroristas en sus capitales, estuvieron presentes en la reunión y agradecieron a la comunidad internacional su apoyo tras los atentados.

La necesidad y urgencia entre los gobiernos occidentales de abordar la cuestión del terrorismo ha aumentado después de que el Estado Islámico se haya hecho con parte del territorio de Irak y Siria. Obama, que quería incluir en su legado haber terminado con las guerras de Irak y Afganistán, ha tenido que abrir un nuevo frente con los ataques desde el aire contra los terroristas en las zonas que han tomado de los países citados anteriormente. Además, ha solicitado autorización al Congreso de EE UU para lanzar un ataque con «tropas en misión especial sobre el terreno». De esta forma, Obama pidió un esfuerzo internacional para «luchar contra el extremismo violento» y «urgió a los países a abordar esta cuestión raíz».

En su intervención, el mandatario estadounidense añadió que los gobiernos deben abordar lo que los terroristas explotan: «Los vínculos no se pueden negar. Cuando la gente está oprimida y los derechos humanos se niegan, cuando el desacuerdo se silencia, se alimenta el extremismo violento. Se crea un ambiente perfecto para que los terroristas lo exploten», explicó el presidente durante su intervención en la cumbre, la cual estaba prevista en un principio para el pasado otoño, semanas antes de las elecciones de mitad de legislatura. El discurso de ayer del político demócrata recordó también al que realizó el pasado otoño en Naciones Unidas cuando instó a las comunidades alrededor del mundo a proporcionar más oportunidades para los jóvenes, a los que les puede atraer en cierto momento formar parte de las organizaciones terroristas. «Estos terroristas están desesperados por legitimar sus acciones, y todos nosotros tenemos una responsabilidad de disputar la noción de que los grupos como el EI representan de alguna manera el islam», hizo hincapié Obama sobre la estrategia de los terroristas para reclutar jóvenes.

En su alocución, el presidente también quiso incluir a los clérigos musulmanes de que también tienen que alejar a este tipo de personas de sus creencias religiosas para que no se relacionen de forma directa su religión con el terror. «Oriente Próximo y Occidente no han tenido históricamente una relación fácil y que, por tanto, ningún país está exento de críticas, pero la idea de que Occidente está en guerra contra el islam es una mentira». El mandatario apeló a la «responsabilidad» de todos de combatir el extremismo violento, independientemente de la fe». El mensaje también ha ido dirigido a las «comunidades musulmanas», a las que ha pedido que se desmarquen de «interpretaciones perversas» del islam y no hablen de «choque de civilizaciones». En esta línea, el secretario general de la ONU, Ban Ki Moon, anunció que convocará a los líderes religiosos de todo el mundo para hacer un llamamiento conjunto contra la violencia.