Política

Bruselas

Miedo a Putin

Bruselas acoge hoy la cumbre UE-Rusia en uno de los peores momentos de su relación bilateral. Ucrania será el principal escollo

El presidente ruso, Vladimir Putin, visitó ayer la ciudad de Kirovsk, donde inspeccionó una recreación de una batalla en el museo de Leningrado
El presidente ruso, Vladimir Putin, visitó ayer la ciudad de Kirovsk, donde inspeccionó una recreación de una batalla en el museo de Leningradolarazon

Bruselas recibe hoy al presidente ruso, Vladimir Putin, en una reunión de alta tensión. Los líderes de la Unión Europea han tenido que adaptar todos sus protocolos para recibir al líder ruso y celebrar la 32ª cumbre UE-Rusia con el objetivo de intentar trazar un punto de inflexión en las relaciones bilaterales, que pasan por uno de los momentos más negros de la historia, o al menos, desde la Guerra Fría.

En una ciudad tomada por las medidas de seguridad, y en la que hasta los corresponsales ante la UE han tenido que acreditarse nuevamente para entrar en los edificios a los que acuden a diario, el jefe del Kremlin será recibido por un grupo restringido de responsables europeos. Ante el carácter imprevisible del presidente ruso, la parte europea ha decidido tomar todas las precauciones posibles y no se prevé intentar sacar adelante ninguna conclusión ni comunicado común. Las discrepancias, al menos por ahora, son demasiado hondas, sobre todo mientras Ucrania sigue ardiendo en enfrentamientos entre manifestantes proeuropeos y los antidisturbios de Viktor Yanukovich.

En esta ocasión, no habrá despliegue de ministros ni de comisarios sectoriales y sólo los tres principales líderes de la UE –Herman Van Rompuy (Consejo), José Manuel Durao Barroso (Comisión) y Catherine Ashton (jefa de la diplomacia)– recibirán al presidente ruso, Vladimir Putin, junto a su ministro de Asuntos Exteriores, Serguei Lavrov. La idea es una reunión reducida donde se pueda hablar «con franqueza» sobre los numerosos asuntos en los que hay desencuentros (Ucrania, Irán, Siria, comercio, derechos humanos, etc.), pero bajo la guía de que a las dos partes les interesa llevarse bien.

«Compartimos continente, y a todos nos interesa mantener buenas relaciones», señalan desde la cúpula del Servicio Exterior de la UE. «Tanto Rusia como la Unión Europea tienen mucho que ganar mediante el fortalecimiento de nuestra cooperación como socios estratégicos, pero para que esto tenga éxito, necesitamos el entendimiento mutuo y confianza estratégica», dijo Durao Barroso. «Un diálogo honesto sobre el futuro de nuestras relaciones económicas y políticas es de vital importancia para el beneficio de nuestro pueblo y para un continente democrático, próspero y estable», recalcó el presidente de la Comisión Europea.

La UE quiere así que esta cumbre sea una oportunidad «para una verdadera reflexión conjunta sobre la naturaleza y la dirección de la asociación estratégica entre la UE y Rusia» y apuesta por la prudencia para no desatar la ira del amigo ruso. En la misma línea, Van Rompuy, el presidente del Consejo de la UE, ha insistido en intentar tender puentes con Moscú, aunque ello suponga no llevar al extremo sus reivindicaciones en materia de derechos humanos en los Juegos Olímpicos de Sochi o en Ucrania, por ejemplo. «Nuestros intereses comunes son muchos y nos animan a trabajar juntos de manera constructiva», y aunque también hemos tenido «un número de diferencias que deben ser discutidas y aclaradas, en este momento tenemos que centrarnos en nuestra vecindad común, los procesos de integración regional, las cuestiones comerciales y nuestros compromisos internacionales», defendió Barroso.

Por su parte, el secretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen, también lanzó ayer un mensaje a Kiev y pidió a todas las partes que eviten la escalada de enfrentamientos y violencia y trabajen «por una solución basada en el diálogo». El danés recordó al Gobierno de Yanukovich que «es responsable en última instancia de rebajar la crisis y proteger a los manifestantes pacíficos», así como de defender sus derechos de libre reunión y libre expresión. En el lenguaje más diplomático que encontró, Rasmussen recordó a Rusia, sin embargo, que «compete a los ucranianos decidir el futuro de su país por sí mismos». Rasmussen dejó claro que «una Ucrania soberana, independiente y estable, firmemente comprometida con la democracia y el Estado de Derecho, es clave para la seguridad euroatlántica».

Asimismo, la UE se ha ofrecido a ayudar a fomentar el diálogo entre las autoridades ucranianas y la oposición, y por esa razón ayer se desplazó de nuevo a Kiev el comisario europeo de Política de Vecindad, Stefan Füle, igual que lo hará a finales de semana Catherine Ashton.