Relaciones EEUU/Cuba

Un partido de béisbol para sellar la reconciliación

El presidente de Estados Unidos, Barack Obama (c), y su mujer Michelle Obama, y el presidente cubano, Raúl Castro (2d), observan el partido de béisbol disputado entre el equipo de Cuba y los Rayos de Tampa Bay
El presidente de Estados Unidos, Barack Obama (c), y su mujer Michelle Obama, y el presidente cubano, Raúl Castro (2d), observan el partido de béisbol disputado entre el equipo de Cuba y los Rayos de Tampa Baylarazon

Negocios, política, contacto con la gente y deporte. Barack Obama ha tocado todas las teclas posibles durante su visita a La Habana. Quizá la más emotiva para los isleños haya sido el partido entre la selección nacional de Cuba y los Rays de Tampa Bay, de las Grandes Ligas de EE UU, que puso ayer el broche de oro a la visita presidencial, demostrando que el béisbol puede ser el pegamento más eficaz para unir a cubanos y estadounidenses. Unas 50.000 personas acudieron al Estadio Latinoamericano invitados por el Gobierno cubano, representado por Raúl Castro en el palco y acompañado de Obama y las delegaciones de ambos presidentes. «Si no nos invitan a esto, les montanos una revolución. ¿Cómo si no? La pelota es nuestra pasión», dijo Yanet, una de las personas que trabajaban en la organización del viaje, unas horas antes de entrar al recinto.

El lanzamiento ceremonial corrió a cargo de los lanzadores cubanos Pedro Luis Lazo, máximo ganador de las Series Nacionales, y Luis Tiant, que jugó 19 temporadas en las Grandes Ligas del norte. En 1999 se jugó el primer partido entre un equipo norteamericano y otro cubano desde el triunfo de la Revolución en 1959. Fue en el mismo escenario pero con otro Castro en las gradas, Fidel. Aquel acontecimiento fue considerado como el primer capítulo de la llamada «diplomacia del béisbol».

El partido de ayer había despertado gran expectación en La Habana. Pero si había alguien especialmente emocionado ése era Dayron Varona, un pelotero que escapó hace tres años para cumplir su sueño de llegar a EE UU y jugar en la Liga Profesional de Béisbol. El domingo, Dayron se fundió en un abrazo con su familia en el aeropuerto de La Habana y ayer fue uno de los más coreados.

Hasta hace muy poco tiempo, el juego de pelota, como se le llama al béisbol en Cuba, ha sido una fuente de discordia entre ambos países porque los buenos jugadores se han fugado a EE UU en busca de mejores oportunidades. Se calcula que unos 150 peloteros se han escapado al norte en los últimos tres años. Pero el deshielo también ha llegado al deporte. Hace unos días, la Administración Obama autorizó a atletas y artistas cubanos a trabajar en EE UU con un visado y con un salario «que supere los gastos de subsistencia básicos», de esta manera, los peloteros de la isla podrán jugar en la Liga Profesional de Béisbol sin perder la nacionalidad y sin que el Gobierno cubano se quede con el 20% del salario. Durante años, el castrismo ha acusado a EE UU de alentar las deserciones de sus deportistas por vías ilegales, por eso, esta medida ha tenido una buena acogida en el régimen.