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Madeleine Albright: «Trump no es un fascista, pero sí el presidente más antidemocrático de EEUU»

La que fuera jefa de la diplomacia norteamericana en la época de Bill Clinton advierte en su libro “Fascismo” sobre los peligros del auge del nacionalismo y la extrema derecha

Madeleine Albright, ex secretaria de Estado de EE UU
Madeleine Albright, ex secretaria de Estado de EE UUlarazon

La que fuera jefa de la diplomacia norteamericana en la época de Bill Clinton advierte en su libro “Fascismo” sobre los peligros del auge del nacionalismo y la extrema derecha

Madeleine Albright (Praga, 1937) fue una emigrante más en la turbulenta década de los treinta. A los dos años huyó con su familia a Londres después de que Hitler invadiera Checoslovaquia. Tras la pesadilla nazi, regresaron a casa, pero en 1948 abandonaron nuevamente el país tras la victoria de comunismo. Albright tenía 11 años cuando llegó a Estados Unidos. Trabajó como profesora de universidad y embajadora de EE UU ante la ONU. En 1997 Bill Clinton la puso al frente de la política exterior. Autora de varios libros, en el último que acaba de publicarse en España, “Fascismo, una advertencia” (editorial Paidós), la ex secretaria de Estado avisa del peligro del auge de la extrema derecha, del nacionalismo y del aislacionaismo en Estados Unidos, una advertencia que extiende a Europa. En esta entrevista telefónica con LA RAZÓN, confiesa que si Trump gana en 2020 será una muy mala noticia y advierte de que nadie puede dar por garantizada la democracia en su país.

-¿Cómo definiría el fascismo?

-La gente utiliza a menudo la palabra fascista como insulto cuando no está de acuerdo con alguien, incluso hay hijos que llaman a su padre fascista cuando no les prestan el coche. Uno de los motivos por los que escribí el libro es para tratar de delimitar el sentido de esta palabra. No se trata de una ideología sino más bien de un sistema para ganar y mantener el poder. Todas las sociedades tienen sus divisiones, que han crecido recientemente. Un líder fascista hace que esas divisiones sean peores. Pero lo que diferencia a un líder autoritario de un fascista es el uso de la violencia para llegar al poder o para mantenerlo. Todo fascista es autoritario, pero no todos los líderes autoritarios o dictadores son fascistas. He querido que este libro sea un libro de historia, con contexto. Lo que me pareció interesante es que tanto Hitler y Mussolini llegaron al poder de forma democrática. Más recientemente, en Venezuela y en Filipinas tienen líderes autoritarios que fueron elegidos en las urnas. Actualmente, el país que se puede calificar de fascista es Corea del Norte.

–¿No cree que el auge del populismo autoritario es un efecto de la corrupción en las élites políticas y, sobre todo, de las crecientes desigualdades sociales?

–No estoy de acuerdo. Lo que ha pasado es que ahora tenemos problemas graves en nuestras sociedades. Algunos originados por la tecnología, otros debido a las guerras, y otros generados por la herencia del comunismo. Por ejemplo, tras el fin del comunismo, en el centro y este de Europa surgieron oligarcas que han corrompido el sistema para acabar controlando la sociedad, la economía y los partidos políticos.

–¿Se pueden equilibrar dos corrientes como la globalización y la soberanía de las naciones?

–La globalización ha traído muchos beneficios, pero tiene una cara negativa; no tiene rostro, la gente quiere mantener su identidad, su religión, su lengua, todo lo relacionado con lo patriótico, pero no hay que confundir con el hipernacionalismo, que es algo muy peligroso, porque siempre necesita de un enemigo. Con la crisis económica y la llegada de inmigrantes, el nacionalismo busca echarle la culpa a alguien, un cabeza de turco. Lo hemos visto en Reino Unido con el Brexit, y ahora vemos que en otros países europeos se culpa a los inmigrantes, como en Hungría, donde se pretende mantener una sociedad homogénea y pura.

-¿Existe algún país que pueda sucumbir al fascismo en el medio plazo?

-No quiero hablar de ningún país en particular, pero este es uno de los motivos por los que escribí el libro, para lanzar una advertencia. Hay gente que me dice que es un título alarmista. En efecto, el título quiere ser una alarma. Quería dar un poco de contexto para mostrar cómo sucedió y cuáles son los factores que motivaron el auge del fascismo en el pasado. La mejor cita del libro viene de Musolini, que decía que si tú vas quitándole al pollo pluma tras pluma nadie se da cuenta, pero cuando el pollo está totalmente desnudo ya nada se puede hacer para dar marcha atrás, y eso puede pasar con los objetivos del hipernacionalismo y la extrema derecha.

-¿Este libro es una advertencia sólo a los americanos o también a los europeos?

-Principalmente a los americanos. Se están repitiendo en Estados Unidos algunas de las cosas peligrosas que sucedieron en mi país en los años treinta, cuando surgió un movimiento aislacionista. Lo quiero dejar claro, no estoy llamando fascista a Trump, pero sí creo que es el presidente más antidemocrático de la historia moderna americana. Cree que puede estar por encima de la ley, no respeta las instituciones e insulta a la prensa diciendo que es la enemiga del pueblo. Me agrada saber que el libro se está publicando en Europa, que es donde surgió el fascismo y donde hay cosas que están pasando que me preocupan mucho en Alemania, Austria o Italia. No es fascismo, pero sí extrema derecha.

-¿Está en condiciones Trump de ganar las presidenciales de 2020?

