México

La muerte de Valeria: la tragedia de Alan Kurdi se repite en el río Bravo

Dimite el responsable de la patrulla fronteriza de EEUU en medio de una polémica desatada por las denuncias sobre las condiciones de detención de menores en Texas

Miembros de Protección Civil y de la Policía de México hallaron los cuerpos del joven salvadoreño de 25 años y su hija tras morir ahogados cuando intentaban cruzar hacia Estados Unidos por el río Bravo/Efe
Miembros de Protección Civil y de la Policía de México hallaron los cuerpos del joven salvadoreño de 25 años y su hija tras morir ahogados cuando intentaban cruzar hacia Estados Unidos por el río Bravo/Efelarazon

Un joven migrante salvadoreño falleció al tratar de salvar a su hija cuando cruzaban a Estados Unidos

Un migrante salvadoreño y su hija de apenas dos años fallecieron este domingo ahogados en el Río Bravo, al intentar ingresar de manera clandestina en Estados Unidos desde la orilla mexicana. El mismo día, otros tres niños y una mujer fueron encontrados sin vida en la zona fronteriza de Texas. Llevaban varios días muertos a causa del intenso calor del desierto. Son las últimas víctimas mortales tras el endurecimiento de los controles migratorios en México fruto de un acuerdo con la Casa Blanca y el despliegue de casi 30.000 militares mexicanos en las fronteras norte y sur.

Después de dos meses en la frontera Matamoros –Brownsville, Óscar Alberto Martínez, salvadoreño de 25 años, se cansó de esperar a que las autoridades estadounidenses le otorgaran un turno para tramitar su solicitud de asilo y decidió cruzar junto a su familia el río que separa ambos países. Su esposa, Tania Vanessa Ávalos, vio desde la orilla cómo la corriente se llevaba a su familia.

Según relató la superviviente al diario mexicano La Jornada los tres salvadoreños llevaban dos meses instalados en un campamento de migrantes en el puente Puerta México que da acceso a la ciudad texana de Brownsville, a la espera de conseguir una cita para solicitar asilo político en Estados Unidos.

A pesar de que contaban con una de las visas humanitarias que a principios de año repartió en México el presidente Andrés Manuel López Obrador, la espera se alargaba y nadie les decía cuánto tiempo más tendrían que aguardar, mientras soportaban temperaturas asfixiantes de hasta 45 grados.

En la tarde del domingo Alberto estaba desesperado y decidió que pasarían cruzando el río. Se metió al agua con la pequeña Valeria en brazos, nadó hasta la orilla de enfrente y logró alcanzar tierra firme. Allí dejó a la niña y de inmediato regresó para ayudar a cruzar a su esposa. Mientras iba de vuelta el padre se percató de que la pequeña, al verle alejarse, se había lanzado al agua. Regresó para ponerla a salvo y logró agarrarla, pero fue en ese momento, siempre según el relato de la madre, cuando la corriente los arrastró y ella los perdió de vista.

Tras el suceso, la mujer dio la alerta a las autoridades y comenzó un dispositivo de búsqueda de bomberos, Marina y policías estatales que rastrearon el río en lanchas durante 12 horas. No fue hasta la mañana siguiente que encontraron el cuerpo de los dos salvadoreños, a unos 500 metros del punto donde se hundieron. También el domingo, a escasos kilómetros de Matamoros, aparecieron los cadáveres de tres niños y una mujer. Los cuerpos fueron encontrados bajo un calor abrasador en una zona desértica conocida como Valle del Río Grande, en suelo texano.

Las autoridades estadounidenses piensan que llevaban varios días muertos antes de ser localizados y que fallecieron a causa del intenso calor mientras intentaban cruzar el desierto, después de conseguir vadear el río Bravo. Las víctimas son dos bebés, un niño y una mujer adulta, aunque por el momento no se han confirmado si les unen lazos familiares.

Son las últimas tragedias de una frontera que presenta múltiples peligros a los migrantes, que cada vez en mayor número, tratan de ingresar a Estados Unidos. En lo que llevamos de 2019, casi 500.000 personas han sido detenidas en la frontera, entre ellos muchas familias con hijos pequeños.

Con el aumento de la presión migratoria incrementaron también las demandas del presidente Donald Trump para que México controle el paso hacia el norte. Fruto de un acuerdo entre ambos países, López Obrador ha desplegado miles de militares en ambas fronteras.

Además de los 6.500 Guardias Nacionales anunciados para la frontera con Guatemala, se han desplegado 15.000 tropas en la frontera norte, 2.000 en el istmo de Tehuantepec y 2.000 más en la península de Yucatán y la frontera sureste. Todos ellos como parte de la estrategia para reducir el paso de migrantes y actuar contra las “bandas de tratantes de personas”. Además de los militares el operativo incluye medio millar de agentes de migración y una veintena de embarcaciones de vigilancia.

López Obrador ha lamentado el fallecimiento de migrantes en su intento de cruzar a Estados Unidos, pero ha defendido la política que está aplicando su gobierno y rechazó que actúe como policía de Estados Unidos. Se trata de “un acuerdo de evitar que haya ese cruce, aplicar de forma más cuidadosa las leyes. Estamos apostando a dar opciones a los migrantes en sus lugares de origen, cuidando que no se violen derechos humanos”, dijo en su conferencia de prensa diaria.

Desde que alcanzó el acuerdo migratorio con Estados Unidos el gobierno mexicano argumenta que un control migratorio más exhaustivo es necesario para proteger a los migrantes a su paso por México y evitar que operen las bandas de tráfico de personas aunque numerosas organizaciones defensoras de derechos humanos han señalado repetidamente que endurecer la vigilancia empuja a los migrantes a cruces clandestinos más peligrosos.

Dimite el responsable de la patrulla fronteriza de EEUU en medio de una polémica desatada por las denuncias sobre las condiciones de detención de menores en Texas

El comisionado interino de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, en inglés) de EE.UU., John Sanders, anunció este martes su renuncia en medio de una polémica desatada por las denuncias sobre las condiciones de detención de menores en un centro en Texas.

Sanders, quien fue designado el pasado 15 de abril, informó en una carta a los empleados de su agencia, dada a conocer este martes por los medios locales, de que dejará el cargo a partir del 5 de julio.

La decisión se produce en medio de la controversia generada por las denuncias de un grupo de abogados que visitó un centro de detención en la localidad de Clint, en la frontera de Texas con México.

Los abogados advirtieron que cientos de migrantes menores de edad permanecían en el lugar en condiciones insalubres, sin pañales para bebés, jabón, ropa limpia, cepillos de dientes ni comida adecuada, versión que fue rechazada este martes, en un contacto con medios locales, por un funcionario de la CBP.

La controversia desatada por el informe de los abogados llevó a que los pequeños, que habían sido separados o bien de los adultos con los que cruzaron sin papeles la frontera o bien de madres adolescentes, fueran trasladados a otras instalaciones, según informó este lunes The New York Times.

Este martes se conoció que más de cien niños fueron devueltos a ese centro, sin que se ofrecieran más detalles.

En su carta a los empleados de la CBP, Sanders explicó que presentó este lunes su dimisión al secretario interino del Departamento de Seguridad Nacional (DHS, en inglés), Kevin McAleenan, a quien reemplazó al frente de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza.

El Departamento de Seguridad Nacional, que tiene a su cargo entre otras agencias a la CBP, ha enfrentado en los últimos meses una serie de cambios, entre ellos la salida, el pasado 7 de abril, de la entonces secretaria Kirstjen Nielsen.