La Policía allana y registra la casa de la presidenta de Perú en busca de sus relojes de lujo

Lucir unos lujosos Rolex y no dar cuenta de su procedencia ha puesto en graves aprietos a la Presidenta de Perú, Dina Boluarte. Cerca de la medianoche, la Fiscalía y la Policía peruanas allanaron su vivienda con el fin de incautar tres lujosos relojes y en la busca de nuevas pruebas en el marco de la investigación preliminar que se le abrió el 18 de marzo por presunto enriquecimiento ilícito y omisión de declarar en agravio del Estado.

En las imágenes mostradas por medios locales, que empezaron a transmitir en directo de este hecho sin precedentes, se ve cómo agentes de la División de Delitos de Alta Complejidad (Diviac) de la Policía Nacional rompen la cerradura e ingresan junto a un equipo de fiscales a la vivienda de la jefa de Estado peruana tras haber tocado el timbre de la casa y no ser atendidos. Pero la presidenta no se encontraba ahí, sólo uno de sus hijos. Cerca de las 4:30 de la madrugada, el equipo de fiscales y policías se retiró de la vivienda. Uno de los agentes portaba una caja, sin embargo, no confirmó si se trataba de los Rolex y otras joyas de lujo que están bajo la lupa. De inmediato se dirigieron hacia la residencia de Boluarte en el Palacio de Gobierno para continuar con otra orden de allanamiento.

El primer ministro, Gustavo Adrianzén, había confirmado que la presidenta se encontraba en su residencia oficial. Hasta el momento, ni la Fiscalía ni Boluarte han dado detalles de las intervenciones. Entretanto, desde el Congreso de la República algunos parlamentarios señalaron contar con las firmas suficientes para solicitar la vacancia presidencial «por incapacidad moral», un mecanismo que se ha venido usando desde hace algunos años y que ya sacó de Palacio de Gobierno sin que concluyan sus mandatos a los expresidentes Pedro Pablo Kuzcinzky y su sucesor –que habia sido su vicepresidente– Martín Vizcarra por corrupción. El último mandatario en ser vacado por el Congreso fue el izquierdista Pedro Castillo por su intento de golpe en el año 2022, al pretender cerrar el Congreso de la República.

El vía crucis de Boluarte, quien en el 2022 se vio en el sillón presidencial en su calidad de vicepresidenta tras ser destituido Castillo, empezó hace poco más de dos semanas atrás. La presidenta fue puesta contra las cuerdas por una revelación periodística de «La encerrona», un podcast de investigación política que dio cuenta, tras revisar cientos de fotografias de eventos públicos, que la mandataria peruana lució en los últimos meses cerca de veinte relojes de alta gama, entre ellos al menos tres rolex valorizados en más de 15.000 dólares cada uno. Lo que podría considerarse una frivolidad está a punto de costarle el cargo. Preguntada por la prensa, Boluarte señaló contradictoriamente que «todo era fruto de su esfuerzo y trabajo» y que «eran joyas de antaño».

La Unidad de Inteligencia Financiera ( UIF) revelaría días después una serie de depósitos bancarios en los últimos años en las cuentas de Boluarte de origen sospechosos por más de 300.000 dólares. Mientras que el diario «La República» detectó que, además de los relojes, Boluarte había lucido una lujosa pulsera de Cartier de 200.000 dólares, joya que al igual que los Rolex tampoco ha declarado pese a estar obligada.

Frente a estos indicios de presunto incremento patrimonial y enriquecimiento ilícito, el fiscal general, Juan Carlos Villena, decidió abrir investigaciones preliminares que incluía entre las diligencias los testimonios de Boluarte y la exhibición de los relojes. Sin embargo, esta semana el fiscal a cargo de las pesquisas declaró ante una comisión investigadora del Congreso que la presidenta se había declarado «en rebeldía».

En la víspera del allanamiento, el semanario «Hildebrandt en sus trece» reveló que, en base a fuentes del entorno presidencial, había encargado a su personal conseguir varias réplicas falsas de Rolex para despistar a la Fiscalía.