Política

Moscú

Merkel y Putin se dan una nueva oportunidad

La canciller alemana visita Moscú para acercar posturas sobre el conflicto ucraniano, pero se niega a levantar las sanciones

Putin habla con Merkel en el homenaje al soldado desconocido en Moscú
Putin habla con Merkel en el homenaje al soldado desconocido en Moscúlarazon

La canciller alemana, Angela Merkel, de visita ayer en Moscú, enfrió las esperanzas rusas de un levantamiento de las sanciones a corto o medio plazo, ligadas al cumplimiento de los Acuerdos de Minsk de febrero. «Confiábamos en que se cumpliría la tregua, pero no fue así, los combates continuaron en Debaltsevo y los separatistas tomaron la localidad. Hoy sigue sin haber alto el fuego. Según los informes que recibimos de la OSCE, ninguna de las dos partes respeta la tregua al 100%», contestó a la pregunta de si se dan las condiciones para levantar las restricciones. Desde que se firmasen los Acuerdos de Minsk, se ha reducido la intensidad de las hostilidades en el este de Ucrania y se ha retirado el armamento pesado, una victoria diplomática a corto plazo. Sin embargo, transcurridos tres meses los puntos políticos del protocolo (como elecciones locales o reforma constitucional) están a años luz de cumplirse y los combates no se han extinguido.

Las infracciones de la tregua se cuentan diariamente por docenas en ambos bandos y no hay día que no muera algún soldado o combatiente y varios resulten heridos, siendo los alrededores del poblado de Shirokino (junto a Mariúpol, al sur de la provincia de Donetsk) el principal foco en las últimas semanas. Tratando de ver el vaso medio lleno, Merkel celebró que al menos los acuerdos de Minsk supusiesen «la restauración de la integridad constitucional de Ucrania» y que uno de los puntos sí se esté en general cumpliendo, el del intercambio de prisioneros. Vladimir Putin, por su parte, se mostró algo más optimista: «Aun con dificultades, el arreglo del conflicto ucraniano sigue su camino». Si bien advirtió de que la solución pasa por lograr necesariamente un diálogo directo entre el Gobierno ucraniano y las repúblicas autoproclamadas, en referencia a la negativa de Kiev a reconocer a las autoridades de Donbás como interlocutor.

De esta manera, toda negociación en los llamados grupos de contacto acontece a través de la mediación de Rusia y la OSCE, lo que alarga y dificulta el proceso enormemente. «Es cierto que ambas partes incumplen los acuerdos de Minsk –continúa Putin–, entendemos que es difícil, perono existe otro camino hacia la paz que la mediación de la OSCE, la reforma constitucional, las elecciones locales y la amnistía, utilizaremos toda nuestra influencia para que se logre».

Preguntado por las relaciones Moscú-Berlín, el líder ruso afirmó que «no es ningún secreto que no atraviesan hoy su mejor momento, debido a las distintas valoraciones de los sucesos en Ucrania, como el golpe de Estado en Kiev en febrero del año pasado». Esas tiranteces, plasmadas en sanciones y contrasanciones, se traducen en una contracción del 6,5% del intercambio comercial entre ambos países en 2014.

La visita ayer a Moscú de la canciller Merkel representa un ejercicio de equilibrismo diplomático. Por una parte, se ausentó el sábado del desfile militar en la Plaza Roja, evento central de las celebraciones del 70º aniversario de la victoria sobre el nazismo, evitando así saltarse la consigna de Bruselas de aislamiento a Putin por su papel en Ucrania. Pero a la vez visitó Moscú solo un día después para presentar sus respetos a los millones de rusos caídos en una guerra que, al fin y al cabo, inició Alemania. «Mi visita –dijo– es una demostración de que trabajamos con Rusia, no contra ella. Estoy aquí porque hay que respetar la memoria de las víctimas, tenemos una responsabilidad histórica. La guerra causó increíbles sufrimientos al pueblo ruso y el Ejército Rojo jugó un papel clave, junto a los aliados, en la liberación de Alemania de los nazis», explicó la canciller. Antes de su reunión, los dos líderes realizaron una ofrenda floral en la tumba al soldado desconocido, junto a las murallas del Kremlin, y se les vio pasear conversando cordialmente y sin intérprete. No en vano, ambos son fluidos en el idioma del otro. Es uno de los motivos, junto a los enormes intereses económicos germanos en Rusia (país al que exporta casi 37.000 millones de euros anuales), por los que Merkel, pese a las diferencias, se mantiene como principal interlocutora de Moscú en Occidente.

Quiero dar las gracias a la canciller, dijo Putin, por haber venido a rendir homenaje a los caídos en la gran guerra patria. «Coincidimos en la valoración de aquellos hechos históricos. Rusia no luchó contra Alemania, sino contra la Alemania nazi, puesto que la propia Alemania se convirtió en la primera víctima del régimen nazi», concluyó el líder ruso.