Argentina

Macri pone fin a las restricciones a la compra de divisas extranjeras

Macri pone fin a las restricciones a la compra de divisas extranjeras
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El nuevo Gobierno argentino elimina el «cepo» cambiario impuesto por el kirchnerismo en 2011

El Gobierno argentino levantó ayer las restricciones que durante los últimos cuatro años de Administración del kirchnerismo rigieron en el país para adquirir moneda extranjera y decidió, por su parte, liberar la paridad entre el peso, la moneda nacional, y el dólar estadounidense, cuyo precio quedará regulado por el mercado libremente. Así lo anunció el ministro de Hacienda y Finanzas, Alfonso Prat Gay, al cumplir con una de las promesas que durante su campaña electoral realizó el presidente Mauricio Macri: terminar con el «cepo al dólar», tal como identificamos los argentinos a una serie de medidas que implementadas desde 2011.

«Levantar los cepos es el puntapié inicial para colocar a la economía argentina en crecimiento», aseguró Prat Gay a la Prensa. El ministro sostuvo que la determinación del Gobierno permitirá importar y exportar libremente a las empresas de cada sector, una condición que hasta el momento tenían regulada por una serie de resoluciones tributarias.

Prat Gay reconoció que el Gobierno está «contento de anunciar el fin del cepo», pero admitió que la situación económica heredada por el kirchnerismo sigue siendo «compleja». Según el ministro de Hacienda, las reservas en dólares del Banco Central argentino se encuentran «a la mitad» de las que había en 2011, cuando fueron implementadas las restricciones a las operaciones de compra y venta con moneda extranjera.

«Cayeron a la mitad las reservas, se estancaron la economía y el empleo y se ahogaron las economías regionales. Nuestra promesa era levantar el cepo lo antes posible y lo hicimos lo más rápido que se pudo. Un sistema que llevaba cuatro años lo levantamos en dos días hábiles. Esto es fundamental para que la economía vuelva a un sendero de crecimiento», indicó.

Prat Gay admitió que la medida puede impactar de forma grave en los precios de los productos básicos de la población. Para eso, explicó, lanzará en los próximos días «un acuerdo amplio económico y social» con el objetivo de «cuidar el empleo y el salario» de los argentinos. Al mismo tiempo, el Gobierno trabaja con el objetivo de «conseguir varias vías de financiamiento» externo: «Estamos hablando de 15.000 a 20.000 millones de dólares que van a entrar en las próximas cuatro semanas en Argentina», dijo. Con ese dinero el Ejecutivo espera sostener el tipo de cambio en un valor que en la actualidad se encuentra en 9,87 pesos y que rondaría entre los 13 a 15 pesos por cada dólar.

Al respecto, prometió que habrá «un tipo de cambio único» y no los cinco que marcan la vida de los argentinos para diferentes operaciones, algunos de ellos al margen de la legalidad. «El precio del dólar –insistió Prat Gay– lo va a decidir el mercado».

Tras el anuncio, seguido en directo por buena parte de los argentinos, el ex ministro de Economía Axel Kicillof opinó que la medida del Gobierno no representa el fin del cepo «sino una brutal devaluación». «No tiene otro nombre. Estamos analizando el programa económico que de alguna manera se había preanunciado, absolutamente ortodoxo y en consonancia con lo que planteó siempre el FMI», criticó Kicillof. Para el ex ministro de Cristina Fernández de Kirchner, la medida tomada por el Gobierno «fue decidida de una manera prácticamente atolondrada» y golpea «al bolsillo de los trabajadores».

Las primeras restricciones financieras implementadas por el kirchnerismo comenzaron a regir el 31 de octubre de 2011, pocos días después de que Cristina Fernández lograra en las urnas su reelección al frente del país con el 54% de los votos.

Los controles afectaron a empresas e individuos, que requirieron, desde entonces, permiso del fisco para adquirir divisas. A partir de ese momento, las medidas se fueron endureciendo y provocaron protestas en diferentes puntos de Argentina, los llamados «cacerolazos».