Guerra comercial

Los magnates tecnócratas ven las orejas al lobo Trump

Sus empresas y patrimonio personal sufren pérdidas mil millonarias mientras temen una eventual guerra económica con China

Elon Musk, left, shakes hands with President Donald Trump at the finals for the NCAA wrestling championship, Saturday, March 22, 2025, in Philadelphia. (AP Photo/Matt Rourke)
Elon Musk y Donald Trump, en un partido de wrestling el 22 de marzoASSOCIATED PRESSAgencia AP

Cuanto más cerca estás del César, mayor es el temor. Los magnates tecnológicos que en enero se hicieron la fotografía en la Casa Blanca y aplaudieron la llegada del segundo mandato del presidente, Donald Trump, ahora le ven las orejas al lobo. El Día de la Liberación anunciado por el presunto líder del mundo libre con motivo de la imposición de los nuevos aranceles desató el pánico en los mercados bursátiles. Los hombres más ricos del planeta se han dado cuenta de que su fortuna no puede comprar la fidelidad, o la oreja, de un Gobierno basado en una estrategia de caos permanente, y en la mente incuantificable de un comandante en jefe que cree que los países del mundo, incluso sus aliados, "me besan el culo".

La zozobra de los pilares económicos del mundo surgido de la Segunda Guerra Mundial les puede salir muy caro. Literalmente. El multimillonario y director ejecutivo de JPMorgan Chase, Jamie Dimon, dio la alarma el 7 de abril tras advertir que las medidas fiscales y arancelarias del presidente pueden llevar a la economía mundial a una recesión bestial que debilitaría como nunca la posición global de Estados Unidos. Esta fue la gota que colmó el vaso de los intereses de muchos de los magnates del círculo íntimo de Donald Trump, empezando por el mismísimo líder del Departamento de Eficiencia y el hombre más rico del mundo, Elon Musk.

El dueño de Tesla y Space X teme a la guerra comercial con China, que ya está en marcha. Prueba de ello es la exclusión del gigante asiático en la recientemente anunciada pausa de 90 días de los aranceles para los países que están negociando con Washington. Más aún, Pekín, que siempre ha sido el objetivo real de Donald Trump, ha sido golpeado con un nuevo incremento del 125%. El vídeo que Elon Musk compartió en su cuenta X que mostraba al economista Milton Friedman promoviendo la importancia del libre comercio y la importación de bienes, no ha hecho mella en su amigo del Despacho Oval. Por otro lado, la oposición abierta contra él es sumamente peligrosa. El presidente actúa según la vieja premisa del Imperio: "Roma no paga a traidores".

Elon Musk y los otros tres magnates tecnócratas que salieron en la fotografía de la inauguración presidencial (el propietario de Meta, Mark Zuckerberg; el fundador de Amazon, Jeff Bezos; y el cofundador de Google, Sergey Brin) han sufrido unas pérdidas de patrimonio neto personal que harían palidecer la economía de cualquier Estado. El sudafricano ha pasado < >, según Bloomberg. Bezos, < >. La mayor bofetada ha sido para Zuckerberg, cuyo patrimonio ha pasado de 207 mil millones de dólares a 179 mil millones de dólares en el mismo período. Y la de Brin de 135 mil millones a 126 mil millones de dólares.

Los cuatro superricos no son los únicos mil millonarios que empiezan a arrepentirse del apoyo a un líder tan incontrolable como Donald Trump. Las críticas más sonadas han sido las de Stanley Druckenmiller, fundador de la multimillonaria firma de inversión Duquesne Family Office, quien se negó a apoyar aranceles superiores al 10%. Por su parte, Ken Fisher, fundador y presidente ejecutivo de Fisher Investments, fue más allá: "Lo que Trump reveló el miércoles pasado es estúpido, erróneo, arrogantemente extremo, ignorante en materia comercial y aborda un problema inexistente con herramientas erróneas. Sin embargo, por lo que puedo ver, se desvanecerá y fracasará", escribió en X.

El caos económico es tal que incluso el director ejecutivo de Pershing Square Capital Management, Bill Ackman, uno de los aliados más cercanos de Donald Trump que fue fundamental para su candidatura presidencial en 2024, clama al cielo sobre los aranceles. Los describe como "masivos" y "desproporcionados". Y aseguró que "la inversión empresarial se detendrá por completo. Dañaremos gravemente nuestra reputación con el resto del mundo, lo cual tardaremos años, e incluso décadas, en recuperar. Nos encaminamos hacia un invierno económico nuclear autoinducido. Deberíamos empezar a atrincherarnos. El presidente está perdiendo la confianza de los líderes empresariales de todo el mundo", según declaró a la CNN. "Esto no es lo que votamos", sentenció.

Diversos analistas también ven la sombra de otra amenaza derivada de la guerra arancelaria: infravalorar el impacto social y la pérdida del poder adquisitivo de los ciudadanos estadounidenses. ¿Qué sucedería si, por ejemplo, la aplicación de los aranceles provoca el desplome de los planes de jubilación, el conocido como 401(k)? La sociedad estadounidense fue construida bajo la premisa de la rebeldía contra un Rey absolutista inglés. Las colonias se independizaron por la falta de autonomía política, el libre comercio y la fuerte división de la sociedad americana en castas. Algo que, sin duda, vuelve a resonar ante la política económica de Donald Trump. ¿Las protestas podrían llevar a una toma civil de Washington DC como sucedió durante la guerra de Vietnam? ¿Qué impacto pueden tener unos eventos tan extremos, pero no imposibles, entre los seguidores de unas bancadas políticas tan polarizadas y armadas?

Los multimillonarios ansían dinero, no la quiebra social. Su apoyo es circunstancial, cosa que podría espolear el tipo de Donald Trump al que más temen los estadounidenses; uno capaz de hacer despertar la peor parte de su historia: el conflicto fratricida. Quizás, la excelente película de Alex Garland, Guerra Civil (2024), sobre una segunda contienda violenta en el país contra un líder muy parecido a Donald Trump es una advertencia para tener en cuenta. El presidente está mirando hacia el abismo comercial y social, esperemos que este no le devuelva la mirada. De momento, los mil millonarios han entendido una verdad vieja como el mundo, y muy real en el caos de la esfera trumpiana: cuando las barbas de tu vecino veas cortar, pon las tuyas a remojar.