Berlín

Merkel pide diálogo a Putin en las crisis de Siria y Ucrania

El líder ruso viaja a Berlín para reunirse con el «cuarteto de Normandía» tras una nueva escalada de tensión con Kiev y el apoyo incondicional de Moscú a Asad

La canciller alemana, Angela Merkel, recibe ayer al presidente ruso, Vladimir Putin, en la Cancillería de Berlín
La canciller alemana, Angela Merkel, recibe ayer al presidente ruso, Vladimir Putin, en la Cancillería de Berlínlarazon

El líder ruso viaja a Berlín para reunirse con el «cuarteto de Normandía» tras una nueva escalada de tensión con Kiev y el apoyo incondicional de Moscú a Asad

Esta vez no hubo un cálido abrazo, sino un escueto y frío apretón de manos. La última vez que la canciller alemana, Angela Merkel, recibió en Berlín al presidente ruso, Vladimir Putin, fue hace dos años, por lo que la recepción que le brindó su anfitriona fue todo un gesto del gélido momento que atraviesan las relaciones entre Rusia y Occidente y de la falta de acuerdos con los que arrancó ayer un encuentro en el que además participaron los presidentes de Francia, François Hollande, y de Ucrania, Petro Poroshenko.

Putin llegó a la capital alemana portando la batuta de decisión sobre los dos principales temas que se pusieron sobre la mesa, Ucrania y Siria, y consciente del enfrentamiento con sus aliados occidentales. En esta línea, y aunque el motivo formal de la reunión fue intentar desatascar el conflicto en el este de Ucrania, con constantes enfrentamientos entre las tropas de Kiev y los rebeldes prorrusos, el drama humanitario en Siria centró asimismo la atención antes de la reunión.

Aunque al cierre de esta edición aún no se había producido ningún comunicado, había pocas o ninguna expectativa de que ayer se alcanzara un acuerdo, como prueban los mensajes previs que desde las distintas partes se fueron lanzando. La propia Merkel advirtió el martes de que «no había que esperar milagros», al tiempo que recalcó que «hablar siempre es importante, aunque las opiniones difieran mucho». Una actitud de la que, sin embargo, no hicieron gala desde Moscú. Poco antes de la cita en Berlín, el portavoz del Putin, Dimitri Peskov, aseguró que no hay alternativa a los acuerdos de Minsk para el arreglo de la crisis y denunció la «falta de voluntad» de Kiev para aplicar dichos acuerdos.

Por el lado ucraniano, Poroshenko acusó a Rusia de no cumplir con los acuerdos de Minsk y de mantener tropas y armamento en el este de Ucrania. El acuerdo de Minsk, forjado en 2015 con la mediación de Francia y Alemania, ayudó a poner fin a las cruentas batallas entre tropas de Kiev y separatistas ucranianos afines a Rusia, pero desde entonces se ha avanzado poco y los incidentes en las líneas de separación de las fuerzas en conflicto en la región se suceden a diario, como denuncian los observadores desplegados por la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE).

El último encuentro en este formato al más alto nivel se celebró el 2 de octubre del año pasado en París, por lo que ésta fue es la primera vez que los cuatro se reúnen al mismo tiempo en más de un año. Un encuentro que se sucede tras una febril actividad diplomática y después de que Putin anulara la semana pasada un viaje a París para inaugurar el mayor templo ortodoxo de Francia porque Hollande había avanzado que si le recibía sería sólo para decirle que su actitud en Siria era «inaceptable».

Tras una conversación telefónica a tres se sentaron las bases para la cumbre de ayer, centrada en un principio en el conflicto ucraniano y organizada en el denominado «formato de Normadía», lo que incluye al presidente Poroshenko. Desde el comienzo de esta crisis, la canciller ha sido una pieza fundamental en la mediación entre Ucrania y Rusia, lo que asimismo refleja la importancia de la politica bilateral entre Moscú y Berlín, amén de una historia compartida y de unos intereses económicos que benefician a ambas partes.

Intereses ocultos

Otras voces aluden a un estratégico cambio de rumbo de la política rusa para tratar de desviar la atención internacional hacia otros temas o que, ante la inusual dureza de la que está haciendo gala Occidente, Putin esté dispuesto a negociar para evitar el endurecimiento de las sanciones o conseguir que se paralicen proyectos de vital importancia para Moscú como el proyecto del gasoducto Nord Stream 2. En esta línea, y quizá consciente de estas voces, la prensa alemana fue muy tajante y emplazó ayer a la canciller a que fuera contundente y firme con Putin.

No en vano, Merkel es vista en Moscú como la gran promotora y defensora de la política de sanciones europea contra Rusia, por mucho que el presidente Hollande en las últimas semanas haya seguido los pasos de la canciller y, para sorpresa de Putin, se haya mostrado asimismo firme en sus decisiones.

La cumbre se celebró en víspera de una reunión de jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea que analizará hoy el tema de las relaciones con Moscú, los bombardeos rusos contra Alepo, las sanciones impuestas a Rusia por el conflicto ucraniano y la anexión de Crimea. Al no haber salida alguna en vista ni para Ucrania ni para Siria, el ministro alemán de Exteriores, Frank-Walter Steinmeier, opinó a principios de octubre que los tiempo actuales «son más peligrosos» que la época de la Guerra Fría, pues entonces «Moscú y Washington conocían sus respectivas líneas rojas, y las respetaban».