Nueva York

Obama pelea por el control del Congreso

El presidente de EE UU inicia un 2014 marcado por la búsqueda de apoyos en el Capitolio para aumentar el techo de la deuda y por las legislativas

El presidente Obama reactivó ayer su agenda política
El presidente Obama reactivó ayer su agenda políticalarazon

El presidente norteamericano, Barack Obama, regresó ayer a la actividad política después de dos semanas de parón navideño en Hawái. Este año que empieza está marcado por las elecciones de «mid-term» (mitad de legislatura) en las que se renueva la Cámara de Representantes y un tercio del Senado. El inicio de 2014 trae dos retos inmediatos para el presidente que medirán su habilidad para imponer su agenda en el Congreso.

En primer lugar, la Casa Blanca busca persuadir a los legisladores para restablecer las prestaciones a los desempleados y aumentar el techo de deuda. El Senado albergó ayer un voto inicial sobre un plan propuesto por la Administración Obama que amplía las extensivas prestaciones de desempleo. En segundo, el Gabinete del presidente trabaja duro para lograr en los próximos dos o tres meses un acuerdo en el Congreso para el aumento del techo de deuda y alejar para los próximos años otro precipicio fiscal. La Casa Blanca es consciente del daño que se causó a la imagen del país y por extensión del presidente con la crisis presupuestaria del pasado octubre. Los dos objetivos políticos mostrarán la capacidad de tejer acuerdos por parte de la Administración Obama y de acabar con la parálisis política. Todo con la vista puesta en las elecciones de mitad de legislatura, en las que Obama aspira a obtener el control de las dos Cámaras para poder dar rienda suelta a su agenda política. Sin embargo, los norteamericanos suelen utilizar estas elecciones legislativas como un contrapeso al poder presidencial y suelen decantarse por el partido en la oposición, lo que en este caso beneficiaría al Partido Republicano.

El desafío del presidente para hacerse con el voto de los norteamericanos en noviembre es por tanto mayúsculo. Y la presión, mayor. 2013 ha sido un año que se ha quedado en blanco para la lista de logros de Obama.

El principal objetivo electoral del presidente es ganarse la confianza de la denominada Generación del Milenio, los norteamericanos nacidos entre 1977 y 1995. Obama debe convencer a los votantes jóvenes de que su reforma sanitaria es la mejor posible. Más que nada porque, si rechazan inscribirse en los planes de cobertura médica y eligen pagar la multa, el coste de estos planes le será mucho más elevado para el resto de la población. De hecho, según un estudio realizado a finales de año en el Instituto de Política de Harvard, entre los votantes de entre 18 y 29 años, la imagen del presidente está dañada. No sólo no les convence la ley de reforma sanitaria, sino que tampoco están dispuestos a darse de alta en estos programas sanitarios. Y es que sólo un 39% reconoce estar a favor del denominado «Obamacare», mientras el 56% está en contra. Es más, el 44% cree que la calidad de la sanidad empeorará con esta nueva ley. Y sólo el 17% cree que mejorará.

La desafección política va más allá de la fallida reforma sanitaria. El 49% de los estadounidenses cree que el país va en mala dirección. Sólo el 14% considera que lleva el camino correcto. Los índices de aprobación del presidente han descendido en once puntos desde abril. Entonces, Obama descansaba con el favor del 54%. El Congreso y sus líderes tampoco disfrutan del apoyo popular. El 75% de los votantes está en desacuerdo con el portavoz de la Cámara de Representantes. el republicano John Boehner, que también salió muy perjudicado después de la pelea del Congreso de octubre. Tampoco está bien valorado el líder del Senado, el demócrata Harry Reid. El 52% de los jóvenes considera que se deberían cambiar todos los miembros del Congreso. Y se espera que descienda el voto negro. Obama tiene nueve meses para dar la vuelta a estos datos.