Extrema derecha

Los ultras de AfD no ocultan su decepción por el pinchazo

Merkel celebra la caída del populismo pero evita los triunfalismos

La Razón
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Angela Merkel mantendrá hoy en la Casa Blanca su primer encuentro con Donald Trump, y lo hará reforzada y con el alivio que le supone poder transmitir al presidente de Estados Unidos que Europa, y en un año electoral decisivo para el continente, ha dicho «no» en el primer asalto en la lucha contra el populismo xenófobo. De hecho, la canciller quiere trasladarle la «significación central» que para Berlín supone el bloque comunitario y que el partido liberal del primer ministro Rutte fuera el más votado en Holanda. Casi con seguridad el 2 de mayo hará otro tanto en Moscú ante Putin, después de que ayer el Kremlin confirmara la visita. Merkel calificó el resultado de «clara señal» después de días en los que Holanda tuvo que aguantar acusaciones y reproches «totalmente inaceptables» por parte de Turquía y en los que Berlín mostró su solidaridad.

La derrota de la ultraderecha holandesa se interpreta en Berlín como un consuelo para un país que desde hace meses mira atónito el resurgir de los movimientos populistas y que afronta el próximo 24 de septiembre elecciones generales. En esta línea, el candidato socialdemócrata que se medirá a Merkel en las urnas, el ex presidente del Parlamento Europeo Martin Schulz, expresó en alemán y en holandés su satisfacción por el resultado de las elecciones. «Geert Wilders no pudo ganar las elecciones. Estoy aliviado. ¡Pero debemos seguir luchando por una Europa abierta y libre!», escribió. Para el ministro de Asuntos Exteriores, el socialdemócrata Sigmar Gabriel, «es una buena señal», pero tal y como escribió ayer el semanario alemán «Der Spiegel», «ésta no es la derrota de los populismo europeos», advirtió.

En las parlamentarias Merkel y Schulz se enfrentarán al nuevo partido Alternativa para Alemania (AfD), movimiento populista de derecha que cuenta con cierta popularidad en el país y que lucha por acercarse a estas dos formaciones, empatadas en los sondeos. AfD se alineó desde el primer momento con el partido del ultraderechista holandés Geert Wilders y de ahí que ayer, al contrario que las principales formaciones políticas germanas, mostrara su descontento por el resultado electoral. «No podemos ocultar que esperábamos otro resultado», reconoció la líder de AfD, Frauke Petry, que ha visto cómo en los últimos meses su formación ha caído en las encuestas por debajo del 10%. «Creemos que Wilders abordó durante la campaña los temas adecuados pero quizá no lo hizo usando el tono adecuado», dijo Petry, que añadió que «los ciudadanos quieren un mensaje claro pero sin que por ello haya que caer en un tono agresivo». Por su parte, la vicepresidenta de AfD, Beatrix von Storch, se posicionó en una actitud algo más positiva que la de su compañera y en declaraciones a los medios de comunicación aseguró que no ve una disminución en la fuerza de los partidos populistas europeos. «Los socialistas de Rutte han perdido muchos votos y tras el Brexit y la victoria de Trump sólo podemos deducir que Europa va por el camino correcto».

Pero el AfD sabe que tiene que librar su verdadera batalla en su propio seno, dividido por luchas de poder y por las continuas polémicas de sus dirigentes, algunos de los cuales aún añoran el pasado nacionalsocialista del país. Por el momento, los sondeos dan un empate técnico entre democristianos y socialdemócratas, mientras que AfD preve, según los últimos sondeos, entre nueve y once escaños.