Nicaragua

Ortega se asoma al abismo

La represión en Nicaragua, que ya se ha cobrado 30 muertos incluido un periodista, hace tambalear al Gobierno. Los manifestantes se alzan contra el régimen corrupto del ex líder sandinista y su mujer

Angel Gahona recibió un disparo en la cabeza»
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La represión en Nicaragua, que ya se ha cobrado 30 muertos incluido un periodista, hace tambalear al Gobierno. Los manifestantes se alzan contra el régimen corrupto del ex líder sandinista y su mujer.

Nicaragua está al borde del precipicio. Durante un mensaje televisado, y en un intento de apaciguar las aguas, el presidente Daniel Ortega anunció qula retirada de la reforma de la Seguridad Social que ha sublevado a los nicaragüenses. Pero parece que las brasas ya están calientes, y que lo que era una protesta por las pensiones se ha convertido en una revuelta contra el régimen sandinista.

De hecho, las manifestaciones en distintos puntos del país continuaron y, en particular, un buen número de gente se congregó ayer en el sur de la capital, Managua, bajo consignas de rechazo al Gobierno. A diferencia de otras protestas, éstas se desarrollaron en forma pacífica. No obstante, como producto de la represión policial contra los manifestantes, al menos 30 personas han muerto desde el inicio de las manifestaciones el miércoles.

En ese punto, también hay diferencias dado que el Gobierno reconoce sólo una decena de fallecidos, pero organizaciones no gubernamentales denuncian que el número de víctimas es mayor. Además, dichas organizaciones informaron de que hay 67 estudiantes heridos, 43 desaparecidos, 20 detenidos, una emisora quemada y tres medios de comunicación bloqueados. También ha impactado la muerte del periodista Miguel Ángel Gahona tras recibir un disparo mientras realizaba una transmisión en vivo a través de Facebook en la costa del Caribe. Al parecer un francotirador acabó con su vida.

Ayer, durante el quinto día de protestas, la capital y otras ciudades del interior amanecieron con saqueos de tiendas y supermercados. El Gobierno dice que fueron grupos opositores, y éstos sostienen que los saqueos fueron promovidos por el Ejecutivo para deslegitimar la lucha. Ortega culpó el sábado a «pequeños grupos de la oposición», que no especificó, de ser los causantes de las revueltas. El presidente compareció en televisión acompañado por los responsables de las jefaturas militar y policial.

Ese día, el mandatario aceptó modificar la reforma de la Seguridad Social: «Tal vez podamos hallar formas de cubrir parte de lo que se está aplicando a los trabajadores, y especialmente a los jubilados», admitió el mandatario. Pero ese anuncio no calmó la tensión social. Desde el sector privado informaron de que su asistencia a una eventual mesa de diálogo está supeditada al cese de la violencia, la liberación de las personas que fueron detenidas en las protestas y el restablecimiento de la libertad de expresión sin restricciones.

Asimismo, desde la patronal empresarial advirtieron de que «la crisis va más allá del descontento de reformas del sistema de pensiones», por lo que el diálogo deberá «partir de una agenda amplia en la que se incluyan los temas de interés nacional con la participación de representantes de jóvenes, sectores académicos y la Conferencia Episcopal». Esta vez parece ser un «todos contra Ortega». Pero la guerra es desigual con la balanza a favor del ex guerrillero. La reforma al sistema de seguridad social eleva los porcentajes que los trabajadores aportan al sistema. Asimismo, se obliga a los jubilados a ceder parte de sus fondos de pensión para la cobertura de enfermedades y les reduce los beneficios en asignaciones familiares.

La todopoderosa primera dama y vicepresidenta del país, Rosario Murillo –apodada por la oposición como «la Bruja» porque según cuenta la leyenda urbana, practica rituales–, ordenó el pasado martes hacer piquetes a nivel nacional para apoyar las reformas. Desde ese momento, la Juventud Sandinista se colocó en las principales rotondas y avenidas de Managua frente a ciudadanos descontentos, iniciando la primera protesta grave en once años del Gobierno de Ortega.

Un día después, las turbas de la Juventud Sandinista y motorizados se trasladaron golpearon, robaron e intentaron dispersar a los manifestantes en la capital. Al final llegaron antimotines a golpear y cercar a los protestantes. Fue la gota que rebosó el vaso.

A partir del jueves, estudiantes de varias universidades se rebelaron contra el Gobierno y decidieron unirse para manifestarse en contra de las reformas. «Los universitarios han llevado su descontento más allá de las reformas y afirman que protestan contra la corrupción, para exigir libertad de prensa, entre otros temas. Hasta la fecha, los universitarios de los recintos públicos habían estado a favor del gobierno. Las privadas no», afirma por teléfono a LA RAZÓN uno de los jóvenes que prefiere guardar el anonimato. «Ahora estamos juntos y bien asesorados por los compañeros venezolanos, los escuderos que llegaron a Nicaragua huyendo de la represión. Ellos utilizaban técnicas troyanas de combate, de guerrilla urbana», añadió.

Ayer, en Madrid, unas 200 personas, entre ellas el ganador del Premio Cervantes 2017, Sergio Ramírez, reclamaron en la Puerta del Sol el fin de la «represión insostenible» en Nicaragua. «Queremos pedirle al Ejecutivo español, que es amigo de nuestro país, que por favor pida al de Nicaragua que cese la represión y violencia», afirmaron los manifestantes en Madrid. El Papa Francisco, la ONU y la Unión Europea también pidieron que cese la violencia.