Tribuna

La narcopolítica y el futuro del Estado mexicano

México, Nicaragua, Colombia, Venezuela y Bolivia tienen en común mucho más que la afinidad ideológica entre sus gobernantes, son un eje del crimen organizado que tiranizan a poblaciones enteras

MEX4698. CIUDAD DE MÉXICO (MÉXICO), 07/09/2023.- El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, habla durante su rueda de prensa matutina hoy, en el Palacio Nacional en Ciudad de México (México). EFE/ Sáshenka Gutiérrez
Rueda de prensa del presidente de México, Andrés Manuel López ObradorSáshenka GutiérrezAgencia EFE

Cualquiera se puede alumbrar con el hecho de que serán dos mujeres las que se disputen el año que viene la presidencia de México, y olvidar así la trágica realidad de un país sumido en la narcopolítica, con repercusiones en todo el continente, y más allá. AMLO escogió a su manera a la candidata de su partido, disfrazando un dedazo con encuestas, según denuncia el propio aspirante de Morena que llegó supuestamente segundo. Ensayará así la fórmula de Lula con Dilma, para tratar de seguir gobernando en la sombra.

Pero ya no se trata de casos como el de Odebrecht, amortizado ya por sus protagonistas que siguen en el poder en Brasil, sino de operaciones de narcotráfico de dimensiones espeluznantes, que tienen en jaque no solo a los países receptores como Estados Unidos y varias naciones europeas, sino además a toda la región latinoamericana, sumida ya en una dinámica de Estados fallidos o narco Estados. México, Nicaragua, Colombia, Venezuela y Bolivia tienen en común mucho más que la afinidad ideológica entre sus gobernantes, son un eje del crimen organizado que tiranizan a poblaciones enteras sometidas a la peor de las desigualdades, la de la inseguridad personal.

AMLO recientemente ha arremetido contra la DEA y contra la misma ONU para negar la evidencia del auge de los carteles y el tráfico ilegal de drogas en su país desde su llegada. Es un negacionista del narcotráfico que al igual que Petro aboga por el fin de «la guerra contra las drogas», mientras promete «abrazos en vez de balazos» a los criminales. Esto acompañado por una narrativa indigenista e hispanofóbica que tiene como objetivo criminalizar a Occidente y su cultura (incluyendo la democracia), mientras justifica sus alianzas con potencias como China, que junto a México forma parte de la mortífera ruta del fentanilo.

La narcopolítica está destruyendo las democracias en toda Latinoamérica, generando violencia y mucha más migración. Además de desigualdad, esa palabra que tanto repite la izquierda pero que nunca recuerda a la hora de juzgarse a sí misma o a sus aliados ideológicos. En este sentido, el cambio en México es imprescindible si queremos detener este fenómeno de consecuencias globales. En este sentido conviene recordar el concepto de Estado de Weber: «Comunidad humana que, dentro de un determinado territorio reclama con éxito para sí el monopolio de la violencia física legítima».

José Guédez Yepez es presidente de la Asociación Causa Democrática Iberoamericana.