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Macron amenaza con recurrir al referéndum para reformar Francia

Ante las dos cámaras, el presidente se compromete a acercar las instituciones a los franceses, reducir en un tercio el número de diputados y abolir el tribunal que sólo juzga a los ministros. Si en un año no hay resultados, acudirá a las urnas

Senadores y diputados escuchan ayer en Versalles las palabras del presidente Emmanuel Macron en algo comparado al tradicional discurso de la Unión del presidente de EE UU
Senadores y diputados escuchan ayer en Versalles las palabras del presidente Emmanuel Macron en algo comparado al tradicional discurso de la Unión del presidente de EE UUlarazon

Ante las dos cámaras, el presidente se compromete a acercar las instituciones a los franceses, reducir en un tercio el número de diputados y abolir el tribunal que sólo juzga a los ministros. Si en un año no hay resultados, acudirá a las urnas.

Emmanuel Macron reunió ayer a diputados y senadores en Versalles para presentarles en hora y media un resumen de sus promesas electorales, a las que hoy su primer ministro pondrá fecha y contenido. El presidente de la República francesa quiere renovar «el espíritu de conquista» que ha hecho posible su elección y que ha permitido al pueblo francés «reconciliarse consigo mismo», dixit Macron. El Congreso casi al completo escuchó al presidente francés recordarles que su «primer deber es permanecer pegados a lo real» porque negarla es «el vicio que envenena desde hace tiempo el debate político», y ahora toca estar por encima de diferencias políticas estériles, porque «algo muy profundo nos anima, el amor a la patria».

Macron enunció una serie de reformas institucionales que quiere que estén listas dentro de un año. Aconsejó a los diputados que eviten «las medidas a medias y las composiciones cosméticas» y amenazó con recurrir «al voto de los ciudadanos por vía de referéndum» si considera que es necesario. Tal y como había anunciado durante la campaña electoral, el nuevo jefe del Estado confirmó su intención de reducir en un tercio las tres asambleas constitucionales: la Asamblea Nacional (577 diputados), el Senado (348) y el Consejo Económico y Medioambiental (233 consejeros). Este último está compuesto por los representantes de la patronal, los sindicatos y las asociaciones.

También quiere introducir una dosis proporcional en las elecciones legislativas «para que todas las sensibilidades estén justamente representadas», aunque no precisó qué porcentaje. Y recordó que los parlamentarios no podrán aspirar a más de «tres mandatos idénticos sucesivos». Para Macron es «una ardiente obligación» estar seguros de la pertenencia de una ley y de sus efectos en el tiempo para corregirla o suprimirla. Su leitmotiv es «dar prioridad a los resultados», y para ello propuso «abrogar las leyes que se adoptaron en el pasado demasiado deprisa, mal construidas, y cuya existencia represente hoy un freno a la buena marcha de la sociedad», así como evaluar dentro de dos años los textos que se aprueban ahora sobre el diálogo social o la lucha antiterrorista. También les sugirió la posibilidad de simplificar su trabajo votando «la ley en comisión» y no en Asamblea.

El presidente quiere que se estudie la posibilidad de dar espacio al «derecho de petición» para que se tenga más en cuenta la expresión directa de los ciudadanos y que «las propuestas de los franceses puedan ser presentadas a la representación nacional». El, por su parte, reunirá cada año al Congreso para «rendir cuentas». Aseguró que si no había hablado antes es porque ha querido reservar a los diputados y, a través de ellos, a los franceses «mi primera expresión política desde mi elección».

El discurso del presidente estuvo trufado de críticas claras o veladas a las dictaduras de la urgencia y de la sospecha, a sus antecesores y a la Prensa. En referencia a las presidencias de François Hollande y Nicolas Sarkozy, el nuevo presidente de Francia denunció «los años inmóviles y los años agitados» que se han sucedido hasta su llegada al poder.

Cuando se refirió a la ley sobre la moralización de la vida pública, Macron dijo que «no puede haber confianza si el mundo político sigue apareciendo como el mundo de los pequeños apaños a mil leguas de las preocupaciones de los franceses». Pero también achacó a la Prensa esta percepción. «Quiero que se ponga fin a la caza al hombre», asestó.

El presidente de la República ha tenido que «exfiltrar» a Richard Ferrand, su hombre de confianza, que ha dejado el Gobierno para presidir el grupo parlamentario de la República en Marcha, tras la apertura de una investigación preliminar sobre su gestión al frente de un consorcio de mutuas y las sospechas de favoritismo. Otros tres ministros pertenecientes al grupo centrista MoDem han dejado también sus puestos por estar investigados en otro «affaire» de supuestos empleos ficticios en el Parlamento Europeo. Este fin de semana, su ministra de Trabajo, Muriel Pénicaud, ha quedado en entredicho por su participación en la organización de un evento para facilitar el encuentro de Macron con varios cientos de empresarios en Las Vegas cuando el ahora presidente era ministro de Economía.

Todos estos temas ampliamente tratados en la Prensa han llevado a Macron a pedir que «se acabe la búsqueda incesante del escándalo, la violación permanente de la presunción de inocencia» que destruye reputaciones, pero que cuando se reconoce la inocencia «meses o años más tarde no hace la décima parte del ruido que hizo la acusación inicial».

El mandatario galo anunció también la supresión del Tribunal de Justicia de la República porque «los ciudadanos no comprenden por qué sólo los ministros tienen un tribunal especial», y confirmó que el estado de emergencia sería levantado en el otoño, y será sustituido por una ley de lucha contra el terrorismo.