Política

Brexit

May, acorralada por su Gabinete

A dos días de la crucial Cumbre de Bruselas, Tusk alertó de que un divorcio sin acuerdo es «más probable que nunca».

La «premier» británica Theresa May visita ayer una organización de voluntarios que combate la soledad en Vauxhall
La «premier» británica Theresa May visita ayer una organización de voluntarios que combate la soledad en Vauxhalllarazon

A dos días de la crucial Cumbre de Bruselas, Tusk alertó de que un divorcio sin acuerdo es «más probable que nunca».

Realidades paralelas en la negociación del Brexit. Mientras en Bruselas daban ayer por imposible llegar a algún tipo de acuerdo, Theresa May afirmaba en Londres que ve «factible» conseguirlo, a pesar de las diferencias mostradas entre Londres y Bruselas en las horas previas a la cumbre clave que comenzará mañana, cuando, según el calendario previsto, se debería cerrar un acuerdo de divorcio. El domingo a última hora hubo rumores de que se había conseguido sellar el pacto, pero el espejismo de la «fumata blanca» duró poco. «Estamos entrando en las etapas finales de estas negociaciones. En este momento, debemos mantener la cabeza fría», señaló la «premier» ante los Comunes. La líder «tory» aseguró que se habían hecho «progresos reales en las últimas semanas», si bien persisten las discrepancias sobre la frontera en Irlanda del Norte.

Aún queda camino por recorrer en cuanto al «backstop», el mecanismo de emergencia que Londres y Bruselas quieren establecer para evitar una frontera dura entre la República de Irlanda y el Ulster. May insistió en que no iba a poner en riesgo la unidad de Reino Unido dejando a Irlanda del Norte con un estatus diferente y vinculado al mercado único, tal y como propone Bruselas. Aunque indicó que la UE había «respondido de forma positiva» a su última propuesta aceptando «explorar» la posibilidad de que Reino Unido al completo se mantenga de «forma temporal» en la unión aduanera. La UE recalca que un «backstop» no puede funcionar si es por un tiempo limitado porque, por definición, es una solución de emergencia. May insiste en que no sería una solución permanente, pero se niega a poner una fecha que concluya este periodo, por lo que los «brexiteers» temen que el país pueda quedar atado de manera indefinida.

Westminster es un auténtico hervidero de tramas y en el propio Gabinete se están llevando a cabo diferentes reuniones para organizar posibles complots contra May. La «premier» se reunirá hoy con sus ministros, aunque anoche la euroescéptica Andrea Leadsom, responsable de los «tories» en los Comunes, convocó una reunión a la que habrían asistido, entre otros, Penny Mordaunt (secretaria de Estado de Desarrollo Internacional), y Esther McVey (secretaria de Estado de Trabajo y Pensiones). Hay rumores que apuntan a que las tres podrían presentar su dimisión en los próximos días para mostrar su desacuerdo ante la estrategia negociadora del Gobierno.

La extrema debilidad de May ha ocasionado un parón imprevisto en las negociaciones. El calendario ha quedado hecho añicos y, hasta mañana, no habrá ningún tipo de contacto. Ni al máximo nivel político ni técnico. De hecho, ayer fue cancelada la reunión con los «sherpas» (enviados de las capitales) prevista y que tenía como objetivo apuntalar el acuerdo técnico.

Pero nadie tiene ninguna duda de que éste no es el momento de los técnicos, sino de los políticos con mayúsculas y que resulta inútil intentar avanzar si el liderazgo de la «premier» británica está en peligro. En Bruselas, contienen la respiración sobre lo que puede pasar hoy en Downing Street. Nunca hasta el momento la expresión de que la pelota está en el tejado de Londres ha cobrado tanto sentido. Este martes se celebrará el habitual Consejo de Asuntos Generales en el que el negociador jefe de la UE, Michel Barnier, informará a las capitales sobre los últimos acontecimientos. Pero no está previsto que el político francés comparezca ante los medios. El presidente del Consejo, Donald Tusk, advirtió de que la posibilidad de un Brexit sin acuerdo es «más probable que nunca». «Debemos mantenernos esperanzados y determinados, pero, dada nuestra responsabilidad, debemos preparar a la UE para un escenario sin acuerdo».