Sur Global

De la mano de China, el creciente poder de los BRICS implica un mayor músculo financiero frente al G7

Según las previsiones del FMI, el grupo de economías emergentes constituirá en 2023 una parte mayor de la economía mundial que el Grupo de los Siete

Johannesburg (South Africa), 18/04/2023.- President of China Xi Jinping speaks at the China-Africa Leaders' Roundtable Dialogue on the last day of the BRICS Summit, in Johannesburg, South Africa, 24 August 2023. (Sudáfrica, Johannesburgo) EFE/EPA/ALET PRETORIUS / POOL
BRICS Summit in South AfricaALET PRETORIUS / POOLAgencia EFE

Pekín sostiene que el Sur Global es un actor tan poderoso como Occidente, mientras se muestra orgulloso de que el Grupo BRICS, formado por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, haya anunciado que su número de miembros se duplica con creces. En enero de 2024, Argentina, Egipto, Etiopía, Irán, los Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudí serán incorporados al bloque. Se trata de un poderoso rival de las potencias democráticas del Grupo de los Siete (G7), capaz de reconfigurar la geoeconomía y la geopolítica en cuestiones tan diversas como la guerra de Rusia en Ucrania o el estatus del dólar estadounidense como moneda de reserva mundial.

En un discurso pronunciado al inicio de la cumbre de Johannesburgo, Xi Jinping afirmó que su país no desea participar en una competición entre grandes potencias ni crear una «confrontación de bloques». En cuanto al crecimiento de los BRICS, el líder chino se enorgulleció afirmando que «esta ampliación del número de miembros es histórica y muestra la determinación por la unidad y la cooperación con los países en desarrollo en general».

Esta expansión es la primera del grupo, pero no parece que vaya a ser la última, ya que otras 16 naciones han solicitado formalmente su anexión. El presidente chino hizo un llamamiento a la ampliación del grupo de economías emergentes para construir un orden internacional más justo y equitativo, insistiendo en que «el hegemonismo no está en el ADN de China».

Así pues, la ampliación de los BRICS podría considerarse una respuesta al cambiante equilibrio de poder mundial. La pandemia, las tensiones de China y Estados Unidos y la invasión rusa de Ucrania han puesto a prueba el crecimiento económico mundial. Los Estados BRICS se han visto afectados, con la segunda economía mundial tambaleándose tras los estrictos cierres de la COVID-19 y sus turbulencias inmobiliarias. Por ello, Pekín apuesta por mercados adicionales para mejorar su posición e involucrar a otros Estados con grandes poblaciones y recursos naturales.

A diferencia de la expansión de la OTAN, la UE y otras organizaciones occidentales, este bloque se basa no tanto en normas comunes como en dos objetivos globales: acelerar el surgimiento de un mundo multipolar y ampliar el espacio para una actividad económica mutuamente beneficiosa que se aleje de la dependencia de los mercados occidentales.

Por otra parte, con el firme apoyo de China y Rusia, la inclusión de Irán ha reforzado el eje antiestadounidense en el Grupo, lo que probablemente hará que sea más difícil para Washington y Occidente tratar con una organización que contiene dos miembros sancionados internacionalmente. Una decisión que refleja el dominio de «Los amigos» que podría resultar incómoda para miembros moderados como India y Brasil.

Cincuenta años atrás, los responsables de finanzas de los gobiernos del Reino Unido, Alemania Occidental, Francia y Estados Unidos se reunieron informalmente en la biblioteca de la planta baja de la Casa Blanca para debatir la situación monetaria internacional del momento. Así nació el G7. Rápidamente se amplió, añadiendo a Japón, Italia y Canadá, para consolidar un bloque de las mayores economías al margen del comunismo. Como países industrializados que estaban cosechando los beneficios del auge de la productividad de la posguerra, representaban gigantes económicos, y su producción económica ha contribuido históricamente en torno al 40% del PIB mundial.

No obstante, los BRICS han ido forjando su propia estructura. El acrónimo «BRIC», desarrollado por el economista de Goldman Sachs Jim O'Neill en 2001, se utilizó para identificar cuatro economías de rápido crecimiento en fases similares de desarrollo. Sus líderes no se reunieron hasta 2009, cuando formalizaron su relación, para invitar a Sudáfrica a sumarse en 2010. En origen, se agruparon para aprovechar oportunidades de inversión, pero en la última década se han convertido en un rival económico del G7. Entre sus iniciativas se incluye la creación de un banco mundial, un marco global que incluya la desdolarización, y debaten en torno al establecimiento de una moneda común para evitar que Estados Unidos militarice su divisa y el sistema de mensajería financiera Swift.

En conjunto, en la actualidad los países BRICS tienen 3.240 millones de habitantes —el 41% de la población mundial— y un producto interior bruto (PIB) combinado de 26 billones de dólares, el 60% del PIB combinado de los países del G7. Sin embargo, en paridad de poder adquisitivo, el PIB de los países BRICS representa el 31,5% de la economía mundial, superando el 30,4% del G7. A pesar de ello, los BRICS sólo tienen el 15% del poder de voto en el Fondo Monetario Internacional, una fuente de descontento de los países en desarrollo sobre la gobernanza de las instituciones financieras internacionales.

Un factor importante que ha contribuido al auge de los BRICS es el crecimiento económico de las economías china e india. Tras un periodo de rápida industrialización en las décadas de 1980 y 1990, las exportaciones chinas recibieron un importante impulso tras su ingreso en la Organización Mundial del Comercio en 2001. Esto ayudó a China a convertirse en la segunda economía del mundo en 2010.

No obstante, el ascenso económico de India no ha sido tan rápido, pero en 2022 el país ocupaba el tercer puesto, con un PIB de 12 billones de dólares. Ambos países representan casi una cuarta parte de la economía mundial. Según las previsiones del FMI, los BRICS constituirán en 2023 una parte mayor de la economía mundial (56 billones de dólares) que el G7 (52 billones de dólares).

En particular, el espectacular ascenso económico de China ha reconfigurado el comercio, la inversión y las cadenas de suministro mundiales. La destreza manufacturera del país, su enorme mercado de consumo y su crecimiento impulsado por la innovación lo han catapultado a la vanguardia de la economía mundial. Aunque India está todavía un poco rezagada, su enorme población y su pujante industria tecnológica la sitúan en una buena posición para convertirse en la segunda superpotencia económica del bloque. Mientras tanto, Rusia, Brasil y Sudáfrica no han cumplido las expectativas, y su participación en el PIB mundial (en paridad de poder adquisitivo) ha disminuido en las dos últimas décadas, según Statista.

Según los cálculos de Bloomberg, China será el principal contribuyente al crecimiento mundial en los próximos cinco años, con una cuota que duplicará la de Estados Unidos. Se espera que la cuota de China en la expansión del PIB mundial represente el 22,6% del crecimiento mundial total en 2028, según la publicación. Por su parte, India aportará el 12,9% del PIB mundial.

«En total, se espera que el 75% del crecimiento mundial se concentre en 20 países y más de la mitad en los cuatro primeros: China, India, Estados Unidos e Indonesia. Mientras que los países del G7 representarán una parte menor, Alemania, Japón, Reino Unido y Francia figuran entre los 10 principales contribuyentes».