Entrevista

Nasser Kamel: “La Unión por el Mediterráneo quiere estar en la coalición para la reconstrucción de Gaza”

El secretario general de la Unión por el Mediterráneo (UpM), única organización con representación israelí y palestina, destaca los avances en integración regional y los nuevos obstáculos geopolíticos

El secretario general de la Unión por el Mediterráneo y diplomático egipcio, Nasser Kamel
El secretario general de la Unión por el Mediterráneo y diplomático egipcio, Nasser KamelUpMUpM

A pesar de la tormenta geopolítica en Oriente Próximo con epicentro en Gaza y de la brecha política y cultural entre las dos orillas del Mare Nostrum, el secretario general de la Unión por el Mediterráneo, el diplomático egipcio Nasser Kamel (El Cairo, 1959), defiende los avances registrados en los últimos años por la región en integración social, económica y humana. Al cumplirse el 30.º aniversario del Proceso de Barcelona y una semana después de la presentación del segundo informe sobre integración -elaborado conjuntamente entre la Unión por el Mediterráneo y la OCDE-, Kamel aboga por aprovechar la complementariedad y las sinergias entre el norte y el sur para un desarrollo sostenible e inclusivo “centrado en las necesidades de la gente”.

¿Dónde se ha producido la mayor integración en los últimos 20 años?

En general, hemos avanzado en la integración regional, aunque sigue habiendo sectores donde el progreso es muy lento. La pandemia abrió los ojos a los europeos de la importancia de contar con cadenas de valor más cercanas y eso ha favorecido la integración entre la orilla norte y la sur del Mediterráneo. La movilidad académica también ha mejorado. Igualmente, en la conectividad se han producido avances, como las conexiones energéticas entre Marruecos y España, y de ahí al resto de Europa. Por el contrario, los avances en la integración del sector financiero y en inversiones han sido más modestos.

¿Cuáles son los mayores obstáculos para la integración?

Los retos se encuentran sobre todo en los sectores comercial y financiero. Hemos de actualizar esos acuerdos comerciales entre la UE y los países de la orilla sur del Mediterráneo para incluir servicios y el sector financiero, así como el sector digital. Aunque vemos progresos, otro obstáculo a la integración es la conectividad refiriéndonos al transporte: la falta de una red integrada de infraestructuras de transporte entre el norte y el sur. Y otro de los obstáculos es la situación geopolítica, y no hace falta más que recordar las tensiones en la orilla sur del Mediterráneo, especialmente la tragedia que viven los palestinos en Gaza y Cisjordania.

La cuestión migratoria preocupa cada vez más en Europa. ¿Qué puede hacerse para abordar el problema de una manera satisfactoria para las dos orillas?

La cuestión migratoria es un reto, porque hay preocupación en el norte, y una oportunidad a la vez. Hay una realidad de complementariedad entre la orilla norte y la orilla sur del Mediterráneo: Europa tiene una demografía en declive con una población cada vez más envejecida y la orilla sur está experimentando una tendencia contraria que convive con la realidad de que sus economías siguen sin ofrecer las suficientes oportunidades. Hay varios modelos con los que se está afrontando esta situación. Algunos países lo han abordado de manera innovadora y positiva, por ejemplo el de la migración circular en el sector agrícola que han desarrollado España y Marruecos. En cualquier caso, la forma última de abordar la inmigración es atender a los problemas de raíz, que son las disparidades socioeconómicas que existen, y ello pasa por fomentar las inversiones, la externalización y el desarrollo tecnológico y digital. Finalmente, no olvidemos que la gran mayoría de los flujos migratorios no son ciudadanos de los países de la Unión por el Mediterráneo, sino que proceden de países del área subsahariana o países como Afganistán o Irak. Para las empresas de países europeas externalizar servicios en esta zona del mundo será una forma de aumentar beneficios y de ofrecer oportunidades a la población local.

¿Se corre el riesgo de una nueva oleada de protestas en el norte de África y Oriente Próximo si no se atiende a sus problemas estructurales?

Podríamos analizar lo que está ocurriendo en la región en dos niveles. Por una parte, según el Banco Mundial y el FMI, el Mediterráneo sur está creciendo anualmente a una media del 4% y en él está emergiendo una clase media, por lo que las oportunidades económicas aumentan. Pero, a la vez, hay un factor psicológico: mucha gente tiene una percepción de creciente desigualdad creciente y de marginación. Hay que recordar que la memoria colectiva de lo ocurrido en 2011 (las Primaveras Árabes) ha sido predominantemente negativa porque la inestabilidad política se ha traducido en una regresión socioeconómica. Por lo tanto, no estoy seguro de que la gente sea ahora favorable a la ruptura como forma de acción para conseguir un futuro mejor. Pero puedo estar equivocado.

17 años después de la creación de la Unión, hay ciertas voces que piden una reforma de la organización.

Tienen toda la razón en pedir una reforma, y es lo que estamos haciendo en los dos últimos años: trabajar para adaptarnos a la nueva región que emerge, y a sus nuevos retos y prioridades. Estamos ultimando una nueva visión colectiva para trabajar en los próximos años. Ciertamente, la organización es un organismo vivo y tiene que ajustarnos a la realidad si no queremos volvernos irrelevantes. Nuestra prioridad ha de ser la gente, proteger y mejorar sus vidas, con el centro en la juventud, la igualdad e integración laboral de la mujer en el sur del Mediterráneo y el medio ambiente.

Gaza es hoy el centro de atención mundial. ¿Cuál es la posición de la Unión ante lo que está ocurriendo en la Franja?

La Secretaría General recoge el sentir compartido de los países miembros de la Unión: la necesidad de un alto el fuego inmediato, el fin del bloqueo y el acceso de la población a la ayuda humanitaria y el respeto al derecho internacional humanitario entre otras exigencias.

¿No tiene la impresión de que a pesar de las llamadas reiteradas de la UE, la Liga Árabe y otros foros como este hay poco que pueda hacerse para detener la guerra en Gaza?

Estoy de acuerdo con usted. El multilateralismo está bajo una tremenda presión. La capacidad de las organizaciones internacionales y regionales se ha visto socavada. Por tanto, el reto es reforzar un orden internacional basado en normas a fin de contribuir a la paz y la estabilidad, así como construir entendimiento entre las partes para la resolución de conflictos.

Teniendo en cuenta en que en la Unión hay representantes israelíes y palestinos, ¿qué puede ofrecer la Unión en estos momentos críticos en la región?

No somos una organización política o diplomática, así que nosotros hemos de centrarnos en la fase posterior al conflicto, y en cómo podemos ser útiles entonces en el ámbito socioeconómico, porque los retos en Gaza van a ser enormes. La Unión por el Mediterráneo espera formar parte de la coalición internacional que intervendrá para mejorar la situación de los palestinos en Gaza y Cisjordania.

¿Adoptarán los países árabes e islámicos medidas contra Israel?

Los países integrantes de la Liga Árabe y la Organización para la Cooperación Islámica anunciaron que “revisitarán” sus relaciones, pero no se trata de una medida obligatoria. Las próximas semanas y meses nos permitirán tener una mejor idea de cómo evolucionarán las cosas en la región.