Oriente Medio

Un millón de sirios ha regresado ya al país desde la caída de Asad

Casi 5 millones siguen en el extranjero y otros 7 millones son desplazados internos. La mayoría necesita ayuda humanitaria

Hass (Syrian Arab Republic), 21/09/2025.- A child plays at a damaged school in Hass, southern Idlib countryside, Syria, 21 September 2025. More than four million students across Syria returned to school on 21 September for the new academic year, the first since the fall of Bashar al-Assad, however, about 40 percent of schools nationwide require rebuilding or rehabilitation after years of conflict, according to the Syrian Ministry of Education. (Siria) EFE/EPA/BILAL AL-HAMMOUD
Damaged schools in the southern Idlib countrysideBILAL AL-HAMMOUDAgencia EFE

En torno a un millón de sirios ha regresado a su país desde la caída del régimen de Bachar al Asad a comienzos del pasado mes de diciembre, según informaba esta semana el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR). Asimismo, otros 1,8 millones de personas desplazadas internas han vuelto a sus hogares, aunque los que lo hacen se enfrentan a la destrucción de viviendas e infraestructuras como consecuencia de la guerra y la falta de oportunidades laborales, así como a las carencias cotidianas de servicios básicos.

Cifras que hablan a las claras de las esperanzas del pueblo sirio en un futuro de estabilidad política, mejoras materiales y, en definitiva, paz con el cambio de régimen y los nueve meses de transición pilotada por el ex líder yihadista Ahmed al Sharaa.

Con todo, más de 4,5 millones de sirios continúan viviendo en el extranjero, sobre todo en los vecinos Turquía, Líbano, Jordania e Irak (lista a la que hay que añadir Alemania, que acoge a más de 1,2 millones de personas de origen sirio). Hay más de 7 millones de desplazados dentro del país. Todos ellos -hasta un total de 14 millones de personas- se vieron obligados a dejar sus hogares a partir de 2011 y el inicio de una guerra civil que -tras cobrarse la vida de casi 600.000 personas- ha dejado un país exangüe, dividido y aislado. Se estima que casi 17 millones de sirios, aproximadamente el 70% de la población, necesita asistencia humanitaria.

«La comunidad internacional, el sector privado y los sirios en la diáspora deben unirse e intensificar sus esfuerzos para apoyar la recuperación y garantizar que el regreso voluntario de las personas desplazadas por el conflicto sea sostenible y digno y no se vean obligadas a huir nuevamente», pedía el jefe de ACNUR, Filippo Grandi, en un comunicado publicado el miércoles.

Además, este responsable de ACNUR, quien llamaba además a prestar «apoyo a las familias vulnerables», aseguraba que hay «una oportunidad única para resolver una de las mayores crisis de desplazamiento del mundo. La comunidad internacional, el sector privado y los sirios de la diáspora deben unirse e intensificar sus esfuerzos para apoyar la recuperación y garantizar que el retorno voluntario de las personas desplazadas por el conflicto sea sostenible y digno, y que no se vean forzadas a huir de nuevo».

La organización ha comenzado a facilitar los retornos voluntarios y ha ampliado su apoyo a las personas refugiadas que deciden regresar, incluyendo asistencia en efectivo y transporte. En colaboración con las nuevas autoridades sirias, los países vecinos y la comunidad internacional, la agencia de Naciones Unidas también está rehabilitando viviendas dañadas durante el conflicto armado, dado el papel fundamental que desempeña un alojamiento seguro para afianzar a quienes regresan. Además, ofrece artículos de primera necesidad, apoyo para medios de vida, ayuda para obtener documentación civil y servicios de protección, como la prevención de la violencia de género, apoyo psicosocial y de salud mental, y protección infantil.

Rasha Mohammad Mahammed forma parte de ese millón de personas que ha podido ya regresar junto a su familia a Siria. Tras 14 años viviendo en el Líbano, Rasha no oculta su satisfacción por el retorno a casa, concretamente a la ciudad de Homs -situada en el oeste del país-, donde seguían viviendo sus padres y suegros.

«Estábamos cansados de estar desplazados, lejos de nuestro país. Decidimos que era el momento de volver para matricular a los niños en el colegio», explicaba Rasha el pasado 11 de septiembre a la propia ACNUR tras acogerse al programa de retorno voluntario de la organización en Líbano. «Mi casa sigue en pie en el barrio de Al Waer de Homs, pero está destruida. Pero estoy feliz, nada es comparable con volver a casa», zanja esta siria de 42 años.

La reciente encuesta de ACNUR sobre las percepciones y las intenciones de retorno revela que la gran mayoría -el 80%- de la población refugiada siria en Jordania, Líbano, Egipto e Irak desea volver a casa algún día, y el 18% de la misma quiere fervientemente hacerlo a lo largo del próximo año. Sin embargo, el retorno y la reintegración sostenidos solo pueden producirse con inversiones más específicas en las zonas de retorno.

No en vano, la caída generalizada de fondos para la labor humanitaria compromete el futuro de las familias sirias que regresan y las que quieren hacerlo, además del conjunto de la población del país levantino. Según los datos que maneja ACNUR, dentro de Siria solo se dispone en la actualidad del 24% de los productos y materiales que se necesitan.