Unión Europea

Manfred Weber: «En la UE, como continente cristiano, tenemos que salvar vidas»

Presidente del Partido Popular Europeo

Foto: Alberto R. Roldán
Foto: Alberto R. Roldánlarazon

Manfred Weber, presidente del PPE, tiene 46 años recién cumplidos y por la ilusión que le pone a cada respuesta, parece que tiene toda su carrera política por delante. De ahí que suene en las quinielas para ser el próximo presidente de la Comisión Europea.

Estudió ingeniería, fundó dos empresas de consultoría medioambiental, fue diputado en el Parlamento bávaro y desde su tierra natal saltó a los escaños de la Eurocámara, donde empezó a escalar puestos en la familia popular europea hasta ser su presidente en 2014.

“No sabía que el código de vestimenta en los congresos españoles era “sin corbata””, confiesa a LA RAZÓN desde el Hotel Auditorium de Madrid. Ha viajado hasta aquí principalmente para despedirse del ex presidente Mariano Rajoy a quien admira por haber sacado a España de la crisis.

«En las últimas elecciones europeas todo era sobre austeridad y lo que hizo Rajoy es un gran legado que es extremadamente valioso para nosotros de cara a los próximos comicios». Después de reunirse con él, que bien merecía apostar por la corbata, atendió a las preguntas de este diario.

-Sin preliminares, ¿es la migración el asunto que más divide y separa a la UE?

- La crisis migratoria, es sin duda, el asunto actual más complicado que hay sobre la mesa. Lo llamaría la «herida abierta de la UE». Aún no hemos encontrado respuestas sólidas al respecto. Pero después de tres años –desde que comenzó la crisis en 2015, cuando llegaron alrededor de un millón de personas, principalmente por la ruta de los Balcanes– se ha debatido muchísimo. En mi partido, tenemos la sensación de que ya lo hemos discutido. Las soluciones están sobre la mesa. En mi opinión, principalmente son tres cuestiones las que necesitamos. Primero, es preciso el control de fronteras (fortalecer Frontex) y que se cumplan las reglas de Schengen para los ciudadanos extracomunitarios. Segundo, y para luchar contra los traficantes de personas, las mafias y la industria migratoria, es buscar la solidaridad en el seno de la UE. Es inaceptable que el primer ministro checo acuse a su homólogo italiano, Giuseppe Conte, por ser solidario. Necesitamos un mecanismo de solidaridad en la UE. Por último, en los años pasados era Siria la mayor fuente de refugiados. Pero en el largo plazo será África. España ya tiene a África como importante asunto en su agenda y tenemos que invertir más en África y que sea crucial en la agenda política europea. Necesitamos apostar por un «Plan Marshall» para el continente y abrir los mercados europeos a los productos africanos. Sólo así podremos crear futuro en África.

-¿Y este control de fronteras significa el fin de Schengen tal y como lo conocemos?

-Ya hemos visto que Schengen está bajo presión. La Europa abierta y sin fronteras ya está bajo presión. Lo hemos visto entre Austria y Alemania, en Dinamarca, en Suecia, en Francia... A este respecto entiendo a los países del centro y este de Europa, como Viktor Orban, por ejemplo, que expone que las fronteras deberían ser más estrictas. La UE debería garantizar a los ciudadanos de España, Alemania, Italia que conoce a todos aquellos que llegan a Europa. Todos han mostrado sus pasaportes, sus DNIs. Una situación descontrolada como la de 2015, en la que decenas de miles de personas llegaban a diario es inaceptable. Por lo que la precondición para todo es el control. En Frontex tenemos que contar con 10.000 agentes que tengan la capacidad de acudir inmediatamente hasta dónde están los traficantes. Y las mafias son listas. Primero fueron a Grecia, luego a Italia y ahora España se está convirtiendo cada vez más en el objetivo de los traficantes de personas. Estos países que están más afectados deben contar con la asistencia de Europa.

- La llegada de Salvini al poder ha supuesto una enorme sacudida. Se están tomando algunas medidas parche, pero ¿puede España hacerse cargo de todos los barcos que rechace Italia?

- Entiendo de alguna manera los problemas a los que se enfrenta Italia, porque Libia es el estado más crítico en la zona norteña de África y está muy cerca de las costas italianas y de Malta. Por eso comprendo que Italia haya dicho «basta», necesitamos asistencia. Pero hay algo que todos los políticos europeos debemos tener claro: hay que rescatar a la gente. No debe haber dudas al respecto. Porque rescatar a las personas significa simplemente que mostramos nuestro enfoque humanitario como Unión Europea. Nos definimos a nosotros mismos como un continente cristiano, si nos permitimos definir al continente como cristiano, entonces tenemos que salvar vidas. Por tanto, hay que rescatar, pero también destruir el modelo de negocio de la migración y el tráfico de personas. Y aquí hay que mostrar que ya hemos tenido éxito, como con el acuerdo con Turquía. Tenemos que trabajar de manera conjunta con los países del norte de África y a mi modo de ver, el último Consejo Europeo es un buen punto de partida para el siguiente paso para encontrar una solución junto a ellos. Deben contar con la infraestructura para destruir el crimen organizado, porque estos criminales hacen un montón de dinero y el estado no lo controla.

