Política

Francia

Macron ataja la crisis con un mínimo cambio en el Gabinete

El presidente se limita a relevar a los dos dimitidos ministros de Ecología y Deportes

El hasta ahora presidente de la Asamblea Nacional francesa, François de Rugy, se hará cargo de la cartera de Transición Energética tras la dimisión del televisivo Nicolas Hulot / Ap
El hasta ahora presidente de la Asamblea Nacional francesa, François de Rugy, se hará cargo de la cartera de Transición Energética tras la dimisión del televisivo Nicolas Hulot / Aplarazon

El presidente se limita a relevar a los dos dimitidos ministros de Ecología y Deportes.

Emmanuel Macron remodeló ayer su Gobierno, con menos cambios de los esperados, en un momento difícil para el presidente francés, que ha sufrido una notable caída de popularidad de diez puntos tras los tropiezos políticos de este verano. El último golpe se lo asestó su recientemente dimitido ministro estrella, el ecologista Nicolas Hulot, quien dimitió hace una semana en directo en el matinal de la radio pública sin preaviso a Macron, provocando un terremoto político al tratarse de la figura más valorada y popular que tenía el Gabinete. El remplazo de Hulot ha sido un rompecabezas para Macron durante todo el fin de semana, sobre todo tras las acusaciones que hizo de falta de compromiso ecológico del Gobierno y de la considerable influencia de los «lobbies» a la hora de entorpecer sus iniciativas.

El debate surgido a partir de aquella dimisión tildada de activista hacía presuponer que se miraría con lupa el nombre de su recambio. Macron necesitaba una figura con peso y el elegido ha sido el hasta ahora presidente de la Asamblea Nacional, François de Rugy, ex miembro del partido ecologista francés. Una figura mucho menos popular que Hulot, pero bastante más compatible con las reformas liberales de Macron desde el centro izquierda. Algunas asociaciones ecologistas ya han mostrado su escepticismo tras el nombramiento.

Macron tanteó durante el fin de semana en nombrar ministro de Ecología a otra figura muy reconocida por el público, Daniel Cohn-Bendit. Pero «Dany el rojo», uno de los líderes históricos del Mayo del 68 y una figura destacada del movimiento ecologista en Europa, anunció el domingo que no quería ser ministro. «No estoy hecho para ser ministro», dijo el ex eurodiputado, de 73 años de edad.

El otro reemplazo es el de la hasta ahora ministra de Deportes, la campeona olímpica de esgrima Laura Flessel, que presentó también ayer su dimisión dando la sorpresa. Según fuentes consultadas por la agencia France Presse, Flessel tendría problemas con el fisco y su dimisión se hacía inevitable. La sustituirá la ex nadadora Roxana Maracineanu. Lo cierto es que estas dos pérdidas suponen la salida de dos figuras populares de la sociedad civil, una de las improntas de la configuración del Gabinete de Macron que pretendía establecer una imagen de transversalidad que superara la dicotomía tradicional derecha-izquierda con figuras de alto consenso social. Un experimento atractivo sobre el papel, pero que en la práctica se está demostrando no tan sencillo de gestionar para el presidente galo y da argumentos a todos aquellos que defienden que la política en este país es cosa de profesionales.

Durante los últimos días se había especulado con un mayor número de cambios en el seno del Ejecutivo francés, pero, ante el temor de enviar un mensaje de debilidad, Macron ha optado por hacer solo las modificaciones imprescindibles y no por una renovación a fondo que hiciese olvidar este accidentado inicio de curso político. El presidente apenas alcanza el 31% de popularidad, según un sondeo aparecido ayer. Se trata de su nivel más bajo desde que asumió la Presidencia en mayo de 2017 y que incluso empeora los datos de sus antecesores, Hollande y Sarkozy, a estas alturas del quinquenio.

Un caudal que ha sido dinamitado en buena parte tras el escándalo de su ex jefe de seguridad, Alexandre Benalla, que fue filmado cuando golpeaba a unos manifestantes durante las protestas del pasado 1 de mayo. La imagen del presidente se ha resentido en los últimos días por las dubitaciones acerca de la reforma fiscal, que supone cambiar el método de recaudación del impuesto sobre la renta.