Política

Refugiados

Los socios de gobierno de Salvini se desmarcan de su gestión migratoria

El vicepresidente italianao, Luigi di Maio.
El vicepresidente italianao, Luigi di Maio.larazon

Fueron rescatados el pasado 22 de diciembre por la ONG alemana Sea Watch. A bordo de la precaria embarcación iban 32 migrantes, a los que habría que añadir otros 17, salvados una semana más tarde por una nave auxiliar de la organización. La ya habitual disputa entre Estados los mantiene a la espera frente a las costas de Malta, desde donde hace un par de días partieron sus guardacostas para entregarles comida y bienes de primera necesidad, pero sin permitir atracar a la ONG. Uno de los migrantes se lanzó incluso al agua para intentar alcanzar a nado el puerto de La Valeta, aunque su acción sólo sirvió para demostrar la desesperación de estas 49 personas, entre las que hay siete menores.

De ahí que el vicepresidente italiano Luigi Di Maio, del Movimiento 5 Estrellas (M5E), recalcara ayer que “ningún niño puede ser dejado 14 días en medio del mar”, al tiempo que mostró la disposición de su país para acoger a los pequeños y a sus madres. El día anterior ya había lanzado esta hipótesis, desmarcándose en este terreno por primera vez de forma clara de su socio Matteo Salvini, de la ultraderechista Liga. El M5E va a rebufo de la Liga desde que firmaron el pacto de Gobierno, por lo que el cambio de marcha de Di Maio se interpreta como una toma de distancia, teniendo en cuenta que en pocos meses ambos partidos serán de nuevo rivales en las elecciones europeas.

Hasta ahora sólo una minoría izquierdista del M5E había criticado la política migratoria de Salvini, quien ha utilizado este tema como principal caballo de batalla, como recalcó ayer tras la embestida de sus aliados. “Yo no cedo ni un milímetro, stop invasión”, escribió a primera hora en sus redes sociales. Mientras que más tarde justificó que “dos barcos de una ONG están en aguas territoriales maltesas, por lo que las personas a bordo deben desembarcar en La Valeta”. También Di Maio culpa a Malta -a la que pide que permita el desembarco de los migrantes- y al resto de socios europeos por no colaborar en la acogida, pero su nueva visión humanitaria pone en evidencia un viraje a la izquierda. Hasta ahora M5E y Liga han competido por un mismo electorado desencantado, que en los últimos tiempos ha sido galvanizado por la extrema derecha no sólo en Italia, sino en el contexto internacional.

Además, a la rebelión interna en el Gobierno habría que sumar la de alcaldes progresistas como el de Palermo o Nápoles, que se han mostrado dispuestos a abrir sus puertos y han criticado las leyes migratorias de Salvini. Una posición a la que se adhirieron ayer los gobernadores de regiones como la Toscana o Calabria. También la Iglesia, a través del presidente de la comisión para las migraciones de la Conferencia Episcopal italiana, Guerino Di Tora, dijo ayer que hay quien “no tiene la conciencia en su lugar”, en un claro mensaje a Salvini. A todos ellos, que se han opuesto siempre al líder ultraderechista, se unen ahora quienes comparten habitación en el palacio de Gobierno.