La OIEA alerta que Irán aumentó su producción de uranio enriquecido

El Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), la agencia nuclear de Naciones Unidas, informó este sábado que Irán aceleró el ritmo de producción de sus reservas de uranio enriquecido a 60%, nivel cercano al 90% para producir armas nucleares. La entidad señaló que no puede garantizar que el uranio que Irán enriquece se vaya a usar con fines pacíficos.

La República Islámica, que negocia desde hace varias semanas con Estados Unidos un nuevo acuerdo nuclear que limite sus capacidades, disponía el 17 de mayo pasado de 408,6 kilos de uranio enriquecido al 60%, lo que supone un aumento de 133,8 kg en los últimos tres meses, si se compara con los datos recopilados por los inspectores del OIEA en Irán el 8 de febrero.

En un informe restringido, al que pudieron acceder algunas agencias de noticias, el organismo de Naciones Unidas señala que "el aumento significativo de la producción y acumulación de uranio altamente enriquecido por parte de Irán, el único Estado no poseedor de armas nucleares que produce dicho material, es motivo de grave preocupación”.

Los expertos añaden que los técnicos iraníes tienen ya el conocimiento y la capacidad para dar el siguiente paso y empezar a producir uranio al 90%, el nivel necesario para un arma atómica. Para ello, solo tendrían que configurar de una forma especial las cascadas de centrifugadoras, las máquinas empleadas para producir ese combustible atómico.

La entidad además sostiene que la cooperación de Irán es "menos que satisfactoria”. Al respecto, el OIEA precisó que el país no contestó varias veces a las preguntas de los inspectores, lo que obstaculizó sus actividades de verificación en tres emplazamientos no declarados.

Actualmente, la cantidad de uranio enriquecido en poder de Teherán supera 45 veces el límite autorizado por el acuerdo nuclear de 2015, firmado entre Irán y las grandes potencias occidentales a cambio de un levantamiento de las sanciones económicas a Teherán. Ese acuerdo, sin embargo, quedó caduco en 2018, cuando Estados Unidos se retiró del pacto bajo el primer mandato del presidente Donald Trump.