Consejo Europeo

La UE reclama «pausas humanitarias» en Gaza

La división entre los Veintisiete impide una declaración a favor de un alto el fuego. Los líderes europeos reiteran el derecho de Israel a defenderse

Los jefes de Estado y de Gobierno de los Veintisiete han intentado enviar un mensaje unívoco sobre el conflicto en Oriente Medio, tras unas semanas convulsas en las que la capacidad de la Unión Europea de demostrar determinación y firmeza y convertirse en un actor global han sido seriamente cuestionadas por las divisiones entra las capitales y las contradicciones entre los propios cargos comunitarios.

La UE ha centrado sus esfuerzos en pedir que la ayuda humanitaria pueda llegar a los civiles de Gaza, ya que mientras continúen los bombardeos resulta imposible que el paso en Egipto de Rafah pueda estar abierto el suficiente tiempo para auxiliar a los dos millones de personas que viven en la Franja, a la vez que esto facilitaría también la liberación de los rehenes judío secuestrados por Hamás. Antes de la guerra, llegaba al país 100 camiones diarios mientras que ahora tan sólo lo hacen 20, cuando las necesidades se han disparado. A eso se une que la falta de electricidad y combustible hace que las maquinas desaladoras no puedan funcionar y la población sufra de falta de agua potable. La Unión Europea ha triplicado su ayuda humanitaria a Gaza hasta alcanzar los 75 millones de euros, pero no está llegando.

Aunque todas las cancillerías europeas están a favor de diferenciar a los terroristas de Hamás del pueblo palestino que debe ser protegido, las diferentes sensibilidades hacen que el club comunitario se haya enredado en sus típicas tribulaciones para encontrar la expresión adecuada. Aunque la ONU ha defendido la necesidad de un “alto el fuego” que permita llegar la ayuda, esta expresión ha chocado con algunos países como Alemania, Austria, Italia o la República Checa. Para estos Estados esta fórmula puede interpretarse como un cuestionamiento de la capacidad de Israel a defenderse e incluso poner en el mismo lugar al Estado de Israel y una organización terrorista. “Todas las fantasías de altos el fuego o el cese de las hostilidades han llevado al fortalecimiento de Hamás”, ha asegurado a su entrada a la reunión este jueves el canciller austriaco Karl Nehammer que visitó Israel el jueves.

Aunque algunos países como España o Irlanda han respaldado la postura de la ONU, finalmente han ido cambiando de posición para facilitar el acuerdo. “Como primer ministro de España, me gustaría ver un alto el fuego con propósitos humanitarios”, ha asegurado Pedro Sánchez para después matizar que “si no tenemos esto, al menos una pausa humanitaria para canalizar toda la ayuda humanitaria que la población palestina necesita de manera urgente”.

“No me importa cómo lo llamemos”, ha asegurado el primer ministro de Luxemburgo Xavier Bettel para quien lo importante es que “cada día hay personas que están muriendo , niños que están muriendo, mujeres que están muriendo y que no tienen nada que ver con la guerra”.

En la misma línea, el primer ministro irlandés también ha defendido la necesidad de que la UE no se enfangue en disquisiciones absurdas. “No estoy obsesionado con el lenguaje que utilizamos”, ha declarado Leo Varadkar a la vez que hacia notar el peligro de que una parte esté dispuesta a garantizar el alto el fuego, pero Hamás se oponga.

En los diferentes textos de conclusiones, se estaban barajando expresiones como “pausa humanitaria”, “pausas humanitarias” , “ventanas humanitarias” o “corredores y pausas humanitarias”.

Unos malabares diplomáticos que, aunque algo ridículos para el no entendido en la materia, esconde posiciones muy diferentes a la hora de abordar el conflicto. Finalmente, la fórmula ganadora ha sido la solicitud de “corredores humanitarios y pausas para necesidades humanitarias”. Una expresión prácticamente calcada a la utilizada por Estados Unidos. El texto de conclusiones acordado también “enfatiza fuertemente el derecho a defenderse en línea con la ley internacional y la ley internacional humanitaria” de Israel y asegura que la utilización por parte de Hamás de los civiles como escudos humanos como una “atrocidad particularmente deplorable”.

A pesar de estos consensos básicos, los matices siguen presentes. Si bien un grupo de países defiende el carácter democrático del Estado de Israel, otros son partidarios de recordar una y otra vez al Gobierno de Benjamin Netanyahu la necesidad de respetar el derecho internacional y que su capacidad de respuesta sea proporcionada.

Fuentes diplomáticas francesas se mostraban en contra de la utilización de “alto el fuego”, aunque sea con motivos sólo humanitarios, al entender que esto conlleva pedir a Israel que cese los bombardeos y cualquier ofensiva terrestre, tal y como parece que va a acabar ocurriendo. Cualquier eufemismo a favor de una expresión que permita la reanudación de los bombardeos es bienvenida por el Elíseo.

“Israel es un Estado democrático, al que le guían muchos principios democráticos y por eso se puede estar seguro de que el Ejército israelí, en todo lo que haga, tendrá en cuenta las normas derivadas del Derecho Internacional. No tengo ninguna duda”, ha asegurado el canciller Olaf Scholz, en lo que supone la postura tradicional alemana de defensa el Estado judío por fantasmas históricos.

“Reconocemos el derecho de Israel a la defensa militar y destrozar la amenaza que supone Hamás, pero no podemos confundir a Hamás con el pueblo palestino y toda la población de Gaza”, ha asegurado el primer ministro portugués António Costa para quien “resulta vital crear condiciones para que la ayuda humanitaria pueda llegar. No puede estar bloqueada por las acciones militares”. “Las imágenes y el sufrimiento que estamos presenciando en la franja de Gaza es inaceptable”, ha asegurado también Sánchez dentro del grupo con un tono más beligerante respecto a las acciones de Israel.

El presidente chipriota, Nicos Christodoulides, ha ofrecido el puerto de Limassol para que pueda llegar al ayuda humanitaria a Gaza a través del mar a la vez que ha pedido a la UE una mayor implicación internacional.