El nuevo almirante de la Armada rusa se estrena con la misión de recuperar la iniciativa en el mar Negro

El nuevo comandante en jefe de la Flota rusa, Alexandr Moiseev, ha empezado este martes a ejercer la totalidad de sus funciones tras ser presentado oficialmente a sus hombres en un acto del que informaron las principales agencias de noticias rusas. Moiseev reemplaza así al hasta ayer responsable de la Flota, Nikolai Evmenov, confirmando un rumor que circulaba por el ministerio de Defensa ruso desde el pasado 10 de marzo.

Fue en esa fecha cuando se empezó a hablar de una reorganización de la Flota rusa tras los últimos éxitos de Ucrania en el mar Negro. El descontento en Moscú por la gestión de su antecesor en el cargo hizo que el propio presidente Vladimir Putin tomara personalmente la decisión de destituirle. Esas informaciones tampoco fueron desmentidas entonces por los portavoces del Kremlin, que se negaron a comentar nada sobre el tema. Según la ley rusa, el nombramiento de un nuevo comandante de la Flota rusa se debe refrendar mediante decreto presidencial.

El nuevo responsable de la Flota rusa tiene 61 años, se formó como submarinista y dirige la Flota del Norte desde 2019. Antes de llegar a puestos de responsabilidad, comenzó su carrera formándose como submarinista. En junio de 2011, Moiseev obtuvo su primer gran reconocimiento al ser nombrado subcomandante de las fuerzas submarinas de la Flota del Norte y en abril de 2012 se convirtió en su comandante. En 2013 fue ascendido a contraalmirante, cargo que compaginó, como diputado del Consejo de Diputados de Alexandrovsk, en la región de Murmansk, y en 2016 fue nombrado jefe de Estado Mayor de la Flota del Norte.

El 22 de noviembre de 2017 fue nombrado jefe Adjunto del Estado Mayor General de las Fuerzas Armadas de la Federación Rusa. Según su currículum, publicado por el ministerio ruso de Defensa, Moiseev ha sido condecorado en dos ocasiones con la Orden al Valor, así como con la Orden al Mérito Militar y la Medalla de la Orden «Al Mérito a la Patria», de segunda clase.

A Moiseev le espera todo un desafío, ya que, a diferencia de las fuerzas terrestres rusas, que recuperaron la iniciativa en el frente de Ucrania, la flota rusa tuvo que retirarse al mar Negro ante múltiples ataques de drones marítimos y misiles ucranianos. La insistencia del régimen de Kyiv en intensificar la ofensiva en ese frente cosechó algunos éxitos, al hundir o dañar numerosos barcos rusos y poder así reabrir un corredor marítimo que facilitase retomar la exportación de su grano.

A principios de marzo la marina ucraniana informó de la destrucción de «la patrullera rusa más moderna, el Sergei Kotov», que fue atacada por numerosos drones marítimos mientras la nave se encontraba cerca del estrecho de Kerch, que une Crimea con Rusia. Entre otras hazañas festejadas por Kyiv, Ucrania logró bombardear el cuartel general de la Flota del mar Negro en Sebastopol, Crimea, en septiembre del año pasado, algo que consiguió repetir. Durante la primavera de 2022, poco después de iniciarse el conflicto, Ucrania consiguió hundir el Moskva, considerado el buque insignia de la flota rusa.