Europa
Orban: "La inmigración lleva a más violencia contra las mujeres, homofobia y antisemitismo"
El primer ministro de Hungría pide centros de inmigrantes fuera de Europa y asegura que "el sistema de asilo de la UE no funciona"
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der leyen, ha arremetido contra la buena sintonía entre el ministro húngaro, Viktor Orban y Vladimir Putin y la gira emprendida por el primero para que termine cuanto antes la guerra en Ucrania. “Puede que los europeos tengamos diferentes historias y lenguas pero no hay ninguna lengua europea en la que la paz sea sinónimo de rendición o en la que la soberanía sea sinónimo de ocupación”, ha afirmado, ante los aplausos del hemiciclo europeo en Estrasburgo.
“Todavía hay quien culpa de esta guerra no al invasor sino al invadido. No a las ansias de poder de Putin, sino a la sed de libertad de Ucrania”, ha asegurado la política alemana para después recordar momentos especialmente sensibles de la historia europea. “¿Culparían alguna vez a los húngaros de la invasión soviética de 1956? ¿o a los checos y eslovacos por la represión soviética de 1968?”, ha preguntado de manera retórica. “El pueblo de Ucrania es un luchador por la libertad, igual que los héroes que liberaron a Europa Central y Oriental del dominio soviético”.
La presidenta de la Comisión Europea ha respondido con estas duras palabras al discurso pronunciado por Orban ante el hemiciclo europeo en Estrasburgo (Francia), centrado en las prioridades de la presidencia húngara que termina el próximo 31 de diciembre. Según el mandatario, Europa “necesita cambiar” ya que se encuentra ante el “periodo más grave” de su historia moderna.
Aunque el primer ministro ha centrado su intervención en otros temas como la lucha contra la inmigración ilegal o la pérdida de competitividad europea y no ha mencionado la guerra de Ucrania, la política alemana aun tenía frescas las palabras de Orban sobre la contienda pronunciadas el día anterior en rueda de prensa también desde la sede de la Eurocámara en la ciudad francesa.
“La intención húngara se centra en lograr un alto el fuego, porque estamos convencidos de que esa guerra no se puede ganar en el campo de batalla. Simplemente no se puede, ése es nuestro sentimiento”, había asegurado este martes el primer ministro húngaro. Según Orban, las dos partes creen que el paso del tiempo les beneficia y de ahí que ni Kiev ni Moscú tengan ninguna intención de sentarse a negociar.
El mandatario húngaro aprovechó la primera semana de la presidencia de su país del Consejo de la UE que comenzó el 1 de julio para emprender una gira internacional bautizada como “misión de paz”. Unos esfuerzos que le llevaron a recalar en Ucrania, Rusia, Pekín y hasta la residencia del Donald Trump en Florida y poner en cuestión la estrategia europea de apoyar a Ucrania ante las tropas invasoras de Vladimir Putin. Las promesas de Trump de terminar con la guerra en Ucrania en 24 horas suenan como música celestial para los oídos de Orban y de ahí que el primer ministro húngaro esté dispuesto a abrir “varias botellas de champán” si éste gana las elecciones el próximo 5 de noviembre, según aseguró este martes.
Lejos de retractarse, Orban ha utilizado su réplica a von der Leyen para asegura que la Revolución húngara de 1956 no tenía “nada que ver” con la situación de Ucrania respecto a Rusia y ha acusado a la Comisión Europea no comportarse como guardiana de los tratados sino haberse constituido en un “órgano político, un arma política”.
Gran parte del discurso inicial de Orban ha estado centrado el defender la lucha contra la inmigración ilegal a la que ha culpado del aumento de la homofobia, el antisemitismo y la violencia contra las mujeres que a su juicio se está sufriendo en la Unión Europea. Sus palabras han sido recibidas con abucheos por parte del hemiciclo, aunque sus partidarios han aplaudido. Al término de su discurso, eurodiputados de izquierdas han entonado la canción “Bella Ciao”, la canción popular italiana que se convirtió en un himno de la resistencia antifascista.
El primer ministro ha defendido la necesidad de poner en marcha centros de inmigrantes fuera de las fronteras europeas para procesar desde allí las solicitudes de asilo. Según Orban, éstas es la única manera de luchar contra la inmigración ilegal ya que “una vez que entra alguien en la frontera es imposible echarlo después tenga o no tenga permiso de residencia”. Por eso, ha abogado por que tan solo entren en el territorio europeo quienes tengan una autorización previa. Además, Orban también ha pedido a la Unión Europea que “apoye de manera significativa” a aquellos países con fronteras exteriores del club comunitario que son los encargados de protegerlas. Hungría boicoteó sin descanso el sistema de cuotas de reparto de demandantes de asilo durante la crisis de refugiados sirios del año 2015 y también votó en contra del nuevo paquete de inmigración y asilo aprobado hace unos meses y que intenta blindar las fronteras europeas para impedir la entrada de inmigrantes ilegales.
“Tenemos que asumirlo, no está funcionando el régimen de asilo en Europa”, ha sentenciado Orban quien ha abogado por cumbres periódicas de los países que pertenecen al espacio sin fronteras Schengen, a imagen y semejanza de los encuentros de máximo nivel durante la crisis de la moneda única y ampliar el sistema informático del sistema Schengen. Los mensajes de Budapest están calando en el club comunitario, ya que una carta suscrita por 17 países –Francia y Alemania entre ellos- defiende acelerar los retornos de inmigrantes ilegales.
Von der Leyen ha reaccionado a estas palabras culpando a Hungría de estar admitiendo en su territorio a ciudadanos rusos sin controles adicionales de seguridad.
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