Guerra de Ucrania

Macron y Scholz prometen apoyar a Ucrania "hasta la victoria"

El presidente ucraniano reclama aviones de combate para acabar cuanto antes la guerra

Volodomir Zelenski llegaba a París esta noche para cenar en el Elíseo junto al presidente Emmanuel Macron y el canciller Olaf Scholz en una escala de su gira europea que se ha ido dando a conocer casi sobre la marcha por motivos de seguridad. Se trata de su segundo viaje al extranjero desde el inicio de la invasión rusa tras su viaje a EE UU el pasado 21 de diciembre y también el segundo encuentro cara a cara entre Zelenski y Macron después de que el mandatario galo acudiese a Kyiv en junio pasado.

Además de pedir más ayuda militar, Zelenski ha venido a París a asegurar que todo el material y la ayuda financiera ya comprometida llegue en los tiempos previstos, primer objetivo en un momento crucial ya que los ucranianos venían especulando con una fuerte ofensiva rusa en los próximos días coincidiendo con el primer aniversario de la guerra. «Cuanto antes tengamos armas pesadas y aviones modernos más rápido se terminará esta guerra y podremos volver a la paz en Europa», afirmó Zelenski.

A Su lado, Macron aseguró a Zelenski su «determinación para acompañarle hasta la victoria» frente la invasión rusa. «Lo que se juega en Ucrania es el futuro de Europa, somos muy conscientes», afirmó el anfitrión de la cita. Por su parte, Scholz consideró «una señal fuerte» que Zelenski asista hoy en Bruselas a la cumbre de la UE, ya que «Ucrania forma parte de la familia europea». «Rusia no debe ganar esta guerra», añadió.

La cena entre los tres mandatarios hubiese sido algo inimaginable hace tan solo unas semanas. Los tres han tenido fuertes puntos de desencuentro en este año de guerra por diferentes motivos, pero los últimos compromisos adquiridos, especialmente al desatacar el tabú del envío de carros de combate, lo han hecho posible.

Especialmente la salida de Berlín de su indecisión de enviar los tanques Leopard, un día después de que París anunciara el envío de los AMX-10 RC franceses, mostrando de nuevo la descoordinación de un eje francoalemán que sigue poco engrasado. Y las heridas han circulado por ambos lados. Que Macron se adelantara un día en aquel anuncio de principios de enero, se ha entendido en algunos círculos en Berlín como otra muestra más de las malas relaciones entre ambos líderes. Tras conocerse que París se disponía a enviar blindados occidentales, los medios alemanes presionaron con el argumento de que Berlín ya no tenía excusas dando la imagen de que Alemania, una vez más, solo actúa bajo presión exterior. Cambiando el prisma, desde París, molestó la preferente coordinación que Berlín ha mostrado con Washington durante buena parte de la guerra.

Pero las heridas en este triángulo de difícil convivencia no acaban aquí y nos son menores las del dúo Macron-Zelenski. El compromiso de enero paliaba la irritación que varias veces ha sentido Kyiv ante el equilibrismo de Macron, la última en diciembre pasado tras reclamar “garantías de seguridad” para Moscú en una hipotética paz.

Precisamente, del lado alemán, han sido simbólicas las palabras que ha pronunciado ante el Bundestag el canciller Scholz justo antes de venir a París. El canciller ha afirmado que Ucrania pertenece a Europa y que su “futuro está en la UE”. En su intervención, además, ha criticadola competición que algunos países parecen llevar a cabo por ver quién envía más y mejores armas a Ucrania. A su juicio, esa carrera perjudica la unidad entre los aliados del país invadido y ha llamado a preparar las decisiones sobre ese asunto con calma y solo hacerlas públicas cuando estén tomadas.