Socios y rivales

Polonia dejará de suministrar armas a Ucrania para «modernizar» su Ejército

La crisis del grano pone en entredicho el respaldo a Kyiv de Varsovia, que detendrá las ayudas a los refugiados ucranianos en 2024

Stockholm (Sweden), 13/02/2023.- Polish Prime Minister Mateusz Morawiecki during a press conference with Swedish Prime Minister Ulf Kristersson after their meeting in Stockholm, Sweden, 13 February 2023. The meeting was focused on security policy and European support for Ukraine. (Polonia, Suecia, Ucrania, Estocolmo) EFE/EPA/ANDRZEJ LANGE POLAND OUT
El primer ministro polaco, Mateusz Morawiecki ANDRZEJ LANGEAgencia EFE

La disputa comercial entre Ucrania y Polonia por las exportaciones de grano y otros productos a Europa ha abierto una brecha diplomática en la que, hasta ahora, parecía una alianza fuerte y duradera en contra de su enemigo en común: Rusia. Después de tres días de recriminaciones a ambos lados de la frontera, el primer ministro polaco, Mateusz Morawiecki, escaló el contencioso afirmando que su Gobierno «no enviará más armas para abastecer a las tropas ucranianas».

El premier polaco arguyó que, impulsado por la amenaza del Kremlin, este cambio radical se debe a que «hay en marcha un plan de modernización militar con el que nos armaremos con los equipos más avanzados», según declaró en la televisión Polsat. Más aún, Morawiecki aseguró que su objetivo es convertir el Ejército de su país en el más moderno y avanzado de Europa en los próximos años, motivo por el que ya ha aumentado el porcentaje del PIB para el gasto en Defensa por encima del 3%.

No obstante, la justificación del líder polaco parece poco creíble ya que llega en el peor momento de las relaciones entre ambos países, tal y como confirmó el pasado jueves el principal portavoz del gobierno, Piotr Mueller, cuando afirmó que Varsovia solo proporcionará suministros de municiones y armamentos previamente acordados, a la vez que, refiriéndose al choque comercial, hacía hincapié en «la serie de declaraciones y gestos diplomáticos absolutamente inaceptables por parte de Ucrania».

Asimismo, Müller quiso hacer patente que «durante los primeros meses de la guerra, cuando otros países de la UE hablaban de apoyo, Polonia suministró tanques, vehículos blindados, aviones y municiones que fueron clave para repeler el ataque de Rusia». Sin embargo, gran parte de dicho abastecimiento se llevó a cabo con material de la era soviética que permanecía en los almacenes del Ejército polaco, el cual podría haber llegado a su fin.

La crisis del grano

El anuncio, el pasado 15 de septiembre, de que la Comunidad Europea no ampliaría las restricciones a las importaciones de productos agrícolas de Ucrania se dio de bruces con la firme oposición de Polonia, Hungría y Eslovaquia, que desafiaron a la Unión Europea anunciando la introducción de restricciones unilaterales que han llevado al gobierno de Kyiv a presentar una demanda ante la Organización Mundial del Comercio (OMC).

«Los oligarcas ucranianos han introducido su grano barato en el mercado polaco sin considerar las consecuencias que esto tendría entre los agricultores polacos», indicó Morawiecki, los cuales se han visto obligados a bajar sus precios. Por ello, y contradiciendo a la Comisión Europea (CE), las autoridades comerciales polacas han prohibido la importación del grano ucraniano.

Por su parte, la CE envió el miércoles una solicitud escrita a Polonia, Hungría y Eslovaquia para asegurarles que, de acuerdo con la legislación de la UE, «actuará en los procedimientos de la OMC iniciados contra los Estados miembros», según informó el Financial Times. No obstante, la Comisión insistió en que a los países de la Unión «no se les permite tomar medidas unilaterales sobre el comercio», y que está «evaluando la situación que es jurídicamente compleja».

La crisis del grano representa el primer conflicto abierto entre Ucrania y sus vecinos, hasta el punto de que el Gobierno de Volodimir Zelenski está dispuesto, en plena guerra, a imponer una prohibición a las importaciones de ciertos productos de Polonia, Eslovaquia y Hungría. Algo que, sin duda, supondría un nuevo escollo para su posible integración en la UE.

Esperanza y amenazas

A última hora del jueves, el ministro de Política Agraria y Alimentación de Ucrania, Mykola Solskyi, aseguró haber mantenido una conversación telefónica con su colega polaco, Robert Telus, con el objetivo de encontrar una solución aceptable para todos, según informó el Ministerio en un comunicado. «Las partes confirmaron las relaciones estrechas y constructivas que han demostrado repetidamente y acordaron reunirse para desarrollar una opción de cooperación en cuestiones de exportación en un futuro próximo», informó el Ministerio ucraniano.

Todavía no hay una fecha firme para las negociaciones, pero se espera que tengan lugar en los próximos días. La posición de Varsovia ha quedado clara en boca del ministro polaco para asuntos de la UE, Szymon Szynkowski: «La agricultura ucraniana puede tener acceso a los mercados europeos, pero no de forma que amenace a nuestros agricultores». En caso contrario, Szynokowski sacó a relucir una amenaza velada: «Las acciones de Ucrania causan impresión en la opinión pública polaca, sin cuyo apoyo tendríamos que reducir nuestra asistencia». Más aún, Varsovia se mostró dispuesta a ampliar la lista de importaciones prohibidas si Kyiv «intensifica el conflicto».

Por otro lado, la campaña electoral del partido gobernante en Polonia, el ultraderechista PiS (Ley y Justicia), para los comicios del próximo 15 de octubre, también están jugando un papel en el enturbiamiento de las relaciones con el Estado vecino en guerra. «Nos encontramos en una situación en la que los intereses de la campaña nos llevan a cometer un error tras otro en nuestras relaciones con Ucrania», según declaró a la prensa local el expresidente Aleksander Kwasniewski (1995-2005).

En este sentido, y ahondando en la crisis diplomática, el Gobierno polaco informó el miércoles que, próximamente, cancelará las ayudas a los más de 1,5 millones de refugiados ucranianos asentados en sus fronteras, para los que ya ha destinado alrededor de 15.000 millones de euros. «La exención de los requisitos de permiso de residencia y trabajo, el acceso gratuito a las escuelas, la atención médica y las prestaciones familiares, no se ampliarán en 2024», explicó Müller al canal Polsat, haciendo así caso omiso al reciente ofrecimiento de la CE para ampliar la protección temporal de los refugiados del 4 de marzo de 2024 al 3 de marzo de 2025.