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Mursi rechaza el ultimátum del Ejército
Las Fuerzas Armadas consideran que se va a ver en la «obligación nacional e histórica de respetar las reivindicaciones del pueblo y anunciar una hoja de ruta»
Mursi ha rechazado el ultimátum de 48 horas que las Fuerzas Armadas de Egipto dieron ayer a las fuerzas políticas para que cumplan las demandas del pueblo.
Ésta es la crónica de un golpe de estado anunciado, y deseado por muchos: el Ejército egipcio dio ayer un ultimátum de 48 horas a las fuerzas políticas para buscar una salida a la crisis que vive el país y satisfacer las demandas del pueblo. Si eso no ocurre, los militares advierten que se verán obligados a intervenir e imponer una hoja de ruta política, tal y como aseguró el ministro de la Defensa, Abdelfatah al Sisi, en un comunicado leído en la televisión pública. El presidente de Egipto, Mohamed Mursi, ha respondido a este ultimátum acusando al Ejército de "causar confusión"y ha advertido de que el país no cederá el Estado civil."La Presidencia considera que algunas de las declaraciones (contenidas en dicho comunicado) conllevan significados que pueden causar confusión en el complejo ambiente nacional", ha dicho en un comunicado difundido este martes. A este respecto, la Presidencia ha querido aclarar que el jefe del Ejército, Abdelfatá al Sisi, no consultó con Mursi su intención de dar dicho ultimátum a los políticos egipcios, según ha informado el diario oficial 'Al Ahram'. En respuesta al cuerpo militar, ha subrayado que la consecución de un Estado civil y democrático ha sido el mayor logro de la revolución contra el régimen de Hosni Mubarak, por lo que "Egipto, con todas sus fuerzas, no aceptará, bajo ninguna circunstancia, volver atrás". El pueblo egipcio ha sacrificado la sangre de sus hijos, la estabilidad y el desarrollo para construir un nuevo Estado y todos hemos elegido las vías democráticas como la única solución pacífica para abordar nuestras diferencias", ha recordado. Así, ha reiterado que "sigue adelante en el camino previsto para llevar a cabo una profunda reconciliación nacional, en respuesta a las aspiraciones del gran pueblo egipcio e independientemente de cualquier declaración que profundice la división entre ciudadanos, informa Europa Press".
Después de días de especulaciones sobre el rol que podía jugar el Ejército de cara a las protestas del 30 de junio, los militares reaccionaron ayer ante las masivas manifestaciones –se habla incluso de las más multitudinarias vistas hasta el momento en Egipto– en contra del presidente Mohamed Mursi y los Hermanos Musulmanes. A pesar de que las protestas no degeneraron en caos y violencia en todo el país, sí hubo incidentes aislados y enfrentamientos entre seguidores y detractores del Gobierno: al menos 16 personas fallecieron entre el domingo y el lunes, y más de 600 resultaron heridas. La Junta Militar considera que la seguridad de Egipto corre peligro en estos momentos, según su comunicado, y podría volver a guiar el país como ya lo hizo desde la marcha de Mubarak, en febrero de 2011, hasta la elección de Mursi en las urnas, hace tan solo un año. Poco después del anuncio de Al Sisi, que tenía lugar sobre las 5 de la tarde hora local, la alegría estallaba en las calles y plazas de Egipto, donde cada vez más voces habían estado pidiendo en los últimos tiempos la vuelta de los militares ante el fracaso del Gobierno islamista. Los egipcios no temen el «golpe» suave que el Ejército podría dar, sino que dieron la bienvenida a esta posibilidad, porque esta institución es la más respetada del país, por los egipcios de todas las ideologías, clases sociales y religiones.
El movimiento que comenzó esta «revuelta» contra el presidente Mursi, el grupo juvenil Tamarrud (rebelión), interpretó que las Fuerzas Armadas forzarán la dimisión de Mursi y la convocatoria de elecciones anticipadas, tal y como pide el grupo, que asegura haber reunido más de 22 millones de firmas para ello. Por su parte, la principal coalición de partidos opositores, el Frente de Salvación Nacional, dio la bienvenida al paso del Ejército y aseguró que éste no desea tomar el poder. Mientras, el propio portavoz de las Fuerzas Armadas clarificaba que el comunicado no representa un «golpe de Estado», sino que simplemente busca forzar las fuerzas políticas a alcanzar un consenso.
Una solución política, un acuerdo in extremis entre el Gobierno y las demás fuerzas del país, parece imposible y las movilizaciones contra Mursi continuarán hoy: el Frente 30 de Junio, organizador de las protestas del domingo, mantuvo la convocatoria de manifestaciones en El Cairo y todo el país. El Ejército también nombra esas protestas, así como los llamamientos a la desobediencia civil lanzados por Tamarrud y el Frente 30 de Junio, como elementos de peligro. Preocupa una posible parálisis de la economía y una nueva ola de violencia e inestabilidad en las calles de Egipto, que ya hoy funcionaba a medio gas, con muchas empresas y trabajadores del sector público en huelga, y numerosas oficinas estatales bloqueadas por los manifestantes, como el mayor complejo de oficinas burocráticas, situado en un lateral de la plaza Tahrir. Tamarrud había fijado antes de los militares un ultimátum, para que Mursi salga de palacio y que caduca hoy a las 5 de la tarde.
En el interior del Gobierno, la presión también aumenta y ayer al menos cinco ministros presentaban sus dimisiones al jefe del Ejecutivo, Hisham Qandil, que no las habría aceptado. Al cierre de esta edición, las dimisiones no estaban confirmadas pero es evidente que aquellos que pueden intentan abandonar el Gobierno de los Hermanos Musulmanes antes de que se hunda. Un consejero militar de Mursi, Sami Anan, que jugó un papel destacado durante los 16 meses de Gobierno de la Junta Militar, también dimitió. Mientras la presidencia se mantenía en silencio, y el portavoz de Mursi no comparecía en rueda de prensa, prevista para las 20:00 horas. Los islamistas reaccionaban finalmente pasada la medianoche: la Coalición Nacional para la Legitimidad –que reúne a la Hermandad y otros grupos islamistas radicales– rechazó cualquier intento de «golpe» contra el Gobierno y la «utilización» del Ejército para fines políticos y para acabar con el presidente democráticamente elegido en las urnas. Los islamistas también convocaron manifestaciones para hoy en apoyo al presidente Mursi en todo el país.
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