-Hablando de ese último Consejo Europeo, Angela Merkel habló en su última rueda de prensa del viernes sobre el ministro Seehofer, que es de su partido. Y ha venido a decir que si se está en una coalición hay que ceñirse a los compromisos, vamos, que a la canciller no le ha gustado mucho el ultimátum. ¿Habrá más rifirrafes y fricciones entre la CSU y la CDU a la vuelta del verano?

-Somos partidos hermanos, pero de vez en cuando tenemos conflictos. Esa es la realidad. Comparto la postura de Merkel de que en un Gobierno, la gente espera de nosotros, especialmente entre partidos de centroderecha, nuestros votantes esperan que si somos elegidos tenemos que hacer nuestro trabajo de una forma seria y rigurosa: hallar compromisos y es lo que tenemos que hacer en Alemania. Hay miles de cosas que hacer a nivel doméstico. Por ejemplo, el súper escándalo que hubo en la agencia de migración. Las autoridades que decidían si se era un refugiado o no tuvieron un montón de problemas internos, no estuvo bien gestionada y, por tanto, los alemanes sintieron que el estado no estaba funcionando bien, que no podía manejar el flujo migratorio. Tenemos que dar a los alemanes la seguridad de que distinguimos entre refugiados reales de Siria, que huyen de una guerra civil, y aquellos que son migrantes ilegales.

-¿Cómo lucha Alemania contra el terrorismo?

-El terrorismo es una cuestión que compete a las autoridades nacionales. Alemania es un país que se ha enfrentando a esto muy tarde. España ha tenido mucha experiencia, pero Alemania ha sido atacado por el terrorismo islamista muy tarde. La principal respuesta a nivel europeo es que necesitamos compartir mejor la información entre todas las agencias de inteligencia.

- ¿En qué punto estamos respecto al Brexit?

- Nos estamos quedando sin tiempo, porque marzo es la fecha final pero la nuestra es octubre porque hay plazos que se deben cumplir en las votaciones en el Parlamento Europeo. El contenido debe estar finalizado en los próximos cuatro o cinco meses. Lo único positivo es que, por primera vez, tenemos la postura del Gobierno británico a través de su Libro blanco. Pero quedan muchas negociaciones y probablemente, como apunta Barnier y también creemos desde la Eurocámara, el riesgo de entrar en marzo de 2019 sin un acuerdo es una realidad. No es imposible. Todos los responsables intentan evitarlo pero puede ocurrir. Para el mundo empresarial, es problemático.

-¿Para neutralizar el populismo, que es el fenómeno omnipresente en la UE, que aconseja al futuro líder del PP?

-La idea más importante es mantener el enfoque de la colaboración. Aquellos que quieren seguir un enfoque egoísta y nacionalista, no pueden cumplir. Hoy vivimos en un mundo globalizado. Tras la reunión de Trump y Putin en Helsinki, en la que decidieron sobre Siria, el comercio mundial e incluso Defensa. Hemos comprobado que ya no podemos confiar en nuestros socios estadounidenses como hicimos en las últimas dos décadas. Debemos entender que ante una atmósfera tan cambiante tenemos que afrontarla juntos como europeos, sólo hay un enfoque europeo para tener un futuro común. Defender nuestro estilo de vida europeo, ¡tenemos tanto en común! Merece la pena defenderlos. El Partido Popular es proeuropeo, España es un país proeuropeo, lo que comparado con otros países debería haceros sentir orgullosos. Claro que se puede discutir sobre el futuro de la UE porque Podemos tiene una postura diferente que el PP, es normal. Estáis orgullosos de nuestra nación pero también creéis en un futuro europeo.

-¿Puede haber riesgo de división en el PP tras la elección de Pablo Casado?

-No veo riesgo de división. Creo que buscará la unidad del partido como hizo Mariano Rajoy y enseñará la perspectiva española a nivel europeo. En los últimos cuatro años, la crisis del euro era el tema dominante. Hoy, debo decir que desde Bruselas vemos en Mariano Rajoy una figura que lo manejó. En las últimas elecciones europeas todo era sobre austeridad y lo que hizo Rajoy es un gran legado que es extremadamente valioso para nosotros de cara a las próximos comicios.