Brexit

Macron advierte a Johnson: no hay tiempo para negociar un nuevo acuerdo

El riesgo de un Brexit salvaje. En un tono más firme, el presidente francés avisa al «premier» de que en un mes no hay margen para renegociar el tratado de salida con la UE y que la salvaguarda de Irlanda es «indispensable».

Emmanuel Macron y Boris Johnson, ante la prensa en París/Reuters
Emmanuel Macron y Boris Johnson, ante la prensa en París/Reuterslarazon

El riesgo de un Brexit salvaje. En un tono más firme, el presidente francés avisa al «premier» de que en un mes no hay margen para renegociar el tratado de salida con la UE y que la salvaguarda de Irlanda es «indispensable».

Tono conciliador sobre un principio claro: el Brexit no se renegocia. El presidente francés, Emmanuel Macron, ha tendido la mano a su par británico, Boris Johnson, para desarrollar nuevas conversaciones en los próximos 30 días para lograr una salida al Brexit tras su reunión de ayer en el Palacio del Elíseo, dejando claro al mismo tiempo que la responsabilidad de un «Brexit a las bravas» está en manos de su interlocutor. «Nosotros nos estamos preparando para todos los escenarios, incluido el de que no haya acuerdo», mantiene con firmeza el presidente francés, en lo que parece un pulso teatralizado en el que no se sabe si los propios actores tienen una verdadera idea de cómo salir de la encrucijada de este interminable divorcio con la UE.

Siguiendo la línea marcada en la víspera por la canciller Angela Merkel en su encuentro con Johnson, Macron ha mostrado su acuerdo en tratar de encontrar una solución al problema clave de la frontera irlandesa, que ha obstaculizado las negociaciones desde 2017. Eso sí, expresando nítidamente que la pelota está en el tejado británico y que ahora le corresponde a Londres hacer propuestas alternativas para la llamada salvaguarda irlandesa, el ya famoso «backstop», mecanismo que permitiría mantener abierta, tras el Brexit, la frontera entre Irlanda del Norte (Reino Unido) y la República de Irlanda, miembro de la Unión Europea. Esta cláusula evitaría que se erigiese una nueva frontera entre las dos Irlandas después de que los Acuerdos del Viernes Santo de 1998 permitiesen suprimirla y, al mismo tiempo, mantendría a Irlanda del Norte dentro del mercado europeo.

Pero el Gobierno británico no ha dejado nunca de expresar su recelo a que esto sea una manera de anclar a Reino Unido en la unión aduanera europea. Macron insistió en que el «backstop» es «una garantía indispensable para preservar la estabilidad de Irlanda y la integridad del mercado único».

Johnson, por su parte, evoca la posibilidad, aún sin concretar, de «soluciones técnicas» que exploren vías tecnológicas para realizar controles aduaneros sin volver a establecer una frontera. Ahora tendrá cuatro semanas como tiempo límite para concretar sus propuestas. «Yo quiero un acuerdo» , ha afirmado tajante Johnson nada más llegar al patio central del Palacio del Elíseo, antes de almorzar, con una escenificación en voluntades bastante parecida a la que había hecho la víspera en Berlín, en la que es su primera gira exterior desde que asumiese el cargo hace ahora un mes. A su lado, Macron se mostró igual de contundente para afirmar que no encontrarán «un nuevo acuerdo de retirada en 30 días que sea muy distinto del que existe». Es, por tanto, que el presidente galo confía en nuevas conversaciones en 30 días pero siempre «dentro del marco de lo que ya se ha negociado» en los últimos dos años.

Lo cierto es que París asume el escenario de Brexit duro cada vez como algo más verosímil y trabaja ya en el impacto que pueda acarrear el restablecimiento de los controles aduaneros en la frontera marítima del puerto de Calais y en el Eurotúnel, que conecta Gran Bretaña con el continente bajo el canal de la Mancha. El nuevo plazo de 30 días para escuchar alternativas que lleguen desde Londres puede tener varias interpretaciones, según apunta hoy la prensa francesa, más allá de la flexibilidad que pretende mostrar la dupla francoalemana con una Merkel jugando el papel de «poli bueno» con tono conciliador y un Macron más estricto en el papel de «poli malo» el reparto de papeles con Berlín, pero siempre con una estrategia común de fondo.

En este sentido, el mandatario francés ha recordado que, a menudo, ha sido descrito por parte de la prensa británica como «el más duro de la banda de la UE» respecto a las negociaciones del Brexit. Esto ha sido así porque «siempre he dicho muy claramente que había una decisión tomada por los británicos, por lo que no tiene ningún sentido pretender no aplicarla», afirmó. La UE valora que el nuevo Gobierno de Reino Unido quiera que la salida sea ordenada, pero se aferra a que los Veintisiete ya pactaron con Londres en su día la salvaguarda como solución para Irlanda, por lo que el objetivo ahora es escuchar los planteamientos de Johnson. Merkel, con tono algo más flexible y Macron, con aires más germánicos, le han contado en sustancia lo mismo: cualquier negociación se hará sin cambiar los equilibrios profundos del acuerdo de salida. Ahora el reloj ya está en marcha esperando las propuestas de Londres.

El domingo en los márgenes de la cumbre del G-7 en Biarritz, el «premier» británico se encontrará con el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, y con el negociador jefe del Brexit de la UE, el francés Michel Barnier. O empieza a concretarse la alternativa al «backstop» o será el principio para el Brexit caótico.