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McCain alerta: «decir no a Obama sería catastrófico»

El presidente Barack Obama y el senador republicano John McCain, durante su encuentro ayer en la Casa Blanca
El presidente Barack Obama y el senador republicano John McCain, durante su encuentro ayer en la Casa Blancalarazon

El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, desplegó ayer sus dotes de persuasión con los dos viejos halcones del Partido Republicano: el senador John McCain, su contrincante en las elecciones de 2008, y Lindsey Graham. Invitó a ambos a la Casa Blanca para explicarles de primera mano su plan de ataque al régimen de Bachar al Asad. También llamó a los líderes de ambos partidos políticos de la Cámara de Representantes, el republicano John Boehner, y la legisladora demócrata Nancy Pelosi. Su objetivo: que le apoyen en su operativo sirio.

Obama, que esta noche viajará a Estocolmo, considera cruciales a McCain y Graham para sacar adelante su plan en el Congreso, aún sin fecha programada. Podría ser en cuestión de días o semanas. Al término del encuentro, McCain destacó que «ninguno de nosotros apoya la idea de un ataque terrestre. Pero también es injusta una lucha contra miles de miembros de Hizbulá, las fuerzas del régimen sirio y el apoyo de Rusia». También subrayó que lo que ocurre en Damasco es un «conflicto regional que también ha afectado a Líbano, Jordania o Irak».

El senador reconoció que una falta de acuerdo en el Congreso para respaldar una intervención militar sería «catastrófica». «Estamos trabajando en una resolución que la mayoría de ambos partidos en el Congreso estén dispuestos a aprobar», indicó McCain, quien recordó que un rechazo en el Congreso sería un fuerte varapalo para la credibilidad de EE UU.

Por su parte, Graham insistió en que «cuando tenga que abordarse la cuestión de la financiación de esta operación, los países de la zona deberán asumir la mayor parte del coste». Con ambas reuniones se pone de manifiesto que la maquinaria de la Administración Obama está en marcha para conseguir que su plan salga adelante. Aunque ahora lo que se plantean un buen número de congresistas es qué hará el presidente en el caso de que se dé luz verde en el Parlamento y más adelante Asad vuelva a utilizar armas químicas.

A falta de una respuesta clara y posibles soluciones sobre la mesa de la Sala de Situaciones de la Casa Blanca, el equipo de Seguridad Nacional, entre los que destacan la consejera Susan Rice, el jefe de la Diplomacia, John Kerry, y el del Pentágono, Chuck Hagel, siguieron los pasos del Obama y mantuvieron una teleconferencia con los congresistas más reacios a atacar. En esta conversión, los políticos del Capitolio consiguieron que se les asegurara que no habrá un ataque terrestre. También consiguieron la inclusión de un calendario específico para la operación, para no caer en guerras interminables como la de Irak y Afganistán. De igual modo, una fuente oficial cercana al presidente, confirmó a Reuters que «la Casa Blanca está dispuesta a revisar la propuesta que Obama pretende someter a vocación en el Congreso». Una estrategia para conseguir la luz verde que tanto ansía.

Hoy, Kerry y Hagel regresarán al Senado, una Cámara que conocen bien de su época de senadores, y lo harán como enviados del presidente. Allí tendrán que testificar ante el Comité de Relaciones Internacionales para convencerles de que aprueben el «plan Obama». Será una dura tarea. El visto bueno de esta misión va más allá de la disciplina de partido o los cálculos políticos. Dentro del Partido Republicano, a McCain y Graham les disgusta el plan de Obama porque consideran que es demasiado limitado. Mientras, el senador conservador de Kentucky Rand Paul, más preocupado por sus propias aspiraciones políticas a la Casa Blanca, se muestra en contra de gastar un sólo centavo más del contribuyente en temas bélicos. «Creo que va a ser una negociación muy complicada», indicó el republicano Tom Cole.

Una agenda frenética

Aun así, Obama no se da por vencido y apurará hasta el último momento antes de poner rumbo a Estocolmo para sesguir con su ronda de contactos. En su agenda tiene marcado en rojo una cita con los presidentes y los miembros de los comités del Senado y la Cámara de Representantes de los Servicios Armados, Relaciones Internacionales e Inteligencia. Mientras, su equipo mantendrá durante toda esta semana reuniones no confidenciales con los miembros demócratas de la Cámara Baja.

Voto a favor de los líderes republicanos en la Cámara de Representantes

El presidente de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, el republicano John Boehner, y el líder de la mayoría republicana en esta Cámara, Eric Cantor, han mostrado este martes su apoyo a la intervención militar en Siria y han anunciado que votarán a favor de esta medida en el Congreso.

Boehner ha asegurado que apoyará al presidente estadounidense, Barack Obama, en su decisión de intervenir en Siria y ha instado a sus compañeros en el Congreso a hacer lo mismo. El presidente de la Cámara de Representantes ha defendido que Estados Unidos debe responder el uso de armas químicas en Siria y mostrar a sus aliados que "América se levanta cuando es necesario".

En la misma línea se ha manifestado el líder de la mayoría republicana de la Cámara de Representantes, Eric Cantor. "Tengo la intención de votar para ofrecer al presidente de Estados Unidos la opción de usar la fuerza militar en Siria", ha asegurado.

Por su parte la líder demócrata en la Cámara, Nancy Pelosi, se ha mostrado confiada en que el Congreso apoyará la resolución que autorizará el uso de la fuerza militar estadounidense en Siria. También ha asegurado que el país debía responder ante el uso de armas químicas.

Obama se ha reunido este martes con los principales líderes del Congreso en la Casa Blanca y se ha mostrado confiado en que el Congreso votará a favor de la intervención militar. Además ha indicado que el Gobierno tiene un plan más amplio para ayudar a los rebeldes a derrocar a las fuerzas del presidente sirio Bashar al Assad.

El presidente estadounidense también ha asegurado que su plan será limitado en su alcance y no repetirá los errores de Estados Unidos en las guerras de Irak y Afganistán. "Lo que tenemos previsto es algo limitado. Es algo proporcionado. Degradará las capacidades de Al Assad", ha manifestado el mandatario. "Al mismo tiempo, tenemos una estrategia más amplia que nos permitirá poner al día las capacidades de la oposición", ha precisado.