Sindicatos

Philippe Martinez: «No queremos cambiar de Gobierno, sino de política»

Philippe Martinez: «No queremos cambiar de Gobierno, sino de política»
Philippe Martinez: «No queremos cambiar de Gobierno, sino de política»larazon

El sindicalista de origen español mantiene un duro pulso con el primer ministro Valls por culpa de la reforma laboral.

«El hombre que quiere poner a Francia de rodillas», según titulaba recientemente «Le Figaro», no ceja en su empeño de hacer recular al Gobierno hasta que retire la reforma laboral. Asegura que entre él y el primer ministro no hay ningún pulso. Pero de este enfrentamiento entre Valls y Martinez saldrá un vencedor y un perdedor. El 26 de mayo no salió ningún periódico a la calle como represalia por no querer publicar una tribuna del líder cegetista, pero él explica inocentemente que fue «una decisión de los trabajadores».

–El movimiento va perdiendo fuerza. ¿Qué respuesta esperan en la huelga general del 14-J?

–El movimiento ha pasado muchas etapas: empezamos con manifestaciones el 31 de marzo, seguimos en abril con más o menos gente en la calle, y en mayo pasamos a la fase de manifestaciones y huelgas. Unas huelgas que se ven, porque no hay trenes, no hay gasolina... y otras donde pasa desapercibido un día en huelga, como en el sector del champán, donde hacen una huelga de 20 minutos diarios que lleva a que el 70% de la producción no salga, y de eso no habla nadie.

–¿Tienen intención de perturbar la Eurocopa?

–Las movilizaciones seguirán. El 14 de junio tendremos a mucha gente en la calle y habrá huelgas, pero no perturbaremos los estadios. El fútbol es una fiesta popular que gusta a muchos afiliados y a mí el primero. Pero lo que pensamos sobre la ley, lo seguiremos pensando en julio si no cambia el Gobierno.

–¿Cómo resiste los ataques?

–Cuando el presidente de la patronal dice que los militantes de la CGT son terroristas, no pienso que se pueda ir más allá con lo que hemos vivido en 2015. En el atentado contra «Charlie Hebdo» y el Bataclan han muerto compañeros. Algunos en la Prensa hablan de nosotros como demonios. En «Le Point» nos comparan con el Daesh. En este país falta pluralidad de opiniones y es una pena para la democracia francesa. Hasta recibimos amenazas de muerte. Para algunos es más fácil hablar de terroristas que debatir sobre el fondo del problema.

–Estas movilizaciones parecen un pulso entre usted y Valls.

–¿Entre Castilla y Cataluña? Fuera de bromas, el problema es la ley. Nosotros no queremos cambiar de Gobierno, queremos cambiar de política. Cambiar de primer ministro y poner otro que haga lo mismo no vale la pena. Lo que ocurre es que el año que viene hay elecciones presidenciales en Francia y en el Partido Socialista hay muchos que quieren ser candidatos, y centran el debate en saber quién será el más fuerte. No quieren hablar de la ley, sino adoptar posturas para mostrar quién tiene más músculo. El presidente de la República, cuando era candidato, dijo que su enemigo eran las finanzas, no los trabajadores ni la ley sobre el trabajo, que quería el diálogo social. ¿Y qué hace? Lo contrario. En 1936 hubo huelgas, pero para apoyar al Gobierno para realizar las reformas. Hoy tenemos huelgas en contra del Gobierno. Por primera vez en la historia de Francia, hay un movimiento social contra un Gobierno de izquierdas.

–Sin esperar una retirada de la ley, ¿hasta dónde cederían para cesar las protestas?

–En el proyecto de ley hay cinco o seis artículos que modifican fundamentalmente la ley, sobre los que hicimos unas propuestas en noviembre, pero no hemos tenido contacto con el Gobierno. Están organizando un «dumping» social, no entre países, sino entre empresas. También quieren que el número de trabajadores cubiertos por un convenio vaya disminuyendo. Además, están inventando el referéndum de empresa con una mayoría del 30%, por encima de lo que digan los sindicatos, que tienen una representación del 50%.

–Tampoco los sindicatos representan a todos los trabajadores.

–En Francia, cada cuatro años hay elecciones sindicales, no se vota tanto como antes, pero hay un voto y el resultado es la democracia.

Sin embargo, el secretario general del otro sindicato mayoritario, la CFDT, Laurent Berger, está a favor de esos referendos.

–En Francia, hay cinco sindicatos representativos y tres estamos en contra de la ley. Berger piensa que en este mundo que no va bien hay que limitar los daños para los trabajadores. Pero nosotros pensamos que si se mira para abajo, a lo menos malo, acabaremos todos peor.

¿No es necesaria esta reforma?

–Es la voluntad de Bruselas de que se haga una reforma laboral en todos los países para que desaparezcan los convenios y se impongan las negociaciones por empresa.

–La violencia que se ha ido generando: el ataque a las sedes del Partido Socialista, tirar huevos al ministro de Economía. A usted se le responsabiliza de este clima.

–Yo no he tirado huevos. Hace tres meses que dura la movilización con muchas mentiras del Gobierno y la patronal. Hemos visto violencia en las manifestaciones: de la Policía, que recibía órdenes, y de los alborotadores, que hacían lo que querían sin que pasase nada. Cuando ves a gente con cascos, mochilas con cristales, guantes con picos... no sé cómo la Policía no les impedía venir a las manifestaciones.