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Manfred Weber: «La UE es una unión de valores, por eso nos preocupa la deriva de Polonia y Hungría»

Manfred Weber (Niederhatzkofen, 46 años) tiene muchas papeletas para convertirse en el próximo presidente de la Comisión Europea

Ingeniero de formación, Manfred Weber ha desarrollado la mayor parte de su carrera política en la Eurocámara, donde lleva quince años
Ingeniero de formación, Manfred Weber ha desarrollado la mayor parte de su carrera política en la Eurocámara, donde lleva quince añoslarazon

Manfred Weber (Niederhatzkofen, 46 años) tiene muchas papeletas para convertirse en el próximo presidente de la Comisión Europea.

Manfred Weber (Niederhatzkofen, 46 años) tiene muchas papeletas para convertirse en el próximo presidente de la Comisión Europea. Primero tendrá que ser respaldado por su grupo, el Partido Popular Europeo, en el congreso de Helsinki el 7 y 8 de noviembre. Líder del PPE en la Eurocámara, defiende el sistema «spitzenkandidaten», lo que le favorece porque los conservadores suelen ser los más votados, hasta ahora, en los comicios europeos– porque es importante, dice, la figura de una personalidad que respalde una propuesta sólida. Weber ha recibido a LA RAZÓN en su despacho de la sede del Parlamento Europeo para hablar de los asuntos que más preocupan en Europa. Un continente cristiano, subraya, que debe ser solidario y abrirse a otros mercados.

Usted se presenta como candidato a presidir la Comisión Europea, pero más de una vez ha dicho que hay cosas que se pueden cambiar. ¿Qué se está haciendo mal?

Estoy muy contento de vivir y de experimentar la Europa que creamos en las últimas décadas, una UE abierta y pacífica, porque tenemos nuestra identidad nacional que combinamos con el espíritu europeo. Me gusta esto, combinar diferentes identidades... debemos estar orgullosos de lo que hemos logrado. Pero también tenemos que abrir ahora un nuevo capítulo. Para mí, un nuevo capítulo es construir nuevos puentes para salvar la brecha entre ciudadanos y políticos; porque la gente no se siente a nivel comunitario como (se sienten) a nivel nacional. Por ello planteo es salvar esta brecha.

¿Qué está haciendo el Partido Popular Europeo para salvar esta brecha?

Somos el primer partido que ha anunciado sus candidaturas a las elecciones europeas. Si usted vota al PPE, por ejemplo, le decidimos a la gente «éste será el próximo presidente de la Comisión». En democracia siempre se necesitan personalidades –una figura que represente su programa y esté decidido a llevarlo a cabo– que defiendan sus propuestas. Un candidato que dé una idea de cómo proteger a Europa. En primer lugar, hablamos del control de las fronteras, estamos a favor de que, si fuera necesario, se coloquen vallas en las fronteras para protegerlas contra los traficantes y las mafias. Y también queremos la creación de un sistema para cotejar información en una base de datos y de medios de seguridad para compartir información a nivel colectivo. Tenemos que proteger nuestra industria, nuestra economía, y ser más fuertes en defensa.

Ese control fronterizo del que habla recuerda al discurso nacionalista que escuchamos ya en partidos en Francia o Italia, por ejemplo. ¿Dónde está la «línea roja» que separa al PPE de los extremistas ?

Creo en un enfoque equilibrado de la inmigración. Eso significa, en primer lugar, el control fronterizo. La gente en España quiere saber quién es y qué es Europa. Por ello tenemos que controlar quién llega a nuestras fronteras. El segundo punto es igualmente importante: no quiero hacer con la UE una muralla. Ésa no es mi idea, mi idea es controlar la frontera, pero estando dispuestos a ayudar a las personas en apuros... Porque Europa es un continente que se define como cristiano. Estoy orgulloso de ello y hay que estar preparado para hacerse cargo de los refugiados.

¿Es necesario aumentar los fondos para la inmigración?

Necesitamos invertir más porque también hay una parte de solidaridad. No es solo una cuestion de España, Italia o Grecia, es un reto europeo. Nadie en Europa puede decir, «no me importa».

El avance del populismo en países históricamente europeístas como Italia, y la continua confrontación con países como Polonia y Hungría, ¿podría traducirse en un Parlamento eurófobo?

La UE no es una unión del dinero, es una Europa de valores, de principios básicos. Vemos a Polonia y nos preocupa su caso, pedimos más independencia del Poder Judicial, porque el Estado de derecho está en peligro. Europa no puede negociar los principios fundamentales, todo el mundo tiene que respetarlos. También voté a favor de los mecanismos contra Hungría. Aquí no hay un trato especial para nadie.

Respecto al Brexit, ¿le parece que una ampliación del periodo de transición será beneficioso o simplemente prolongará la incertidumbre?

Me decepciona mucho que hablemos más de prolongación que de soluciones, pero la gente, especialmente el sector empresarial, nos está pidiendo que le digamos qué va a pasar. A principios del año que viene, necesitamos un acuerdo sobre la mesa.

¿Y Cataluña?

Estamos a favor de la unidad de España. No necesitamos más conflictos en este continente ni más inestabilidad. Y no entiendo cómo los responsables independentistas en Cataluña no están preparados para razonar y ser responsables. Considerar actuar en contra de la Constitución española, eso es inaceptable.