Defensa

Podía lanzar bombas y asustar al enemigo con una potente sirena: así era el Ju 87 Stuka de la Alemania nazi

El temible Junkers Ju 87 Stuka, un bombardero en picado de la Alemania nazi, se ganó un lugar en la historia por su inusual y aterrador sistema de sirenas que sembraba el pánico

El Ju-87 Stuka obtuvo el primer derribo en combate aire-aire de la Luftwaffe en la Segunda Guerra Mundial
El Ju-87 Stuka obtuvo el primer derribo en combate aire-aire de la Luftwaffe en la Segunda Guerra MundialLa Razón

El Junkers Ju 87 Stuka, un bombardero en picado de la Alemania nazi, se erigió como uno de los aviones más singulares de la Segunda Guerra Mundial. Diseñado para atacar con precisión desde las alturas, este aparato fue concebido para generar un efecto psicológico notable en el adversario, aparte de su capacidad destructiva.

Su desarrollo, en un periodo de efervescencia tecnológica en la aviación militar, buscó la superioridad aérea y el ataque terrestre eficaz. Así, el Stuka surgió a principios de los años 30 como respuesta innovadora a exigencias operacionales. De hecho, su historia es verdaderamente de calado, marcando un antes y un después en las tácticas de bombardeo y la evolución del poder aéreo desde sus albores.

La característica que distinguió al Stuka fue, sin duda, su inconfundible sistema de sirenas, las populares "trompetas de Jericó". Su función era táctica —advertir del ataque inminente— y psicológica —sembrar el terror—. Integradas en las patas del tren de aterrizaje, emitían un sonido estridente durante los picados.

Su peculiar 'trompeta' y bautismo de fuego en España

El Ju 87 Stuka vio su primera acción en la Guerra Civil Española (1936-1939). Estos bombarderos prestaron un servicio considerable a las fuerzas sublevadas. Con una velocidad modesta (apenas 390 kilómetros por hora), su precisión al atacar fortificaciones y columnas enemigas demostró ser de gran valor.

Gracias a la experiencia en España, se realizaron mejoras sustanciales en el diseño del Stuka, permitiendo su entrada inmediata en la II Guerra Mundial. Así pues, tuvo una participación notable en la campaña de Polonia (septiembre de 1939) y en las ofensivas que culminaron con la rendición de Francia (junio de 1940).

El ruidoso bombardero continuó su andadura bélica en 1941, con operaciones de calado en Yugoslavia, Grecia e intensamente en la invasión de la Unión Soviética (Operación Barbarroja). En el frente oriental, fue constante y efectivo en apoyo cercano y retaguardia.

No obstante, con el avance de la contienda, la utilidad del Stuka comenzó a declinar. Los nuevos cazas aliados superaban a los lentos bombarderos alemanes en velocidad y maniobrabilidad. Por lo tanto, el Stuka necesitaba una protección aérea constante para operar, lo que limitó su eficacia.

Tras el final de la Segunda Guerra Mundial, la mayor parte de los Junkers Ju 87 Stuka fueron desguazados. Hoy en día, solo dos unidades se conservan: una en el Museo de la RAF en Londres y otra en el Museo de la Ciencia y la Industria de Chicago. Así pues, perpetúan el legado de un avión que, con su sonido, marcó una era.