América Latina

La «paz total» de Petro se estrella contra la realidad en Colombia

La persistencia de secuestros y asesinatos en todo el país ensombrece el anuncio de alto el fuego del ELN

Una mujer y un niño entran a una casa marcada con un grafiti del grupo guerrillero del ELN en Cúcuta (Colombia)
Una mujer y un niño entran a una casa marcada con un grafiti del grupo guerrillero del ELN en Cúcuta (Colombia)Mario CaicedoAgencia EFE

El plan de alcanzar una «paz total» para Colombia de su presidente, Gustavo Petro, avanza a trancas y barrancas.El Ejército de Liberación Nacional (ELN), la más numerosa y violenta guerrilla aún activa, anunció el martes una tregua de seis meses que entraría en vigor el 3 de agosto para dar espacio a las negociaciones que impulsa Petro con el líder guerrillero.

El anuncio llegó en forma de comunicado del Comando Central del ELN, al que rápidamente respondió el ministro de Defensa, Iván Velásquez, que dijo que el Gobierno emitiría una orden para frenar toda acción ofensiva del Ejército contra los insurgentes.

Se trata de un nuevo intento por alcanzar el final de la violencia en un país que lleva décadas sumido en ella.El histórico acuerdo de paz con las FARC de 2016fue celebrado mundialmente y llevó al Nobel de la Paz a su principal artífice, el expresidente Juan Manuel Santos, pero ni mucho menos supuso el final de los asesinatos, secuestros y otros crímenes que martirizan al país, especialmente a sus habitantes más alejados de las zonas urbanas y en consecuencia también de la presencia del Estado.

Petro ha puesto toda la carne en el asador para llegar a un entendimiento con el resto de grupos criminales aún activos, empezando por el ELN, el más emblemático, pero el camino sigue plagado de obstáculos. Solo dos días antes del anuncio del último alto el fuego, el Ejército colombiano denunció que miembros del ELN habían secuestrado a una sargento y sus dos hijos en el departamento de Arauca, en el este del país. La semana pasada, un encuentro entre efectivos militares y miembros del ELN se saldó con seis guerrilleros muertos en el mismo departamento, fronterizo con Venezuela.

Solo en lo que va de año, 82 líderes sociales han sido asesinados y las masacres se cuentan por más de medio centenar. No todas son obra del ELN, pero este es considerado el único grupo guerrillero organizado que todavía opera en el país. Aun lejos de la magnitud que alcanzaron las FARC, sigue siendo una amenaza grave para la seguridad pública y considerado una organización terrorista por EE UU y la Unión Europea.

Fundado en 1964 bajo los ideales de izquierda que animaron a otros grupos guerrilleros latinoamericanos, el ELN contaba en 2022 con una significativa capacidad operativa y alrededor de 5.800 combatientes, según el último recuento de las autoridades.

Sus actividades se han mantenido especialmente intensas en las zonas fronterizas con Venezuela, donde, según insistentes denuncias cuentan con apoyo y refugio. Será en este país y bajo la mediación de Nicolás Maduro donde se lleven a cabo las conversaciones con el Gobierno colombiano, cuyo comienzo está previsto el 14 de agosto.

La paz con el ELN se ha convertido en un objetivo estratégico para Petro, una de sus grandes promesas que quiere ver cumplidas, toda vez que algunas de las reformas con las que sedujo a los votantes, como la de la salud, parecen haber encallado por la falta de una mayoría leal al presidente en el Congreso.

Pero, aun alcanzándose, la paz con el ELN no sería la «paz total» que promueve el presidente, él mismo un exguerrillero. Los colombianos se sorprenden cada día con las noticias que circulan en las redes de la actividad de las disidencias de las FARC, los grupúsculos que no aceptaron la desmovilización incluida en el acuerdo de paz y otra crisis ha estallado en la ciudad de Buenaventura.

Durante años uno de los epicentros de la criminalidad, la violencia y las rutas del narcotráfico en Colombia, sus habitantes habían vivido aliviados los últimos seis meses por una tregua alcanzada entre los grupos criminales que se disputan su control y el lucrativo negocio de los envíos de droga desde su puerto, el mayor del Pacífico colombiano. El Gobierno lo había declarado un «laboratorio de paz». Pero la frágil tregua saltó por los aires. Solo en mayo hubo 21 asesinatos y junio cerró con cinco muertos en enfrentamientos entre bandas en un solo fin de semana. La «paz total» parece todavía vislumbrarse lejos.