Geopolítica

Níger rechaza a Europa y busca nuevas alianzas en Rusia, Irán y Turquía

Ali Zeine ha comenzado una gira internacional junto con los ministros nigerinos de defensa, comercio y de petróleo

People display a Russia and a Niger flags outside the National Assembly building during a protest in Niamey, Niger, 30 July 2023.
Nigerinos enarbolan banderas rusas durante el golpe de Estado de julio.ISSIFOU DJIBOAgencia EFE

Un golpe de Estado no suele concluir con el traspaso de poderes. Siguen nuevos modelos sociales y económicos, nuevas formas de gobierno, se rompen alianzas a la vez que se forman otras. Cuando el rey se desploma en el tablero de ajedrez, sencillamente comienza una partida nueva. Es por eso que las consecuencias del golpe de Estado que tuvo lugar en Níger durante el pasado mes de julio prosiguen todavía hoy, momento en que el primer ministro designado por la junta militar que gobierna desde entonces, Ali Lamine Zeine, se encuentra inmerso en una gira internacional que le llevará durante los próximos días a Rusia, Irán, Turquía y Serbia.

Le acompañan el ministro de Defensa, Salifou Mody, quien fuera jefe del Estado Mayor nigerino entre 2020 y 2023, así y como los ministros de comercio y de petróleo. El primer ministro y su séquito aterrizaron en Moscú durante la noche del lunes y fueron recibidos por el frío, la ventisca y una pequeña representación del Gobierno ruso con la que Zeine intercambió unas palabras antes buscar cobijo en el vehículo que le ofrecían. El martes tuvo lugar una primera reunión con el viceprimer ministro ruso, Alexéi Overchuk, momento en que éste expresó su interés por “ampliar los vínculos comerciales, económicos y de inversión, y también aumentar el volumen de intercambio comercial”, a la vez que calificó a Níger como “un Estado amigo”.

La relación entre Moscú y Niamey se ha estrechado desde que tuvo lugar el golpe de Estado que instauró al general Abdourahamane Tchiani en el poder, y así lo expresaba la agencia de noticias nigerina ANP, cuando calificó a Rusia como "una de las pocas potencias que ha apoyado a Níger ante la llegada de las nuevas autoridades". Los resultados de esta creciente amistad son igualmente visibles en el panorama geoestratégico. Habrá que esperar a la reacción que despierte en Estados Unidos esta gira internacional, al tratarse de la nación occidental más predispuesta a colaborar con la junta militar y que puede ver sus intereses minados ante un posible partenariado con Irán y Rusia.

La actual reunión en Moscú no es sino la continuación de encuentros previos entre las autoridades rusas y nigerinas. En diciembre de 2023, por ejemplo, una delegación liderada por el viceministro de Defensa ruso aterrizó en Niamey para reunirse con Tchiani y proceder a la firma de documentos en el marco de una cooperación militar entre la República de Níger y la Federación Rusa. Al mismo tiempo, la junta tomó la decisión de descartar varios acuerdos relacionados con la seguridad que los gobiernos previos habían firmado con la Unión Europea. Una de las medidas tomadas entonces fue la de “retirar los privilegios e inmunidades otorgadas” dentro de la misión europea EUCAP Sahel Níger, que operaba en el país desde 2012; y no hace falta recordar que la junta militar también expulsó recientemente a las tropas francesas desplegadas en Níger para colaborar en la lucha antiterrorista.

El encuentro sostenido este martes tiene como objetivo estrechar la cooperación militar, comercial y energética con Rusia, aunque la delicada realidad del tablero internacional obliga a los nigerinos a diversificar sus alianzas en la medida de lo posible. Allí está Teherán esperando la próxima visita de Zeine. Una visita que llevan esperando desde hace más de trece años.

Porque fue en 2010 cuando medios franceses informaron de que el golpe de Estado que derrocó al general Mamadou Tandja provocó una desbandada de funcionarios iraníes de Niamey, igual que hacía años que se rumoreaba el interés de Irán por participar en la extracción del uranio nigerino. Rumores que se fortalecen al revisar la hemeroteca, y recordando una visita del primer ministro Hama Amadou a Teherán en 2002, durante el gobierno de Tandja. Entonces, como adelantándose a su tiempo, Amadou confirmó el apoyo de Níger al pueblo palestino (que se encontraba por aquellas fechas inmerso en la Segunda Intifada) y lamentó que “el régimen sionista persiga objetivos racistas”.

Mamadou Tandja fue derrocado, las visitas de los gobiernos nigerinos a Teherán se interrumpieron y no ha sido hasta la restauración de un régimen militar que las relaciones parecen haberse retomado. Tampoco deja de ser significativo que el encargado de retomar el contacto sea, precisamente, Ali Zeine, quien fuera el jefe de gabinete de Tandja. Aunque todavía es pronto para conocer los resultados de la próxima reunión entre las autoridades nigerinas e iraníes, la presencia de los ministros de petróleo y de comercio hacen entrever la posibilidad de que la extracción de uranio por parte de compañías francesas en suelo nigerino corra un riesgo inmediato. Irán ya había expresado en octubre y por boca de su ministro de Exteriores, Hussein Amirabdolahian, su deseo de estrechar relaciones con la junta militar de Níger en el ámbito político, comercial y tecnológico.

Previa a Irán será la visita a Turquía, un actor de creciente influencia en África y que busca ocupar los huecos que deja Europa tras de sí. El presidente Erdogan ya avisó este verano de que no apoyaría una posible intervención militar para restaurar el orden constitucional en Níger, al considerarla una manera de aumentar la inestabilidad de la región. Igualmente, señaló la intención de su gobierno de “mantener una relación positiva” con la nueva junta militar, en un discurso donde criticó la actuación de Francia a la hora de “oprimir” al continente africano.

Habría que sumarle el creciente número de acuerdos militares en forma de ayuda militar y entrenamiento que Turquía sostiene actualmente con la junta militar de Mali, así y como el desarrollo de la industria militar turca en el suelo africano. De sobra conocido es el interés de las juntas militares del Sahel por la compra de drones Bayraktar TB2 de fabricación turca. El medio Atalayar ya señaló que las exportaciones de armas turcas a África están viviendo un enorme crecimiento, al pasar de 83 millones de dólares en 2020 a 460 millones de dólares en 2021. Los acuerdos comerciales con Turquía en el ámbito militar ocupan a las naciones del Sahel pero también a Somalia, Togo, Nigeria y Etiopía, entre otros.

La delegación nigerina que visitará las naciones citadas durante los próximos días busca alternativas comerciales, alianzas sostenibles en el tablero internacional y nuevas formas de cooperación militar que sustituyan a Europa en la lucha contra el yihadismo. Todo ello sigue la senda que ya recorrieron previamente Mali y Burkina Faso, reintroduciendo a viejos actores (Irán) y reforzando a otros (Turquía), mientras Rusia prosigue su inexorable avance en sus relaciones con África.