Estado Islámico
Los tentáculos del Estado Islámico
La alianza letal entre Boko Haram y el EI eleva la alarma por la extensión de la red terrorista en África. Nigeria pide ayuda internacional para frenar la amenaza.
El Estado Islámico extiende sus dominios más allá de Oriente Medio y alcanza por primera vez el África subsahariana, después de que se haya sumado a sus filas el movimiento radical nigeriano Boko Haram. El líder del grupo ha jurado lealtad al EI y a su autoproclamado califa, Abu Bakr al Bagdadi, en un mensaje de vídeo difundido a través de internet, en el que promete escuchar y obedecer sus órdenes en tiempos de prosperidad y de dificultad. Esta declaración de amor es hecha por el propio cabecilla de Boko Haram, Abubakar Shekau, cuya voz se puede escuchar en árabe en la cinta emitida por el grupo a través de su cuenta de Twitter. Boko Haram es uno de los grupos radicales más activos de todo el continente africano y tan sólo pocas horas antes de este anuncio había perpetrado un triple atentado que acabó con la vida de unas 60 personas en la ciudad de Maiduguri, capital de la región de Borno, bastión de los yihadistas. Anteriormente, Boko Haram había mostrado simpatía por el Estado Islámico y ha cometido las mismas atrocidades que el grupo en Irak y en Siria, como la decapitación de prisioneros o el rapto y esclavización de mujeres, obligadas a casarse con combatientes.
El anuncio formal de su adhesión al EI tiene fines propagandísticos y podría también indicar que Boko Haram tiene aspiraciones más allá de Nigeria, donde controla amplias regiones del norte y noreste y donde se ha hecho fuerte en los últimos años sin que las autoridades hayan podido evitarlo. La violencia yihadista también ha afectado a los países vecinos, que acordaron establecer una fuerza conjunta para hacer frente a la que es vista como una amenaza regional, sobre todo en el contexto del Sahel, donde operan otros grupos extremistas. De hecho, se cree que Boko Haram ha aumentado su capacidad de actuación en los pasados tres años gracias a los conflictos en Libia y Mali, así como el flujo de armas en toda la zona.
Por su parte, el Gobierno nigeriano ha reaccionado pidiendo ayuda a la comunidad internacional, ante la incapacidad de sus Fuerzas de Seguridad para hacer frente a esta amenaza, que ahora cobra una nueva dimensión. Boko Haram se suma así a los varios grupos que se han unido al Estado Islámico desde el establecimiento del «califato» en Irak y en Siria el pasado verano. La fuerza y notoriedad que ha cobrado el grupo, así como su marca, hacen que otros grupos menos conocidos quieran unirse a él y saltar así a la fama en el escenario de la yihad o guerra santa internacional. De hecho, Shekau, en su mensaje, insta a todos los musulmanes a unirse al califa Al Bagdadi, que desde Oriente Medio está inspirando a los islamistas radicales de África, el Golfo Pérsico e, incluso, Occidente.
En el Norte de África, el Estado Islámico posee «franquicias» en Egipto, Libia, Túnez y Argelia, lo cual representa una conexión directa entre el territorio bajo control del grupo entre Irak y Siria, y el continente africano, aunque hasta el momento no había alcanzado el África subsahariana. Está por ver cuál serán las consecuencias sobre el terreno de esta alianza, más allá del efecto propagandístico, aunque es poco probable que, de momento, la coalición internacional antiyihadista extienda su campaña militar más allá de los cielos de Irak y Siria.
Mientras, los ataques del EI en Siria e Irak no cesan, así el Gobierno iraquí ha solicitado a la coalición capitaneada por EE UU que haga más por proteger el patrimonio cultural del país, que está siendo diezmado por los yihadistas. En la última semana, los combatientes del Estado Islámico asaltaron y destruyeron los monumentos de las ciudades de Nimrud y Hatra, y su próximo objetivo sería Jursabad, todas ellas destacadas localidades históricas en la provincia de Nínive, en el noreste de Irak. Las autoridades han criticado a la coalición por no haber evitado los ataques, que –según el Ministerio de Antigüedades– podrían haber sido prevenidos, vigilando la actividad de los yihadistas en los alrededores de los sitios arqueológicos.
Por otra parte, las tropas iraquíes, apoyadas por milicias chiíes, prosiguen su ofensiva contra el Estado Islámico en la provincia de Saladino, lanzada hace una semana con el objetivo de recuperar esta región en manos de los radicales desde el verano. El principal objetivo es retomar la ciudad de Tikrit, cuna del ex dictador Sadam Husein y bastión suní. Por el momento, las fuerzas gubernamentales han avanzado, pero el Estado Islámico está ofreciendo resistencia y empleando minas, coches bomba y francotiradores contra los soldados de Bagdad. La reconquista de Tikrit sería la primera gran victoria contra el grupo yihadista desde que invadió Irak y conquistó amplias zonas del país, y abriría además el camino hacia la ciudad de Mosul, la segunda más importante después de la capital.
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