Adhesión

Hungría da luz verde por fin a la entrada de Suecia en la OTAN

El país nórdico se convertirá en el 32º de la Alianza tras Finlandia

Suecia está cada vez más cerca de convertirse en el 32º miembro de la OTAN. El Parlamento húngaro ha dado luz verde durante la tarde de este martes, después de que Budapest se hubiera convertido en la última capital en dar su visto bueno, tras unas negociaciones plagadas de tensiones. La votación no deparaba demasiadas sorpresas ya que el partido en el Gobierno, presidido por Viktor Orbán, cuenta con dos tercios de los escaños. «La entrada de Suecia a la OTAN fortalece la seguridad de Hungría, por lo que pido que apoyen la propuesta», ha asegurado el mandatario en una breve intervención antes de los votos.

Suecia y Finlandia rompieron con décadas de neutralidad militar tras la invasión de Ucrania por parte de las tropas de Vladimir Putin y solicitaron de manera simultánea su adhesión en mayo de 2022, como modo de quedar resguardados bajo el manto protector de la cláusula de defensa colectiva de la Alianza. El todos para uno y uno para todos. Si bien en un primer momento fue Turquía el Estado que puso más obstáculos para el ingreso de los dos países, después ha sido Viktor Orbán el hueso duro de roer. Para que se produzca de facto la entrada de un nuevo miembro en la organización militar, se necesita la unanimidad de todos los aliados y en algunos casos esto implica la ratificación parlamentaria nacional.

Aunque en un primer momento la Alianza pretendía que los dos países nórdicos entraran de manera simultánea, los vetos de Turquía y Hungría (los dos únicos países aliados que no están enviando armas a Ucrania) hicieron que Finlandia tomara la delantera. El país nórdico se convirtió en el 31 miembro de la Alianza en abril de 2023, hace casi un año. Un paso que se produjo después de que Helsinki se comprometiera a la extradición de terroristas kurdos, solicitada por Turquía.

En el caso de Suecia, la quema de ejemplares del Corán emponzoño un proceso ya de por sí delicado y también acabó retrasando la luz verde de Ankara que finalmente se produzco hace un mes. Sabiéndose indispensable, Orbán ha llevado a cabo en el seno de la Alianza una estrategia muy parecida a la que suele seguir durante las negociaciones con sus socios europeos: vetar y tensar la cuerda justo hasta el final para conseguir algo a cambio. Unos modos que no han sorprendido demasiado a los miembros del club comunitario que también forman parte de la OTAN, pero sí al resto. Orbán primero protestó por el poco apoyo mostrado por Suecia en los expedientes que tiene abiertos el país magiar por lo que las instituciones europeas consideran una deriva autoritaria. Después, estos reproches parecen haberse disipado cuando la semana pasada los dos países llegaron a un suculento contrato militar por el que el país nórdico ha vendido cuatro cazas de fabricación nacional a Budapest.

«Estamos preparados para sumir nuestra responsabilidad en la OTAN», ha declarado el primer ministro sueco, Ulf Kristersson, tras conocer el resultado de la votación. El secretario general de la Alianza, Jens Stoltenberg, también se ha felicitado por este paso ya que «la membresía de Suecia nos hará a todos más fuertes y seguros». Tras la fumata blanca del parlamento magiar, esta ley deberá ser sancionada por el presidente del país. Después, Suecia debe enviar a Washington los documentos de adhesión. En todo caso, la OTAN celebrará su 75 aniversario en julio de este año con un miembro más.

La entrada de Suecia y Finlandia supone que el mar Báltico está ahora rodeado de miembros de la Alianza, lo que supone una amenaza geopolítica para Putin. Con la adhesión de los dos países nórdicos, la OTAN duplicará sus lindes con Rusia (Finlandia aporta 1.300 kilómetros). Hasta el momento, el país de Vladimir Putin tenía frontera con cinco países aliados –Polonia Estonia, Letonia y Lituania y Noruega– además de 49 kilómetros de límite marítimo con Estados Unidos. Pero ahora el aliento de Occidente está más cerca que nunca.

Al formalizar su solicitud de entrada, los dos países nórdicos negaron sus intenciones de albergar armas nucleares o tropas permanentes de la Alianza, pero en el futuro no se puede dar nada por sentado. En Finlandia, el nuevo presidente, Alexander Stubb, ha defendido durante la campaña electoral que puedan trasladarse al país armas nucleares. Aunque los dos países nórdicos eran conocidos por su neutralidad, lo cierto es que su aproximación a la Alianza ha sido progresiva en los últimos años. Antes incluso del comienzo de la guerra en Ucrania, participaban de las maniobras militares con la Alianza lo que ha facilitado el procedimiento exprés de entrada.