Medio centenar de civiles muertos
Matanza en pleno funeral: las tácticas de terror que emplea el Ejército de Putin en Ucrania
Las tropas rusas matan a, al menos 51 personas de la aldea de Groza, que fue reconquistada por Ucrania hace tan sólo un año
La pequeña aldea de Groza, reconquistada hace un año por las tropas ucranianas y situada en el norteño distrito de Kupyansk, donde, a unos 40 km, se encuentra uno de los frentes de guerra más sangrientos en la provincia de Járkiv, fue el escenario de una matanza escalofriante cuando, hacia las 13:15 del mediodía de este jueves, un misil dio de lleno en un café y tienda de comestibles que estaba abarrotado de civiles que se habían reunido para asistir a un funeral, matando a al menos “51 personas”, según informó el Gobierno provincial. El presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, quien se encuentra en Granada asistiendo a la Tercera Cumbre de la Comunidad Política Europea, no dudó en acusar a Rusia de este nuevo crimen de guerra que calificó como “una agresión genocida”.
“Es un crimen ruso demostrablemente brutal: un ataque con misiles contra una tienda de comestibles común y corriente. Un acto de terrorismo completamente deliberado”, según escribió en la red de Telegram. Asimismo, el líder ucraniano aseguró que esta es una nueva demostración de que “hay que detener el terrorismo ruso. Todos los que ayudan a Rusia a eludir las sanciones son criminales. Todos los que hasta ahora apoyan a Rusia apoyan el mal”, explicó, asegurando también que el Kremlin lleva a cabo este tipo de “ataques terroristas sólo para una cosa: hacer de su agresión genocida la nueva norma para todo el mundo. Responderemos a los terroristas. Eso es lo justo”.
Las impactantes imágenes del ataque, mostrando las decenas de cuerpos desventrados, chamuscados y retorcidos por la deflagración colocados sobre el césped alrededor del café, son una visión del infierno que, cada día, se vive en los pueblos cercanos al frente donde muchos civiles, ya sea por necesidad o por el justo derecho de vivir en sus casas, no quieren abandonar sus hogares, a pesar de encontrarse en la línea de fuego. Desde su liberación, la aldea de Groza había vuelto a la vida recuperando parte de su población, “entre 300 y 400 personas”, según fuentes locales.
El jefe del gabinete presidencial, Andrii Yermak, y el gobernador de Járkiv, Oleh Syniehubov, confirmaron que entre los 51 muertos hay “un niño de seis años”, e informaron de que “otras seis personas resultaron heridas”. Por otro lado, el ministro del Interior ucraniano, Ihor Klymenko, explicó que el ataque se produjo “con un misil Iskander”, de fabricación rusa, “contra un grupo de 60 personas que estaban asistiendo a un velatorio después de celebrar el funeral de un miembro de su comunidad”.
Además, Klymenko lamentó que, en las próximas horas, la cifra de muertos podría aumentar. “Es muy posible que todavía haya gente atrapada bajo los escombros de la tienda y la cafetería. La operación de rescate sigue en marcha”, añadió. El ataque contra la aldea se ha convertido en “el más mortífero sucedido en la región”, según informó Olena Shapoval, miembro de la Administración Regional, desde que las tropas comandadas por el presidente ruso, Vladimir Putin, se lanzaron, en febrero de 2022, a la invasión ilegal de Ucrania.
Por su parte, Saviano Abreu, jefe de comunicaciones de la Oficina de la ONU para la Coordinación de Asuntos Humanitarios, escribió que se sentía “consternado por los informes sobre el ataque ruso, y por las imágenes absolutamente espantosas que llegan desde la localidad”. Asimismo, recordó que “dirigir intencionalmente un ataque contra civiles o bienes de carácter civil es un crimen de guerra. Y lanzar intencionalmente un ataque sabiendo que sería desproporcionado, también. Nuestros pensamientos están con el pueblo de Ucrania, que hoy tuvo que presenciar, una vez más, otra consecuencia bárbara de la invasión rusa”, según dijo en un comunicado.
Los ataques contra civiles indefensos, los cuales obvian a propósito cualquier objetivo militar y son una clara violación del Convenio de Ginebra, son una de las tácticas del terror que, desde el inicio del conflicto, el Kremlin emplea para amedrentar el pueblo ucraniano y romper su espíritu de lucha. No obstante, dicha estrategia solo tiene un efecto contrario. La última gran matanza tuvo lugar en junio contra el restaurante Ria Pizza de Kramatorsk, en el que murieron 13 personas y 60 resultaron heridas, donde el diario LA RAZÓN estuvo presente y comprobó, de primera mano, el efecto devastador que tienen este tipo tácticas inhumanas.
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