Inmigración
EE UU se prepara para una avalancha de inmigrantes
Miles de «sin papeles» aguardan en la frontera sur a que el jueves expire el Titulo 42, que permitía expulsarlos directamente por la emergencia sanitaria del coronavirus
Las ciudades fronterizas entre Estados Unidos y México se preparan para la llegada de una avalancha de migrantes indocumentados a partir del próximo 11 de mayo, cuando se espera que termine el Título 42. Se trata de una política migratoria impuesta por el expresidente Donald Trump durante la pandemia que permitía a las autoridades estadounidenses rechazar inmediatamente a ciertos inmigrantes, en teoría, en nombre de la salud pública del país. El próximo jueves se pone fin a la emergencia nacional y de salud pública en respuesta a la pandemia por COVID 19 en todo el país, y por tanto también termina oficialmente esta disposición legal.
Miles de inmigrantes han estado congregándose a las puertas de la frontera sur esperando que terminase el Título 42 para entrar al país. La mayoría proceden de Venezuela, aunque también hay hombres, mujeres y niños llegados de Guatemala, Ecuador, Cuba y Colombia. Estados Unidos ha tratado de disuadirlos, colaborando con Colombia y Guatemala donde ha establecido centros regionales de procesamiento para que los extranjeros puedan pedir asilo y así evitar que inicien la agotadora y peligrosa travesía a través de Centroamérica y México, pero eso tampoco está funcionando y las calles de las ciudades fronterizas se siguen llenando de migrantes en busca del llamado sueño americano. Todos ellos confían en que, a partir del jueves, si logran entrar al país podrán solicitar asilo ante un juez de inmigración en vez de ser deportados inmediatamente como había ocurrido hasta ahora. Por eso los expertos aseguran que de 7.000 cruces diarios que se estaban registrando hasta el momento, se pasará a más de 10.000 al día la próxima semana.
Sin embargo, en contra de lo que muchos creen, acceder al país va a ser más difícil, ya que los cruces irregulares serán castigados bajo regulaciones más estrictas, como por ejemplo la llegada del Título 8. Esta disposición sustituirá a la 42 y establece mayores sanciones para quienes reincidan en su intento de acceder al país. Además, la Casa Blanca ha anunciado que enviará 1.500 soldados para apoyar en las tareas administrativas, que se unirán a los 2.500 agentes de la Guardia Nacional que ya están allí. El portavoz del Pentágono, Pat Ryder, explicó ante los medios esta semana que el motivo de enviar soldados en activo, y no en la reserva como en otras ocasiones, es para ¨prepararse¨. Ryder ha asegurado que se concentrarán en tareas administrativas y no tendrán contacto directo con los inmigrantes. Las tropas ¨no realizarán funciones de aplicación de la ley, ni interactuarán con inmigrantes. Esto liberará a los agentes de la Patrulla Fronteriza para que realicen sus funciones¨, indicó la portavoz de la Casa Blanca, Karine Jean- Pierre.
El Título 42 ha permitido más de 2,7 millones de expulsiones de migrantes desde que entró en vigor en 2020 bajo el mandato del expresidente Donald Trump con el pretexto de proteger la salud pública del país. Demócratas progresistas detractores de esta disposición migratoria, celebran que se termine porque aseguran que estaba impidiendo que muchos inmigrantes solicitaran asilo cuando llegan a suelo estadounidense, un derecho legal que les pertenece. Por su parte, los republicanos creen que se trata de una herramienta muy útil para controlar la frontera y han abogado en vano por convertir este título en ley para que pudiera utilizarse una vez terminara la pandemia.
El despliegue en la frontera de soldados, que forman parte del Ejército y del cuerpo de Marines, se realizará el próximo miércoles, un día antes del fin del Título 42, y permanecerán allí, de
momento, durante 90 días. El camino hasta aquí no ha sido fácil. Hasta mediados del 2022, la administración Biden defendió esta disposición migratoria asegurando que era necesaria para contener el coronavirus a pesar de que contradecía a los expertos en salud. Cuando en abril del pasado año los CDC (Centros para el Control y Prevención de Enfermedades) dijeron que esta forma de expulsar inmigrantes del país no tenía ninguna base de salud pública, la Casa Blanca anunció el fin del Título 42, pero en los últimos meses se habían encontrado con muros legales que le habían impedido terminarlo.
Mientras tanto, aunque separadas por miles de kilómetros de la frontera, el fin del Título 42 va a traer consecuencia también para Nueva York y otras ciudades demócratas a las que en los últimos meses han llegado autobuses llenos de migrantes indocumentados procedentes de Texas y Arizona. De hecho, el alcalde neoyorquino, Eric Adams, aseguraba esta semana que el gobernador texano Greg Abbott había empezado a enviar de nuevo autobuses a la Gran Manzana y lo acusaba de racista. El demócrata Adams también mostraba su descontento con la administración Biden en relación con las políticas de inmigración que según él no abordan de manera adecuada los desafíos que están enfrentando ciudades como la suya. El alcalde se queja de que Nueva York gasta $10 millones de dólares diarios en inmigrantes para vivienda, atención médica y servicios sociales que están saturados desde hace varios meses. Hace tiempo que pide ayuda económica, recursos y apoyo federal, pero desde Washington poco está llegando. La ciudad ahora se prepara para otra ola inmigrantes, sin saber bien cómo va a gestionar esta crisis humanitaria.
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