-Este libro quiere ser una llamada de atención para que la gente, especialmente los jóvenes, para que participen en democracia. Estamos trabajando muy duro, tenemos elecciones al Congreso dentro de poco. El Congreso es un contrapeso del brazo ejecutivo. Personalmente creo que sería muy malo si Trump fuera reelegido. He estado muchas veces en Europa recientemente y los dirigentes allí se sienten muy confusos acerca de lo que está diciendo y haciendo Estados Unidos, y se tiene la sensación de que seis años más de Trump sería algo muy peligroso.

-¿Un “impeachment” para destituir a Trump es ahora más probable?

-No lo sabemos realmente. Hay muchas preguntas en torno a lo que está haciendo Trump, y mucha preocupación sobre la posición de EE UU en el mundo. Cada vez hay más gente que se cuestiona lo que está haciendo nuestro presidente.

-¿Está la democracia estadounidense en riesgo?

-Yo soy emigrante. Una de las cosas que dijo mi padre cuando llegamos a Estados Unidos es que los americanos no debían dar por hecho que su democracia estaba garantizada. Es contradictorio porque la democracia americana es muy resistente pero no se puede dar por hecho que siempre será así.

-¿Es Putin un riesgo para la estabilidad de Europa?

-Sí. Putin fue un agente de la KGB. Sabe cómo usar la propaganda y tiene un objetivo, que es socavar la democracia en la Europa central y del este para devolver esas zonas a la esfera de influencia rusa y separar a los europeos de Estados Unidos, su aliado. También quiere socavar la democracia americana.

-¿Estamos en otra guerra fría?

-Espero que no. Y espero que tengamos la capacidad de resolver las cosas con los países con los que tenemos dificultades como Rusia y China, compitiendo en unos niveles y cooperando en otros.

-¿Es optimista sobre el proceso de desnuclearización de Corea del Norte?

-Tiene que haber progresos en la desnuclearización de Corea del Norte basados en verificaciones del Organismo Internacional de la Energía Atómica. No creo que debamos de hacer concesiones en términos económicos hasta que seamos capaces de saber lo que están haciendo. Además, necesitamos ayuda de otros actores. Hemos leído que Rusia y China no están cumpliendo con sus obligaciones bajo el acuerdo de sanciones. No es una cuestión solo de Estados Unidos, sino de aquellos países que tienen influencia sobre Kim Jong Un y los chinos son los que más influencia tienen.

-¿Ha perdido relevancia la OTAN?

-Soy una gran defensora de la OTAN. Juega y ha jugado un papel importante. Su relevancia sigue siendo grande, pero estoy de acuerdo con el presidente Trump en que los países tienen que cumplir con su contribución económica a la OTAN. El problema más importante ahora es el comportamiento de Turquía, uno de sus miembros clave, porque está comprando armas a Rusia.

-Usted conoció a Viktor Orban cuando fue primer ministro de Hungría por primera vez. ¿Cómo ha evolucionado la figura de este dirigente húngaro?

-Orban era el niño mimado, todo el mundo pensaba que era fantástico. Para mí era un cínico y oportunista demagogo que criticaba a George Soros cuando fue George Soros quien le pagó su formación en Inglaterra. Lo que me parece alentador es que el Parlamento Europeo haya abierto llamado la atención a un país que rompe las reglas.

–¿No cree que Estados Unidos están ampliando su espacio acercando la OTAN a Rusia?

–No. El crecimiento de la OTAN se produce porque hay países que quieren estar ahí. Así que no se trata de expansionismo americano sino del deseo de los países de formar parte de la alianza. Rusia perdió la Guerra Fría, el comunismo no funcionó. Putin ha dicho que el desastre más grande del siglo XX fue la disolución de la Unión Soviética. Decir eso supone un gran desconocimiento de la historia si tenemos en cuenta los millones de personas que murieron en las dos guerras mundiales.

-¿El caso del “Rusiagate” acabará tumbando a la administración Trump?

-No lo sabemos, la investigación está en curso. Mueller es un destacado servidor público. Ayudaría si Trump reconociera el hecho de que los rusos interfirieron en nuestras elecciones y protegería contra lo que los rusos probablemente están planeando para las elecciones de este año y las de 2020.

-¿Cree que Trump es una excepción en la historia de Estados Unidos o puede haber una secuela?

-Espero que no. En todas las sociedades hay divisiones. Trump ha hecho que las divisiones que había en Estados Unidos fueran más grandes. Lo que tenemos que hacer es mejorar la democracia americana, la educación y el sistema sanitario y entender cuáles son los efectos de la tecnología en el empleo y quiénes ganan con el comercio global. Así podremos mejorar la democracia. No queremos tener un gobierno autoritario.

-Merkel dice que ya no podemos confiar en Estados Unidos. ¿Qué le parece esta reflexión?

-Cuando dijo eso me quedó muy triste y preocupada, pero puedo entender porqué lo dijo.

Estados Unidos es la nación indispensable, pero eso no significa que vayamos por libre, sino que actuamos con aliados y Alemania y otros países europeos son grandes aliados de Estados Unidos, como lo es España.

-¿Quién es el político más inteligente que se ha encontrado en su carrera?

-Bill Clinton. Es muy inteligente, lee mucho y se preocupaba no solo de lo que ocurría en Estados Unidos sino en todo el mundo. Y uno de los más políticos más interesantes que he conocido es Václav Havel. Y uno a los que más admiro, Nelson Mandela.

-¿Cuáles han sido los momentos más delicados de su vida?

-Quizá uno que yo no conozco bien y es cuando mis padres me sacaron de Checoslovaquía cuando tenía dos años. Durante mi vida profesional el momento más arriesgado fue cuando volé en helicóptero sobre Mogadiscio, en Somalia, durante los combates. También fue duro cuando en Croacia la gente me lanzaba piedras durante la guerra del Balcanes. Tuve suerte de tener una buena protección.